Su turno

08/05/2015 - 23:00 Javier del Castillo

Coincidí con él y con Begoña, su mujer, en un centro de jardinería, muy cerca de San Sebastián de los Reyes. Iban cogidos del brazo, paseando entre geranios y petunias. Los hombros más caídos, moviéndose con cierta parsimonia, pero sin perder la inflexión de voz y los gestos de siempre. “Querido Javier, ¿sigues en Onda Cero? Buen sitio…”. El Jesús Hermida al que había entrevistado en los años ochenta, cuando hacía “Su turno” en televisión; el hombre que contó a los españoles la llegada del hombre a la Luna, el que cambió las mañanas de TVE, el que nos ponía a veces de los nervios con sus pausas y sus puestas en escena, me pareció que estaba en otra onda. Me preguntó por otros compañeros, pero sin mostrar el más mínimo interés hacia el triste panorama de una profesión que lo había olvidado, aunque ahora lo estemos recordando como a un maestro. Hermida fue un hombre hecho a sí mismo, hijo de un pescador de Huelva desaparecido en esa mar de Ayamonte que tanto quería, mientras su chaval trataba de buscarse la vida en Madrid escribiendo y contando historias, primero en el diario “Pueblo”, luego en “Informaciones” y después en la radio y en la televisión. Yo no sé si la mejor historia contada por Hermida es la narración de cómo Neil Armstrong puso los pies en la Luna, pero sí les puedo asegurar – porque me lo contó él mismo – que un niño llamado Pedro Duque soñó aquella noche con ser astronauta. Otros, ya adolescentes, soñábamos a finales de aquellos años sesenta con ser reporteros y contar algún día historias tan impresionantes como la que nos estaba contando el corresponsal de TVE en Estados Unidos. Hermida era mucho Hermida. Tenía su genio y buscaba innovar en todo lo que hacía. En cierta ocasión, cuando yo escribía en el diario “Ya”, recuerdo que me recriminó con acritud haber utilizado la palabra “circo” para referirme al contenido de uno de sus programas televisivos. Supongo que por el respeto que le merecía este espectáculo artístico… Original, creativo, gestual, histriónico en ocasiones, Hermida ha sido uno de los periodistas más destacados de nuestra historia reciente. Podía parecerte antipático y distante, pero no lo era. Usaba la coraza para protegerse de los idiotas y de ciertos reveses que le había dado la vida.