¿Y ahora qué?

22/04/2018 - 12:48 Jesús Ortega

Es imposible que el calendario electoral que se atisba en el horizonte posibilite un acuerdo hidrológico nacional.

l agua es riqueza. Cuando se lleva a cabo un trasvase, además del agua, se traslada capital, bienestar.
Guadalajara siempre ha sido solidaria: primero, por imperativo legal; y después, por incomparecencia política y pública.
    Es irrefutable que asistimos a un cambio climático y que en las últimas semanas hemos vivido un espejismo, tanta lluvia y nieve nos ha borrado de nuestra memoria los estados de alerta y prealerta en las diferentes cuencas de nuestros ríos y embalses no hace demasiadas lunas.
    Vivimos de manera acelerada, a golpe de tuit. Ante esta realidad las políticas son cortoplacistas.
    Asistimos atónitos a inundaciones en las cuencas de la mitad Norte de España con enormes daños para la agricultura y las infraestructuras, avenidas y desbordamientos que la tecnología y la ingeniería de hoy serían capaces de ofrecer soluciones medioambientalmente sostenibles. Mientras el complejo de Entrepeñas-Buendía se encuentra solo al 22%.
No se trata de expoliar a nadie. No se trata de robar bienestar, se trata de aprovechar algo más que excedentes.
    Es imposible que el calendario electoral que se atisba en el horizonte posibilite un acuerdo hidrológico nacional, y me temo que el abastecimiento para poblaciones, explotaciones agropecuarias e industriales se convertirá en un problema de mayor dificultad que el cobro de las pensiones en el corto plazo. En ese momento aparecerá la pregunta y ahora qué y se exculparán, o tratarán de hacerlo, con la manida frase de la herencia recibida.
    Reitero que no se trata de apropiarse de la riqueza de otros territorios, hay que aprovechar los excedentes hidrológicos.
    Las imágenes de estos días nos llenan de incredulidad ante el despilfarro de recursos y también ante la falta de aportaciones políticas y científicas para corregir este gran dispendio.
    En unos meses nuestros buzones se llenarán de propósitos electorales, exijamos, al menos, que en ellos se ofrezcan propuestas o alternativas, de lo contrario que nadie espere respuesta a ¿y ahora qué? Entre tanto nuestra riqueza enfilará, encauzada, a otros territorios y nuestro desarrollo seguirá hipotecado por escasez de un bien natural y universal.