Se abre una vía de negociación, aunque el sector agropecuario aún copa las carreteras
01/10/2010 - 09:45
El discurso conciliador de la presidenta argentina, Cristina Fernández, abrió una vía de negociación con el sector agropecuario, en huelga desde hace 16 días y cuyos dirigentes se manifestaron dispuestos a dialogar hoy, aunque consideraron difícil sacar a los manifestantes de las carreteras.
En un multitudinario acto peronista, Fernández convocó este jueves a los productores a conversar, aunque les solicitó que antes acabaran la protesta que mantiene bloqueadas decenas de carreteras del país y que ha provocado desabastecimiento de productos básicos en muchas ciudades.
"Les pido con humildad que levanten el paro para dialogar", destacó la jefa del Estado antes de subrayar que no es posible negociar "con una pistola en la cabeza, por respeto a la democracia".
Las palabras de la presidenta fueron seguidas con gran expectación en los centenares de piquetes de productores y trabajadores rurales que bloquean los caminos.
Algunos de los manifestantes cesaron posteriormente las protestas, pero en la mayoría de los piquetes reinó el descontento por un discurso que no satisfizo sus expectativas.
Directivos de las cuatro entidades agropecuarias que convocaron la huelga valoraron el "puente de diálogo" que, a su juicio, construyó Fernández, aunque admitieron que será "difícil" suspender la protesta.
"No es el mismo tono del martes pasado. Creo que hoy (la presidenta) ha tendido puentes", estimó el titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, quien reconoció, sin embargo, que "el paro sigue" hasta que no esté clara la propuesta del Gobierno.
"Me alegra que la presidenta haya modificado su tono. Ahora el paro está, la gente está en la carretera y es muy difícil levantar la huelga por el nivel al que hemos llegado", dijo.
Buzzi señaló que se ha creado una "oportunidad para que los señores ministros traduzcan al español, al criollo, lo que quiso decir Cristina Fernández".
Por su parte, el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, consideró que las palabras de la mandataria invitan a negociar.
"El discurso es un llamado a la cordura, a la negociación, a la conciliación, conveniente para pacificar. Es un cambio de expectativas, un discurso que merece un reconocimiento a la actitud (de la presidenta) y que nos sentemos con las otras entidades a analizar el camino a seguir", opinó.
El titular de Coninagro, Fernando Gioino, calificó de "positivo" el discurso de la jefa del Estado y señaló que la entidad que representa acepta esa invitación al diálogo.
El vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Néstor Roulet, instó a "enfriarse un poco" y a retomar el "diálogo constructivo y sincero", aunque señaló que los productores quieren mantener la huelga.
Tras el discurso presidencial, centenares de vecinos de los barrios más acomodados de Buenos Aires salieron por tercera noche consecutiva a las calles, golpeando cacerolas y demás utensilios de cocina en apoyo al sector agropecuario.
Sin embargo, esta nueva "cacerolada", popularizada como método de protesta durante la crisis de finales de 2001 que derivó en la caída del Gobierno de Fernando de la Rúa, no fue tan fuerte como el de las noches anteriores.
Tampoco fue demasiado multitudinaria la presencia de "piqueteros" oficialistas en la histórica Plaza de Mayo, la que en los dos últimos días habían tomado literalmente por la fuerza para "defender" al Gobierno de Fernández, argumentaron.
El paro patronal del campo, convocado en protesta por el incremento de los impuestos a la exportación de granos, se ha convertido en la primera gran crisis que afronta el gobierno de Cristina Fernández, que llegó al poder el pasado 10 de diciembre.
"Les pido con humildad que levanten el paro para dialogar", destacó la jefa del Estado antes de subrayar que no es posible negociar "con una pistola en la cabeza, por respeto a la democracia".
Las palabras de la presidenta fueron seguidas con gran expectación en los centenares de piquetes de productores y trabajadores rurales que bloquean los caminos.
Algunos de los manifestantes cesaron posteriormente las protestas, pero en la mayoría de los piquetes reinó el descontento por un discurso que no satisfizo sus expectativas.
Directivos de las cuatro entidades agropecuarias que convocaron la huelga valoraron el "puente de diálogo" que, a su juicio, construyó Fernández, aunque admitieron que será "difícil" suspender la protesta.
"No es el mismo tono del martes pasado. Creo que hoy (la presidenta) ha tendido puentes", estimó el titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, quien reconoció, sin embargo, que "el paro sigue" hasta que no esté clara la propuesta del Gobierno.
"Me alegra que la presidenta haya modificado su tono. Ahora el paro está, la gente está en la carretera y es muy difícil levantar la huelga por el nivel al que hemos llegado", dijo.
Buzzi señaló que se ha creado una "oportunidad para que los señores ministros traduzcan al español, al criollo, lo que quiso decir Cristina Fernández".
Por su parte, el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, consideró que las palabras de la mandataria invitan a negociar.
"El discurso es un llamado a la cordura, a la negociación, a la conciliación, conveniente para pacificar. Es un cambio de expectativas, un discurso que merece un reconocimiento a la actitud (de la presidenta) y que nos sentemos con las otras entidades a analizar el camino a seguir", opinó.
El titular de Coninagro, Fernando Gioino, calificó de "positivo" el discurso de la jefa del Estado y señaló que la entidad que representa acepta esa invitación al diálogo.
El vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Néstor Roulet, instó a "enfriarse un poco" y a retomar el "diálogo constructivo y sincero", aunque señaló que los productores quieren mantener la huelga.
Tras el discurso presidencial, centenares de vecinos de los barrios más acomodados de Buenos Aires salieron por tercera noche consecutiva a las calles, golpeando cacerolas y demás utensilios de cocina en apoyo al sector agropecuario.
Sin embargo, esta nueva "cacerolada", popularizada como método de protesta durante la crisis de finales de 2001 que derivó en la caída del Gobierno de Fernando de la Rúa, no fue tan fuerte como el de las noches anteriores.
Tampoco fue demasiado multitudinaria la presencia de "piqueteros" oficialistas en la histórica Plaza de Mayo, la que en los dos últimos días habían tomado literalmente por la fuerza para "defender" al Gobierno de Fernández, argumentaron.
El paro patronal del campo, convocado en protesta por el incremento de los impuestos a la exportación de granos, se ha convertido en la primera gran crisis que afronta el gobierno de Cristina Fernández, que llegó al poder el pasado 10 de diciembre.