Retratos de sociedad

12/02/2018 - 18:15 Jesús Fernández

Les esperan ruedas de prensa, reuniones, audiencias, aclamaciones, comidas, recepciones, alfombras rojas, y al fondo el palacio real.

 

 Señoritos y burgueses, hambrientos de visibilidad, van camino de la eternidad y buscan la inmortalidad sin pensar en la caducidad. Viven en la subrealidad. Despacho, secretarias, moquetas, ayudantes, asesores, edecanes, servidores  y un ejército de aduladores. Han sustituido el maletín de postín por la   mochila que se estila. Bajan del gran coche oficial, negro  y poco habitual  hasta que el juez les llama y acuden a los juzgados llevados en silla de ruedas. Les esperan ruedas de prensa, reuniones, audiencias, aclamaciones, comidas, recepciones, alfombras rojas, y al fondo el palacio real. Su ánimo se encuentra triunfante, exaltado y primaveral. Han seleccionado sus gustos y pasiones. Unos visten con elegancia mientras  otros responden con  extravagancia. Son colegas, no compañeros pero, en disfrutar de la buena vida,  síempre  llegan a un acuerdo. Buenas remuneraciones que ellos prefieren llamar sueldos.
    Grandes recepciones compartidas con personalidades y damas distinguidas con figuras cuidadas para la foto y miradas encendidas. Cuando les cansa la monotonía de la política interna, diseñan y emprenden largos viajes  oficiales para responder  a la invitación o corresponder a otra visita previa. Van acompañados de una larga y variada comitiva. Aunque sea una conferencia en la universidad acogedora y llena de juventud o de una multitud seleccionada y preferida. Han visitado medio mundo y recorrido muchos países admirando maravillas y trayendo trofeos y regalos. La enseñanza con horario diario era muy pesada y aburrida. La política da más presencia y visibilidad, da más libertad, superioridad  y soberanía aunque sea compartida.   
    Cargos públicos. Honores, medallas y distinciones. Condecoraciones nacionales y extranjeras. Amores flexibles y abiertos. Esposa, pareja o compañera. No importa la relación o compromiso sino el acompañamiento, el impacto, la función  y la presencia. Han estudiado en colegio católico pero ahora son muy progresistas y dialogantes. La religión la dejan como de reserva para exhibirla cuando  sea preciso o necesario en las relaciones del poder con la Iglesia. Ingenuidad de campo rural pero estratega y picardía  de gran ciudad. Son ciudadanos honorarios de muchas ciudades que les dan la llave de oro. Gran conocedor de maniobras en política. Es importante lo que esconden y lo que muestran. Cuando hablan de su vida privada es sólo para que les voten porque ellos vinieron de la nada.
    ¿Estoy hablando de sociedad? No, de política. Estos son los hombres que los ciudadanos eligen para sus representantes.