Una persona muy querida en Guadalajara... Julián Manzano, "Don Julián"

03/12/2016 - 19:10 Eduardo Díaz

Hay personas en nuestra querida Guadalajara que por su simpatía, sencillez, modestia e incluso debilidad son muy queridas por la gente, y dejan huella en muchos rincones de nuestra ciudad. Una de las personas que se amoldan a lo anteriormente descrito es, sin lugar a dudas, Julián Manzano, conocido coloquialmente como ‘Don Julián’. El bueno de Julián nació hace setenta años en una vivienda  de la calle denominada en su día como División Azul, hoy llamada Ferial, colmando de alegría a la familia Manzano Román, ya que era el primer vástago que llegaba al hogar.
    Cuando Julián cumplió los diecisiete años comenzó a trabajar a las órdenes de su padre en el sector de la construcción. Cuando trabajaba en la reparación de una parte del Real Monasterio de San Lorenzo, en la localidad madrileña de El Escorial, sufrió un terrible accidente laboral al caer al vacío de una altura de diez metros, cuando se encontraba subido en un montacargas. Este suceso tan desgraciado le supuso a Julián estar ingresado y postrado en una cama más de un año. Igualmente le quedaron secuelas físicas, ya que sus piernas quedaron muy debilitadas, y también psicológicas, debido al tiempo que estuvo totalmente aislado del mundo exterior.


    Poco a poco y con un espíritu de superación ejemplar, Julián comenzó a caminar, lo cual supuso una alegría tanto para él como para su familia. Esos avances físicos le permitieron volver a trabajar como repartidor de folletos propagandísticos de numerosos comercios de la ciudad.  Fue en estos menesteres, en donde Julián comenzó a ganarse el cariño y respeto de los ciudadanos. Como muy bien recuerda él en la actualidad: “ No había mañana, en la que algún amigo no me invitase a desayunar en el bar Doncel o en la Cafetería Hernando 17”, e igualmente aprovechaba para repartir la propaganda entre los clientes de ambos establecimientos.
    Cuando ya se encontraba muy recuperado de su desgraciado accidente laboral, Julián, que es una persona muy sentimental, sufrió de nuevo un auténtico batacazo al conocer que su hermano Pedro fallecía en un aparatoso accidente de tráfico, cuando la motocicleta que conducía fue arrollada por un camión. Pedro Manzano era una persona muy conocida en nuestra ciudad, ya que era camarero en el Restaurante Las Cuevas del Clavín, e igualmente trabajaba en la conocida lavandería Cusi. Posteriormente, en el año 1979, y con la aparición del desaparecido Diario de Guadalajara, Julián se hace muy popular, ya que es el vendedor de dicho diario por las calles y bares de la ciudad. Aprovechándose de su inocencia, los dirigentes de la editorial no le pagaron ni una sola peseta por su trabajo e incluso se adueñaron de las propinas que recibía de numerosos clientes suyos.
      Ante esta adversidad, Julián se dedicó a la recogida de cartones y objetos metálicos, que depositaba en los almacenes de la Plaza de Bejanque y que pertenecían a los Hermanos Sánchez, conocidos popularmente en la ciudad como ‘Los Traperillos’. En este lugar sí que se le reconocían su dedicación   a su trabajo e incluso se le obsequiaba con bonitos detalles por parte de los empresarios chatarreros. Uno de los trabajos que más le gustaba a Julián era repartir los programas de mano de los festejos taurinos de la Feria de la Antigua en el mes de septiembre; él es muy aficionado a los toros e igualmente está abonado en el Coso Taurino de Las Cruces, cuando llegan las fiestas de Septiembre.
  Poco después de su merecida jubilación recibe de nuevo otro mazazo en su vida al ser atropellado por un turismo en la calle Zaragoza, quedándole secuelas en la parte izquierda de su cuerpo tras varios meses de hospitalización. En la actualidad, Julián se encuentra viviendo en la residencia Nuevo Horizonte de nuestra capital, recibiendo el cariño de su familia, trabajadores del centro y de numerosos ciudadanos que nunca olvidan el recuerdo que Julián dejó por las calles de Guadalajara.