Un nuevo gobierno para España

04/06/2018 - 14:22 Redacción

En cuestión de pocos días está teniendo lugar el cambio más rápido de un ejecutivo conocido en nuestro país, consecuencia de la primera moción de censura que sale adelante en la democracia española. Todo se ha desarrollado en los plazos y formas fijados en la Constitución de 1978 que reivindica su vigencia y utilidad para dar respuesta a las nuevas situaciones que se plantean en la política. El presidente del Gobierno, salido de la voluntad mayoritaria del Congreso de los Diputados, goza pues de legitimidad  para hacer frente a los retos de tan importante responsabilidad. Es el séptimo presidente de España y representa al partido político que más veces y durante más tiempo ha asumido las riendas de la nación, siempre con lealtad a la Carta Magna y sentido de Estado demostrado igualmente en la oposición, cuando, por ejemplo, hubo de votar una reforma constitucional para fijar el techo de gasto de las administraciones o la aplicación de un artículo para garantizar la legalidad en un territorio del Estado. El PSOE, pese a su debilidad parlamentaria y al hecho de sumar la mayoría con los votos del nacionalismo, merece, a  priori,  la confianza en este sentido, que habrá de refrendar ahora en su día a día. No lo tendrá fácil, deberá ser firme ante las presiones de los independentistas y apoyarse en los partidos constitucionalistas cuando sea preciso. Diálogo y cintura. En cuanto a su acción de Gobierno confiamos en que impulse   pactos de Estado en materias como el agua, las pensiones o la educación y que sus decisiones favorezcan las necesidades de la provincia de Guadalajara en  temas como la venta del colegio de las Cristinas para hacer realidad el campus universitario, las infraestructuras del entorno de Cuatro Caminos, las obras del Parador de Molina o el Palacio de Justicia, ahora en marcha, la ejecución del Plan de Cercanías, la realización de los proyectos contemplados en los Presupuestos Generales del Estado que adoptarán como propios, la lucha contra la despoblación o la puesta en marcha de las desalinizadoras.