Vecinos de Taracena piden un mayor control sobre las emisiones de la planta de caolín
La Asociación de Afectados por Caobar ha pedido a las administraciones que tomen las medidas necesarias, cada una desde su ámbito de competencia, para garantizar que la actividad de la planta de caolín de Taracena no suponga riesgo alguno para la salud de los vecinos de esta localidad ni para el entorno más próximo. Así se lo han expresado sus representantes al alcalde de Guadalajara y al delegado de la Junta en las reuniones mantenidas con ellos en las últimas semanas.
Además de los estudios y controles pertinentes sobre la actividad de la fábrica y su repercusión en el medio ambiente, solicitan que se cubran las instalaciones, como ya se ha hecho en alguna otra planta de estas características, para evitar la emisión de partículas contaminantes y ruido.
La asociación ha señalado, en rueda de prensa, que las administraciones han mirado durante años para otro lado mientras la fábrica ampliaba su actividad sin, según sospechan, ningún control y han permitido que las cosas lleguen hasta este extremo de gravedad, afirma Ángel Gómez, presidente de la asociación.
La gravedad a la que se refiere y lo que ha activado la alerta de los vecinos es la confirmación de algún caso de silicosis entre los trabajadores de la fábrica. Según les informó el delegado de la Junta, José Luis Condado, se han detectado varios, aunque desconocen el número exacto.
Tenemos miedo y preocupación, asegura este vecino, porque creen probable que los habitantes de Taracena pueden, igual que los trabajadores, contraer silicosis, una enfermedad grave que afecta a las vías respiratorias y a la capacidad pulmonar. Afirman que el aire que respiran está contaminado, con partículas de caolín, sílice y cuarzo y que, hasta donde ellos conocen, no existe ningún control sobre ello. Extienden el riesgo hasta Iriépal o la parte más próxima de la capital, donde también llega el polvo de la fábrica.
El alcalde Antonio Román les dijo que había instado a la Junta para que realizase las comprobaciones correspondientes sobe la contaminación del aire y el delegado les confirmó que se va a hacer el estudio.
Además de convivir habitualmente con el polvo blanco, la Asociación de Afectados tiene conocimiento de dos estudios privados según los cuales las partículas que recibe Taracena superan 400 veces el máximo legal permitido, según explica Jaime García, vecino y licenciado en Medio Ambiente.
Tras la aparición de los rumores sobre los casos de silicosis, que comenzaron en primavera, las quejas que existían por las molestias generadas por la actividad a cielo abierto de la fábrica de caolín se ha tornado en grave preocupación por lo que puede suponer para la salud de las personas que viven cerca. Una vez que han surgido estos casos, la cosa es más grave, no se trata de que estemos más o menos cómodos, es que podemos estar enfermos, incluso los que no tenemos nada que ver con la fábrica, indica Ángel Gómez.
Por otro lado, apuntan que la fábrica vierte al año toneladas de agua contaminada con minerales a la red de saneamiento del pueblo, una red que no tiene depuradora y, por lo tanto, va directamente al río Henares, a través del arroyo de Santa Ana. No quieren que se cierre la fábrica, reconocen, conscientes de los puestos de trabajo que genera, pero sí que se cubra y se garanticen las medidas de seguridad y salud.
Las competencias sobre la planta de caolín de Taracena están repartidas. Intervienen el Ayuntamiento, varias consejerías (Medio Ambiente, Industria, Sanidad y Trabajo) de la Junta de Comunidades y, dado que actualmente se trata de una cuestión de salud laboral, también la Subdelegación del Gobierno.
La asociación critica que Caobar ha abusado de Taracena todo lo que ha querido, pensamos que con la colaboración de las autoridades indica su presidente, quien argumenta que estas instalaciones han ido aumentando progresivamente sin control alguno, y el ruido y el polvo en suspensión lo ha hecho en paralelo.