Rubalcaba, la acción y la palabra

23/10/2010 - 00:00 Carlos Carnicero

Ha tomado cuerpo la creencia que el problema fundamental de los sucesivos gobiernos de Zapatero ha sido la comunicación. Creo que no es cierto. Para comunicar bien tiene que haber coherencia en los proyectos. No es descabellado pensar que se han hecho mal muchas cosas y que además se han comunicado mal. Matar al mensajero, a quien emite el mensaje y a quien lo recibe, es una costumbre ancestral sobre todo porque protege a quien decide los actos. Los baños de entusiasmos tienen agua caliente, pero todo el mundo sabe que rebajar la temperatura es cuestión sólo de tiempo. Alfredo Pérez Rubalcaba, que se define a sí mismo como un estratega, es un hombre inteligente con gran poder de comunicación y una ambición acorde con sus años de superviviente como casi único representante de una generación ya perdida. Es una garantía de buena comunicación pero no está claro que tenga la llave, además, de decisiones acertadas. Ignoro que ha tenido que ver en la supresión del Ministerio de Igualdad, pero a la vista de la satisfacción de esa medida en las filas del Partido Popular y de la caverna mediática, no ha sido una decisión afortunada. Han salido cuatro mujeres del gobierno y ha entrado una que no es militante del PSOE. El viejo sueño de la paridad y de la importancia de la Igualdad es una grieta en mura de estribor del proyecto socialista. Todo parece indicar que, descartada una recuperación económica suficiente para crear empleo antes de los sucesivos procesos electorales, el bálsamo de Fierabrás para ganar las elecciones del 2012 es el final de ETA. Hasta ahora se están haciendo las cosas bien y además se comunican bien. El problema en estos asuntos son las prisas: ocurre como en el ajedrez, pretender precipitar la victoria lleva a errores seguros. Los tiempos son tan importantes como los modos. Y las esencias de la lucha contra ETA necesitan tiempos de maduración. De eso sabe, ha aprendido mucho, Rubalcaba. El problema sigue siendo que el optimismo que se ha venido en llamar "antropológico" del presidente siempre promueve aceleraciones. En todo caso, lo que la ciudadanía que votaría socialista requiere una recuperación de la confianza y un proyecto de izquierda razonable en un universo europeo de derechas. Si Rubalcaba es el mago Merlín, tal vez Zapatero encuentre fuerzas para sacar la espada enterrada en la piedra. Pero de momento, vamos a ver cuanto aguanta la temperatura del agua del ánimo socialista hasta que se ponga tibia. Esperemos que sea lo suficiente como para que haya partido con el PP. . . Imprimir.