Victoria inmerecida

22/11/2011 - 00:00 Gonzalo García Camps


 Ya conocemos los resultados de las elecciones generales de 2011 en España: Rajoy, presidente del Partido Popular, será el próximo presidente del gobierno; los socialistas pasarán a la oposición después de haber mandado en el país durante más de siete años y medio. Es importante, sin embargo, destacar que hay que hacer una buena interpretación de los resultados.


  La gente no se ha expresado a favor de que gobierne el Partido Popular. La gente se ha expresado en contra de que vuelvan a mandar los socialistas. Es totalmente distinto. Hemos llegado a un punto en nuestro país en el cual lo que ha prevalecido a la hora de decidirnos por un candidato o por otro ha sido el instinto de supervivencia. Los ciudadanos tienen hambre, no tienen trabajo y tampoco tienen un techo bajo el cual vivir. Un 20% de ellos (1 de cada 5) vive bajo el umbral de la pobreza, más de un 20% de la población potencialmente activa (1 de cada 5) no tiene ingresos porque no tiene ningún empleo y cada vez más familias se ven afectadas por órdenes de deshaucio al no poder pagar los gastos que conlleva el mantenimiento de un hogar.


  Eso es lo único que ha tenido relevancia en estas elecciones. Los electores se han dado cuenta de que todos estos problemas los han causado los socialistas y por eso no les han querido renovar la confianza. Los electores, por tanto, han optado por votar en mayor número a la única alternativa real de gobierno que existe en este país a nivel nacional, no por convicción, sino para asegurar la derrota socialista. Eso ha de tenerlo en cuenta Mariano Rajoy y todo su partido. Él ha sido un beneficiario indirecto de la negligencia de la izquierda española, que ha conseguido hacernos a todos más pobres. Que Mariano no piense que ha hecho méritos para llegar a La Moncloa, porque es probable que cuando el español medio vuelva a tener algo de dinero en el bolsillo se olvide de las propuestas del Partido Popular y caiga de nuevo en las redes de las habituales promesas vacías de la izquierda. Mucho cuidado.