Una herida que creíamos cerrada

22/04/2010 - 17:27 Fermín Bocos


Setenta años después, seguimos a vueltas con la guerra civil y la postguerra incivil. Es una herida que no se cierra. Quizá porque algunos políticos creen que el secreto de la política consiste en dividir a la gente. Enfrentarla para poder controlarla mejor. Digo esto, al hilo de una decisión de la Junta de Andalucía que va a indemnizar con 1.800 euros a las mujeres que fueron vejadas por los falangistas al término de la Guerra Civil. La cercanía de las elecciones municipales, convierte, quizá, en electoralista una iniciativa que por otra parte nos devuelve la triste memoria de un tiempo y unos hechos que ya han sido juzgados -y condenados- por la Historia.


Nadie duda de la ferocidad y la saña con la que los vencedores pasaron factura, a veces indiscriminada, a quienes señalaban como responsables o deudos de quienes, a su vez, habían perpetrado barbaridades en la zona leal a la República. Pero aquella memoria oprobiosa quedó zanjada durante la Transición ...o así lo creíamos algunos dejándonos llevar de nuestra ingenua creencia en que no se puede construir el futuro mirando permanentemente al pasado. Ya digo, una idea que hace treinta años habría tenido sentido, hoy queda empañada por el aroma electoralista que desprende. Recordemos que dentro de seis meses habrá elecciones municipales en Andalucía y que tienen allí medio millón largo de parados. Así que hay que hablar de otras cosas.