Prescindible

02/05/2014 - 23:00 Javier del Castillo

La agenda de Aznar vuelve a adquirir un protagonismo innecesario dentro del Partido Popular. El expresidente del Gobierno no asistió al Congreso de Valladolid por problemas de agenda y ahora no participará en los mítines de la campaña europea encabezada por Miguel Arias Cañete por razones también de agenda. Al menos, eso es lo que él dice. Primero se queja de que nadie se haya acordado de él para participar en las europeas y luego, cuando la dirección del partido trata de subsanar el error, les contesta que ya no hay huecos en su apretado programa de conferencias, coloquios, presentaciones y demás eventos que le reportan significativos emolumentos. El PP tiene un problema con Aznar.
O mejor dicho, con su prepotencia y chulería. Se fue cuando quiso, puso a quien le dio la gana y ahora se lamenta de que no se le tenga en mayor consideración. A cambio, ha tenido el “detalle” de criticar con dureza a quien le sustituyó en la presidencia del PP en el 2004 y ocho años después accedió al Gobierno. En el PP tendrían que sentirse tan felices y contentos de la ausencia de Aznar en los mítines más importantes de las europeas. Nadie es imprescindible y menos cuando ha pasado definitivamente a la reserva. No me imagino al que fuera presidente de Onda Cero volviendo a la radio diez años después a decirnos lo que tenemos que hacer para sacar adelante la compañía. Aznar tiene que estar en otras cosas, como debería estarlo el inefable Zapatero. Con una diferencia a favor de Aznar: no tiene que pedir tantas disculpas como debería de pedir el expresidente socialista por su nefasta gestión al frente del Gobierno.
El hecho de que Zapatero entre en la campaña y cuente a los españoles cuáles fueron sus recetas para salir de la crisis, es un sarcasmo. Y que su gran logro, como él mismo pregona, fuera aprobar el matrimonio homosexual también tiene una trascendencia apenas reconocida. Sin Aznar en campaña y con Zapatero subido a la tribuna socialista, Miguel Arias Cañete, puede dormir tranquilo. Y hasta comerse un yogur de los que ya no caducan. Se lo están poniendo a huevo. Además, conoce mejor que nadie los entresijos de la política europea y la manera de conseguir fondos europeos para nuestra economía. Zapatero conoce Europa solo de visita.