Recuerdo a Elena de la Cruz

08/04/2017 - 11:42 Pedro Villaverde Embid

Era una mujer de una gran valía, inteligente, preparada y con vocación política y de enseñanza.

Sea lo primero dar nuestro pésame a su familia, amigos y compañeros.  Elena de la Cruz, nuestra consejera de Fomento, nos dejaba de manera inesperada este lunes. Desde entonces somos muchos quienes a cada momento nos acordamos de ella y nos viene a la cabeza su rostro dulce y sonriente, su voz templada, su carácter amable y su trato siempre cariñoso. La muerte de una persona joven de forma repentina causa consternación y dolor. Si es alguien a quien te unen lazos de amistad la pena se hace todavía mayor y cobra especial sentido la lapidaria expresión de ‘pérdida irreparable’. Así nos sentimos hoy nosotros, muy tristes, y abatidos por la certeza de que nunca más vamos a poder hablar con ella, ni compartir un café, ni escucharla en la defensa de sus principios o en conversaciones del bricolaje, la pintura o el dibujo que tanto le gustaban. Elena era una gran política con una trayectoria ascendente que fue desde concejal de su Ayuntamiento, el nuestro, el de Guadalajara, a diputada provincial, actualmente consejera del Gobierno regional y nunca sabremos hasta dónde podría haber llegado. Era una mujer de una gran valía, inteligente, preparada y con vocación. Se destacó por su defensa del agua que nos quitan, por poner en marcha las oficinas de intermediación hipotecaria… pero no queremos hablar de política, solo de la amiga que se ha ido.  Nos conocimos un día, no sé cuándo ni en dónde, pero si con quien, con Pilar Cuevas, en algún acto público. Dos chicas fantásticas, dos encantos de mujer con quienes siempre gusta hablar un rato en cualquier sitio y de lo que sea. Coincidíamos en muchos eventos, vino varias veces a Nueva Alcarria y también casualmente en la calle, porque era de aquí. Y cuando nos encontrábamos  hablábamos del sol y de las estrellas, porque Elena no estaba obsesionada con sus temas políticos.  Con ella se ha cumplido el refrán de que “cada uno recoge lo que siembra” pues ha recibido el cariño desbordante de todos con motivo de su fallecimiento. Tuvo una despedida llena de emoción, de emotividad, hasta de incredulidad, porque todavía hay que pellizcarse para darse cuenta de que no es una pesadilla su fallecimiento, con sólo 44 años. Adiós Elena, gracias por lo que has aportado a nuestras vidas. Gracias por ser como has sido.