Politiqueos

14/07/2018 - 19:37 Marta Velasco

Deseamos que nuestros políticos no hagan negocios con dinero público. Deseamos una televisión sin sectarismos.

 No me queda más remedio, viendo lo que veo, que ocupar esta columna con un poco de política. En Madrid, capital de España, estoy descontenta con la alcaldesa Carmena, antaño compañera de facultad. Entonces la teníamos en alta estima como todo lo que viniera por la izquierda, pero ahora, con ese equipo multidisciplinar y antisistema, todas sus iniciativas nos sorprenden por caprichosas e inútiles. Hace días, paseando por Recoletos, los municipales escoltaban a una treintena de ciclistas desnudos… Vamos a ver: ¿Los de los huevos rotos sobre el sillín tienen más derecho a dificultar la circulación y a utilizar escolta municipal que el resto de los ciudadanos? Debo decir que a la mayor parte de los estupefactos espectadores no les satisfizo la performance. Me pregunto: Si yo saliese a la calle desnuda, pero con bolso ¿tendría derecho a escolta municipal para que no me molestasen los machistas y no me robasen el bolso los ladrones?

Todo esto es doloroso para el madrileño que no es de Podemos o afines. Los demás madrileños y todos los españoles somos más bien de Deseamos. Deseamos orden, limpieza en las calles, presencia policial; deseamos buena educación en nuestros representantes, los deseamos vestidos correctamente para representarnos; deseamos más plazas hospitalarias, más médicos y más quirófanos, deseamos residencias dignas para los ancianos. Deseamos que no haya okupas en nuestros edificios, ni ladrones en el metro; deseamos niños bien educados por sus padres y enseñados en sus escuelas por profesores bien formados. Deseamos que nuestros políticos no hagan negocios con dinero público. Deseamos una televisión sin sectarismos. Deseamos que, aunque nuestro equipo no gane el partido, no se pite el himno nacional ni se abuchee al Rey de España en un estadio español. Deseamos respeto.

Hace años conocí a una señora que estaba enfadada porque en verano tenía una verbena debajo de su ventana que no la dejaba dormir. Un día se arregló, se puso el traje de fiesta y los tacones y se fue a ver al alcalde, al que abordó en la puerta del Ayuntamiento. Él, sorprendido, la escuchó amablemente y le dijo que era verano, que tenían permiso y que no podía hacer nada. Y ella indignada le contestó: “Pues si usted no puede hacer nada, no se ponga, se quite y se ponga a trabajar”

Los de Deseamos, o sea, todos, estamos hartos de los mandatarios que, teniendo obligación de salir a defender nuestros símbolos nacionales, no lo hacen, unos por cobardía y otros porque deben enormes y decisivos favores. Los españoles sentimos que se gobierna contra nosotros, una mayoría que no debe nada y que resulta perjudicada. Pedir favores pertenece al ámbito privado y los votos no se venden, se consiguen de los ciudadanos. Porque un presidente del Gobierno de España no tendría que sentirse obligado a pagar nada a nadie y menos a unos terroristas condenados y a unos separatistas que pretenden acabar con la Soberanía Nacional. Si no puede gobernar con libertad, no se ponga, se quite, señor Sánchez.