Ya lo creo

13/05/2018 - 13:13 Javier Sanz

Sin duda, señora ya lo creo que se joden. Pero se joden a sí mismos si, cuando llegue, votan a quienes mantienen a usted en su bien pagado cargo.

Sin duda, señora, ya lo creo que se joden. Se joden repartiendo el miserable rédito que les mandan a fin de mes después de haber enladrillado el país para que usted viniera a encontrarse hasta el borde el plato de la sopa boba que sorbe cada mes, salvo en junio y por Navidad, que repite. Verá usted, señora, lo reparten hasta donde llega, hasta los nietos cuando los hijos están en paro, hasta los amigos que están más tiesos que ellos, hasta los vecinos; las terminales de esta caridad –o solidaridad, llámela como quiera- han tensado la red del país con pulso de cirujano hasta el límite, ni un paso más, para que saliendo de la crisis usted ingrese cada mes y desde hace un sexenio lo que nueve albañiles retirados. Usted, cuando menos, vale por nueve, sólo que no nos habíamos dado cuenta, cuando la vemos a la sombra del jefe, o en primera fila los viernes, o en el pasillo del Congreso, mire que es usted discreta. La vemos siempre como sin hacer nada, escrutando quién y qué pregunta al jefe, arduo trabajo por el que le quedará la máxima, para que no tenga que joderse.
    Sin duda, señora, ya lo creo que se joden. Se joden comprobando que un cargo con altura de secretaría de Estado es tan incompetente que ni controla aquello a lo que se dedica, los medios. Se joden comprobando su inmoralidad, no ya porque no dimita, qué tontería, sino porque la acción no la juzga usted en el nivel que corresponde, el de lo moralmente aceptable o inaceptable sino que se lo lleva al ámbito de lo público o lo privado, con lo cual, en vez de desdecirse, no ya pedir perdón, qué tontería, vale la inmoralidad de lo que piensa y dice siempre que no se escuche. Y para cantar bingo termina con un “Y Santas Pascuas”, ranciedad de las ranciedades.
    Sin duda, señora, ya lo creo que se joden. Se joden teniendo que salir de casa para aguantar una manifestación de pie, a sus años, con su desgaste de rodillas, de caderas, para que su jefe de usted les amplíe la limosna, no porque se lo merezcan sino por el plato de lentejas que le pone el PNV encima de la mesa. Se joden comprobando que una Secretaria de Estado se contiene del corte de mangas que les iba a dedicar porque se lo merecen, como si la gente se echara a la calle cada tarde y porque sí. Se joden porque comprueban que tal vileza la legitima en su puesto, honroso ejemplo para los jóvenes del país. Se joden porque esto sigue siendo cosa de cuatro, los amos del tablao, que con lo mínimo trabajado se blindan una pensión máxima.
    Sin duda, señora, ya lo creo que se joden. Pero se joden a sí mismos si, cuando llegue, votan a quienes mantienen a usted en su bien pagado cargo, consentidores de su poco estilo, de su desfachatez, de su inmoralidad.