Semana Santa

03/04/2015 - 23:00 Pedro Villaverde Martínez

Nos encontramos en unos días que desde hace mucho tiempo se llama Semana Santa. A lo largo del tiempo, ya bastante, que llevamos escribiendo esta columna, hemos tenido que ir cambiando el contenido que solíamos escribir sobre estos días santos. Al principio sólo se hablaba del sentido religioso que estos días significaban, dedicados a las prácticas religiosas imperantes sobre cualquier otra cuestión. Poco a poco empezamos a decir vacaciones santas y después simplemente vacaciones. Son, pues, muchas las veces que hemos hecho alusión a estos días santos en los que cualquier disipación del espíritu estaría mal vista. Ahora sigue el sentimiento religioso presente puesto que el ser humano es un ser religioso, pero parece primar sobre él el “homo ludicus”, el aspecto de diversión que no deja de ser más que patente no sólo en cualquier puente festivo, sino también en estos especialmente santos. Nosotros en esta ocasión sí queremos tener un recuerdo hacia esas festividades religiosas que aún perduran y que son muy significativas para cuantos se consideran religiosos… aunque queremos también respetar cualquier otra posición. Incluso ambas celebraciones no son incompatibles. No estamos contra nada ni nadie tan sólo hacemos una referencia al tiempo pasado que no necesariamente ha de ser mejor, ni peor, sino que era como era y punto. Sin duda que ahora puede hacerse y compaginar el descanso y el asueto con el recogimiento. La libertad, ese precioso don, permite hacer esto o aquello siempre por supuesto que no interfiramos en la ajena. Nuestros pueblos siguen con sus tradiciones religiosas y suelen llenarse al completo de hijos o forasteros que van precisamente a celebrar o contemplar esas manifestaciones, sin olvidar el aspecto lúdico y de descanso. Sin duda que son más los que escogen, si sus posibilidades se lo permiten, darse una vuelta por alguna playa o incluso país exótico… Desde nuestra posición de católicos, ni mejor ni peor que los que son de otras confesiones o aconfesionales, queremos recordar la veneración con que muchos fieles asisten a los Oficios, o a contemplar el paso de desfiles procesionales. El pregonero ya nos ha deleitado con la historia de las Cofradías… Para todos, nuestros mejores deseos.