Abánades revivió su Batalla Olvidada de1938

12/06/2011 - 11:50 Pedro Ortego

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Foto: FDM
El Ayuntamiento de Abánades, en colaboración con el CSIC y la Asociación Frente de Madrid organizaron el pasado fin de semana las I Jornadas de Promoción Histórico Cultural de Alto Tajuña por la que se quería poner en valor el duelo entre republicanos y nacionales durante la Guerra Civil por aquellas tierras. Entre multitud de actividades, conferencias, exposiciones, cortometrajes y gastronomía, se recuperó aquella parte de la historia, para muchos inexistente. El público participante se llevó una grata sorpresa cuando asistió atónico a lo que pudo ser uno de los episodios de la Batalla Olvidada, la ofensiva del Alto Tajuña entre marzo y abril de 1938.
La recreación de una parte de la batalla fue uno de los actos más atractivos de las jornadas  
El viajero se ha detenido en el pueblecito. El cuerpo le apremia un café a esta primera hora de la mañana y el bar surgido del recodo de la carretera no puede ser más oportuno. La mañana es fresca y soleada y la luz parece tonificar la ribera del Tajuña por la que se extiende el escueto caserío del lugar. ¿Cómo se llama el pueblo? el viajero no se ha fijado en el cartel de la entrada, ni recuerda nombre de su breve vistazo sobre el mapa, aunque el sitio es bonito y traslada una calma agradable. El viajero se dirige al bar y al atravesar la breve terraza coronada de parras advierte que pese a la aparente normalidad hay algo que no cuadra, pese a todo pide su café al sonriente camarero aunque ya sin poder dejar de mirar de reojo a su alrededor. Finalmente se decide a interpelar al camarero: “oiga… ¿y esta gente?” señala discretamente con el pulgar sobre el hombro. La verdad es que a espaldas del viajero la cosa no tiene desperdicio. En un lado un grupo de soldados “nacionales” –sí, de los de la Guerra Civil- dialoga placidamente con otros tantos soldados “republicanos” a los que el pañuelo rojinegro al cuello delata como tropas confederales. Pero todavía es más peculiar la imagen en la mesa vecina, donde un capitán del Ejército Popular de la República parece departir en la mejor camaradería posible con un teniente de la Legión rodeado de sus hombres. La uniformidad de todos traslada escrupulosamente al año 1938, el viajero sigue intentando recordar el nombre del pueblo que entrevió en un rápido vistazo al mapa de carreteras. El camarero responde con la misma naturalidad que si se le hubiera preguntado por qué lleva una bolsa con 12 uvas en la Puerta del Sol un 31 de diciembre.
- ¿Esos? ¡Pues la Batalla Olvidada hombre!
- ¿Batalla Olvidada?
 
Así fue ...
El 31 de marzo de 1938 la Agrupación de Maniobra del IV Cuerpo del Ejercito Popular de la República comandado por de Cipriano Mera, compuesta por las divisiones 5, 6 y 14  lanzaba una ofensiva sobre el frente del Alto Tajuña entre Abánades y Riba de Saelices, con el propósito de contrarrestar la que en esas mismas fechas estaba llevando a cabo el Bando Nacional en Aragón  (...). Este fue el comienzo de esta batalla y tras casi tres semanas de feroces combates entre ambas escuadras, el frente quedó estabilizado con un trazado más convexo hacia el este ganado por los republicanos.
 Esta Batalla Olvidada, como se la ha denominado, pasó a ser una de las operaciones más eclipsadas de la historia de la Guerra Civil, pese a la magnitud de los combates, las numerosas fuerzas implicadas en estos y las cerca de 10.000 bajas que se estima que supusieron para ambos bandos.
 El pueblo –el viajero sigue sin recordar su nombre- sufrió como tantos otros de Guadalajara el zarpazo de la contienda, evacuado y semidestruido en la tierra de nadie. Aunque más demoledora que la guerra acabo siendo la despoblación que trajo la paz. Como tantas poblaciones alcarreñas el lugar repunta los fines de semana y periodos estivales y en esas, justamente este último verano, llegaron los arqueólogos del CSIC y empezaron a excavar en los restos de las antiguas fortificaciones junto al pueblo. Resultado de sus trabajos es el Espacio Histórico de El Castillo, el primero de los escenarios del conflicto que el municipio ha salvado del abandono convirtiéndolo en recurso cultural y turístico, mientras se preparan nuevas campañas de recuperación arqueológica. Pero la cosa no se iba a quedar solo en rehabilitar las viejas trincheras, y de ahí surge la iniciativa de estas I Jornadas de Promoción Histórico Cultural de Alto Tajuña, en colaboración con el CSIC y la Asociación Frente de Madrid, con el objetivo de dar nuevo impulso y continuidad a estas actuaciones de recuperación patrimonial.
 La programación de las jornadas ha incluido una serie de conferencias, actos de hermandad y una muestra de cortos que quiere consolidarse anualmente como evento cinematográfico propio, lo que a la vista del éxito obtenido está en camino de conseguir. Pero el plato fuerte fue el domingo, con 70 recreacionistas pertenecientes a distintas  asociaciones venidas de toda España llevaron a cabo ante el público asistente  la reconstrucción de aquella Batalla Olvidada en el mismo pueblo que fue uno de sus escenarios, bien que a pequeña escala y sin que nadie sufriera daños.
 Para Jose María, el alcalde, la cosa está clara. “El proyecto pretende recuperar un patrimonio histórico y arqueológico para ponerlo en valor como recursos culturales y turísticos para el municipio. No se trata solo de salvar del abandono un legado colectivo, que ya está muy bien, queremos que también suponga un empujón de desarrollo económico para el pueblo, poco a poco, sin pretensiones ni aspavientos”, dijo.
 El público asistente quedó encantado con la actividad y así se lo contó el camarero al viajero, a quien emplazó a asistir al espectáculo “hombre, estando aquí ya no se puede perder esto”. El viajero miró el reloj y consideró que tiene tiempo, así que decidió no perderse la batalla.
 Durante casi media hora el público contempló como nacionales y republicanos recreaaron con enorme realismo lo que pudo ser uno de los episodios de la Batalla Olvidada. Los “republicanos” atacaron el puente en manos “nacionales” vadeando el Tajuña por varios puntos, rodeando a los defensores que debían replegarse hacia el pueblo. Cuando los republicanos estuvieron  a punto de hacerse con la victoria irrumpió la Legión contraatacando y dando la vuelta a la situación. La carga final dejó la calle cubierta de heridos y muertos, que a diferencia de los de antaño revivieron al ensalmo del silbato que puso fin a la recreación. Los dos bandos formaron frente a frente para cerrar el acto. Se rindieron honores a ambas banderas en memoria de todos los que lucharon y los oficiales contrarios se saludaron con marcialidad castrense. Al romper filas todos, “nacionales” y “republicanos”, se fundieron en un fraternal abrazo ante el aplauso del público.
 El viajero nunca había visto nada así y piensa que estará muy bien venir el año que viene si la cosa se repita y traerse a la familia. Ahora sabe que el pueblo se llama Abánades y que seguro que no olvidará este nombre. Como la memoria de aquella batalla y de quienes la libraron, hoy recobrada para la historia.