Una fiesta toledana

15/06/2017 - 10:16 Jesús de Andrés

En Toledo, de hecho, el Corpus Christi es fiesta de interés turístico internacional, al igual que ocurre en otras localidades española.

Un año más, la celebración del Corpus Christi será día festivo en toda Castilla-La Mancha. Por tratarse de una fiesta tradicional, cuyos orígenes pueden rastrearse en la Edad Media, se ajustó durante siglos al ancestral calendario por el que se regían las comunidades rurales, el que marcaba los ciclos anuales estación tras estación: el jueves que sigue al noveno domingo tras la primera luna de primavera, sesenta días después del Domingo de Resurrección. Con algunos altibajos, ese jueves se mantuvo como día de asueto hasta que en 1989, por la necesidad de ajustar el amplio calendario de fiestas religiosas a las necesidades laborales del país, el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española llegaron a un acuerdo por el que se trasladaba la celebración al domingo. Una decisión negociada en la que primó el sentido común por ambas partes.
    El número de festividades católicas era, y es, amplio y variado, por lo que no hubo problema en trasladar una que, cierto es, tenía mucho arraigo en algunos lugares pero bastante menos en otros. En aquellas ciudades donde el día del Corpus Christi era una fiesta principal –como ocurre en Sevilla, Granada o Toledo, por ejemplo-, se convirtió en fiesta local, dando satisfacción a la celebración tradicional sin obligar al resto. En Toledo, de hecho, esta celebración es fiesta de interés turístico internacional, al igual que ocurre en otras localidades españolas como Ponteareas (Pontevedra) o Berga (Barcelona), donde está declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco.
    Precisamente por la fuerza que dicha celebración tiene en la capital de nuestra comunidad autónoma, en distintos momentos desde su creación (desde la creación de Castilla-La Mancha, quiero decir) se ha convertido en fiesta autonómica. Fue en el año 2010 cuando el entonces alcalde de Toledo y hoy presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, trasladó a quien ocupaba la presidencia, José María Barreda, la petición para que la festividad se trasladara a las cinco provincias. Una cuestión ya zanjada y para la que no había demanda alguna. Y ello a pesar de que el traslado al domingo se había realizado sin problema alguno, al contrario, ganando en participación algunas de sus expresiones más populares, como la procesión en Guadalajara capital.
    Como consecuencia de la crisis económica, sindicatos y patronal llegaron a un acuerdo para trasladar al lunes las fiestas que tienen lugar entre semana con el fin, por una parte, de mejorar la productividad de las empresas y, por otra, de facilitar la conciliación familiar de los trabajadores. Ya el presidente Rajoy anunció en su investidura, en 2011, que se evitarían los puentes, aunque la idea, como tantas, parece haberse olvidado. A una provincia como la nuestra, donde son muchos los que trabajan en Madrid, esta celebración autonómica en mitad de la semana no ayuda ni a una cosa ni a otra.