Procesión de la Virgen de la Mayor
24/08/2015 - 23:00
El paso del tiempo es inexorable, las generaciones se suceden, las autoridades políticas y religiosas se renuevan, incluso las formas de gobernarse de los pueblos. Las sociedades se transforman, pero hay cosas que permanecen inalterables al paso de los siglos, lo que las convierten en algo extraordinario y digno de admiración. Desde 1493 existe constancia documental de la salida en procesión de la Virgen de la Mayor de Sigüenza, aunque su culto se iniciase en el siglo XII. En el siglo XVI se fundaría la cofradía en su honor, que con sede en la propia Catedral, tiene hoy 710 hermanos. Anoche, el domingo siguiente a la festividad de San Roque, la procesión de Los Faroles, simulando un rosario cuyo rezo acompaña el trayecto, volvió a recorrer las calles de la ciudad ante los ojos de miles de personas recogidas en un sobrecogedor silencio. Numerosa representación eclesiástica y de las diferentes administraciones realzan una cita con declaración de Interés Turístico Regional que resalta por su belleza y buena organización. La Virgen, instalada en su elegante carroza adornada por las flores que le fueron ofrecidas el día de la Asunción, es alumbrada por el rosario de faroles, con misterios de cristal y metal a hombros, cinco padrenuestros, cinco avemarías y la letanía. Los hermanos cofrades portan los diferentes elementos y hasta rotan para facilitar la participación de familiares y amigos. La celebración pone fin cada año al verano seguntino después de un intenso programa festivo. Religión, arte, historia y tradición volvieron a conjugarse en la noche del domingo en una fiesta de gran significado para los seguntinos y que por su espectacularidad atrae hasta la ciudad a numerosos turistas. Resta felicitar a la cofradía y la Comisión Organizadora del Gran Rosario de la Aurora que durante los nueve días previos organizan diferentes liturgias por las calles y en la propia catedral para honrar a la Virgen de la Mayor, así como a la rondalla seguntina que amenizó el recorrido. También desear que dentro de otros cinco siglos haga vibrar a las futuras poblaciones.