"Sr García Page, con la unidad de España no se vacila"

30/09/2017 - 13:11 Ana Guarinos

Lo que está sucediendo en Cataluña no tiene razón de ser en un país como el nuestro, no tiene ningún sentido, excepto el desafío en el que algunos están inmersos desde hace tiempo.

Durante los últimos días estamos asistiendo con no poca tristeza a la tibieza de los máximos responsables de Castilla-La Mancha en relación con el desafío secesionista de Cataluña, ambigüedad que tiene su máximo exponente en el presidente de nuestra tierra, el Sr. Emiliano García-Page.
    Siempre he creído y he sido firme defensora de los derechos y libertades y de la democracia. No concibo otra manera de convivencia que no sea el modelo que nos dimos todos los españoles en 1978 con la Constitución Española, el de un Estado Social y Democrático de Derecho, cuya garantía es la existencia de unas normas que todos debemos respetar y cumplir y que no admiten excepciones para nadie y, si alguien no las cumple, existen mecanismos para defender la legalidad y exigir responsabilidades. Nadie puede estar al margen de la ley, ni por encima de la ley, ni en contra de la le.  Ningún ciudadano, ningún poder, ningún gobierno.
    Lo que está sucediendo en Cataluña no tiene razón de ser en un país como el nuestro, no tiene ningún sentido, excepto el desafío en el que algunos están inmersos desde hace tiempo, basándose en un supuesto derecho a decidir unos pocos lo que nos corresponde a todos los españoles.  Afortunadamente, lo que es España no lo decide una parte, lo decidimos todos.
    Ni puede haber excepciones al cumplimiento de la legalidad por parte de nadie, ni nadie puede vacilar a la hora de pronunciarse sobre la unidad de la nación más antigua de Europa, España. Este momento requiere firmeza y determinación.  Por eso los castellano-manchegos no podemos sentir otra cosa que vergüenza de nuestro gobierno, el del PSOE de Emiliano García-Page y Podemos, cuyo vicepresidente Segundo, el Sr. García-Molina, se está dedicando, en nombre del gobierno regional, a mantener reuniones con miembros del gobierno de Cataluña, el Sr. Oriol Junqueras, vicepresidente de la Generalidad de Cataluña de Esquerra Republicana de Cataluña, y con la Alcaldesa de Barcelona, la Sra. Ada Colau, para apoyar y defender un referéndum que es a todas luces ilegal y una negociación que no es posible, sencillamente porque no se puede negociar lo que es innegociable, y el incumplimiento de la ley no es negociable.
    Y mientras esto sucede, Emiliano García-Page se mantiene en la indefinición y mantiene en su gobierno a quien con toda claridad está invitando al incumplimiento de la ley y de las más elementales normas de convivencia, garantes de la democracia, de los derechos y de las libertades de todos los españoles, también de los catalanes. García-Page no puede vacilar ni un segundo más, es el presidente de todos los castellano-manchegos, nos debe respeto y no nos puede seguir haciendo pasar vergüenza.  Por dignidad política y personal, el Sr. García-Molina, vicepresidente segundo de Page, no debe seguir formando parte de un Gobierno que está siendo cuestionado por defender acuerdos que están fuera de la legalidad, por amparar a un miembro del Gobierno que está invitando a la desobediencia y a la vulneración de la ley.  Si lo mantiene será tan responsable como él, por mantenerlo al frente del gobierno y no cesarlo de manera inmediata.
    Con mucha pena tengo que decir que hoy el único gobierno de España que junto con el de Cataluña está pronunciándose a favor de una consulta ilegal, es el de Castilla-La Mancha. Con mucha más, que nuestro máximo representante, el Sr. Emiliano García-Page, lo permite para tristeza y vergüenza de todos los ciudadanos de esta región.
    Ya sabemos que García-Page ha elegido como socios de gobierno a Podemos, instalándose en la radicalidad y el extremismo jamás conocidos en nuestra tierra, lo que no sabíamos es que el precio que teníamos que pagar todos para que García-Page -quien perdió las elecciones autonómicas- se mantuviera en el poder, fuese tan alto y su ambición tan desmedida para hacérnoslo pagar a todos.