¿Y qué han hecho las calles?

17/03/2018 - 11:40 Antonio Yagüe

“Todos, venga todos a la calle. ¿Y qué han hecho las calles?”, se preguntaba con retranca una señora de mi pueblo viendo un telediario repleto de manifestaciones.

Secesionistas, podemistas, socialistas, mujeres de todo tipo y condición y hasta los llamados en algunos medios “putos viejos” se han adelantado a la primavera que como reza el ripioso refrán “la sangre altera”.  Se han echado a las calles de ciudades y pueblos en una ola de calientes manifestaciones que recuerdan aquellos tiempos predemocráticos cuando se atribuyó  a Fraga la frase de “la calle es mía”.  Hasta  en Molina de Aragón  pusieron músicas en los Adarves y fletaron un autobús el Día Internacional de la Mujer para ir a patear las calles de Madrid.
    Cierto que en la mayoría de los pueblos, donde todo mengua salvo los cementerios, no se ha oído ni el vuelo de un gorriato. Pese a los provocativos llamamientos de los ‘pabloiglesias’ locales a los sufridos jubilados para que  vociferen en la vía pública contra Rajoy por la mísera subida de sus pensiones. Mientras,  el presidente, a la gallega como siempre, deja que todo se arregle solo. Sin siquiera poner orden ante burradas que atizan el fuego de Lindes, Villalobos, Maillos, Hernandos  y otros mermados para la política con sueldos cienmileuristas.
     Lo dijo tan claro y al grano Andrés Mena, teniente de alcalde de Olmeda de Cobeta en la entrega de los premios Populares Nueva Alcarria, como para cosechar los mayores aplausos: “Los pinares ya no dan como antes, pero los cuidamos con el esfuerzo de siempre. Se nos pide que retrasemos la jubilación hasta los 67 años. Estamos dispuestos a hacer el sacrificio, pero ustedes señores duques, digo diputados, renuncien también a sus privilegios…”. Ni la ministra Cospedal, presente en la gala, ni el consejero de Agricultura, Martínez Arroyo, que recogía el premio compartido por el XXV Aniversario de la recuperación de los  Pinares del Ducado, ni regentes menores, dijeron esta boca es mía.
    “Todos, venga todos a la calle. ¿Y qué han hecho las calles?”, se preguntaba con retranca una señora de mi pueblo viendo un telediario repleto de manifestaciones, llamamientos de líderes a salir a la ‘rue’ y airadas y rebuscadas expresiones “a pie de calle”.  Seguramente en ellas tampoco se arregla ni se gana nada. Salvo quienes las explotan para los oficios más viejos del mundo o la construyen poniendo el cazo al pujoliano modo del 3%.