Adriá, Robuchon y De la Osa, Premios Don Quijote y Dulcinea
01/10/2010 - 09:45
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, manifestó que Cuenca se convirtió ayer en la capital universal de la gastronomía. Barreda hacía esta aseveración en el marco de la II edición de los Premios Internacionales de Gastronomía Don Quijote y Dulcinea que este año han recaído en los restauradores Ferrán Adriá, Jöel Robuchon y Manuel de la Osa y que ha tenido lugar en el Teatro Auditorio de Cuenca.
En este contexto y tras recordar al restaurador conquense Pedro Torres, destacó la importancia que la cocina y el turismo tienen para el fomento de una sociedad moderna y dinámica, brindó un homenaje a los excelentes cocineros que hay en la región y les agradeció la atención, delicadeza y el mimo con el que desempeñan su labor.
Castilla-La Mancha es ancha y existe, ocupa el corazón de España, no es sólo un lugar de ficción, La Mancha, las dos Castillas, son regiones de España que se pueden y deben visitar, dijo el jefe del Ejecutivo autonómico al tiempo que reconocía la fortuna de tener como seña de identidad a un personaje universal, patrimonio de la humanidad, que nació en un lugar de La Mancha, por lo que todos y cada uno de los pueblos de esta región pueden ser y son la patria de Don Quijote.
A este respecto recordó que en 2005 se celebró un libro y también una tierra: Don Quijote de La Mancha, un libro en el que, apuntó, hay referencias a la cocina relacionadas con literatura. En este sentido, se mostró convencido de que en la cocina hay mucha literatura y aseguró que no se puede concebir el desarrollo de la historia de la humanidad sin la comida.Convocar un premio de gastronomía con los nombres Don Quijote y Dulcinea me pareció una excelente idea para promocionar nuestra cultura culinaria en el exterior, dijo el presidente Barreda que reconoció que este año, los premios, han recaído en los más grandes cocineros de la actualidad, lo que hace más grande el galardón porque los premios se prestigian en función de sus premiados. Por su parte, el restaurador francés Joel Robuchon aseguró estar profundamente emocionado al reencontrarse con una región, Castilla-La Mancha, rica no sólo en tesoros gastronómicos y recetas ancestrales, sino también en cocineros modernos y dinámicos que, concluyó, forman parte de la diversidad de la cocina europea.
Finalmente, el restaurador conquense Manuel de la Osa, que recibió el Premio Dulcinea de manos del presidente de Castilla-La Mancha, aprovechó la ocasión para resaltar el enorme esfuerzo que los profesionales de la región están realizando para colocar la gastronomía castellano-manchega entre las mejores del mundo.
Castilla-La Mancha se merece este reconocimiento y muchos más porque todos estamos trabajando muy duro, declaró y recordó el esfuerzo de muchos cocineros jóvenes que se encuentran en una región que, señaló, cuenta con grandes bodegas y una de las mejores despensas de todo el país.
Por su parte Rafael Ansón, presidente de la Academia Española de Gastronomía, subrayó que Castilla-La Mancha es una tierra admirable con un escritor único, Miguel de Cervantes y un personaje de ficción, Don Quijote de La Mancha, que ya parece real. En la misma línea se pronunció el presidente de la Academia castellano-manchega, Carlos Falcó, Marqués de Griñón que aseguró que Castilla-La Mancha y el viaje a cada uno de sus rincones merece la pena por la excelente gastronomía y sabrosos platos de los que goza esta tierra.
La cocina como un elemento más en el desarrollo
Organizados por el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales y por la Academia Castellano-manchega de Gastronomía, estos premios pretenden reconocer la cocina como un elemento más en el desarrollo de las sociedades, a la vez que intentan destacar la riqueza de algunos de los productos agroalimentarios de la región como el vino, el azafrán o el aceite.
El premio Don Quijote, de carácter internacional, tiene como objetivo reconocer las técnicas de trabajo y las propuestas de los cocineros más importantes del mundo, mientras que el premio Dulcinea está destinado a distinguir al más destacado representante de la cocina castellano-manchega.
En esta II edición, el jurado ha decidido entregar el Premio Quijote ex aequo al francés Jöel Robuchon y el español Ferrán Adriá, considerados por la crítica como El gran cocinero del siglo XX y el Chef del siglo XXI, respectivamente.
Castilla-La Mancha es ancha y existe, ocupa el corazón de España, no es sólo un lugar de ficción, La Mancha, las dos Castillas, son regiones de España que se pueden y deben visitar, dijo el jefe del Ejecutivo autonómico al tiempo que reconocía la fortuna de tener como seña de identidad a un personaje universal, patrimonio de la humanidad, que nació en un lugar de La Mancha, por lo que todos y cada uno de los pueblos de esta región pueden ser y son la patria de Don Quijote.
A este respecto recordó que en 2005 se celebró un libro y también una tierra: Don Quijote de La Mancha, un libro en el que, apuntó, hay referencias a la cocina relacionadas con literatura. En este sentido, se mostró convencido de que en la cocina hay mucha literatura y aseguró que no se puede concebir el desarrollo de la historia de la humanidad sin la comida.Convocar un premio de gastronomía con los nombres Don Quijote y Dulcinea me pareció una excelente idea para promocionar nuestra cultura culinaria en el exterior, dijo el presidente Barreda que reconoció que este año, los premios, han recaído en los más grandes cocineros de la actualidad, lo que hace más grande el galardón porque los premios se prestigian en función de sus premiados. Por su parte, el restaurador francés Joel Robuchon aseguró estar profundamente emocionado al reencontrarse con una región, Castilla-La Mancha, rica no sólo en tesoros gastronómicos y recetas ancestrales, sino también en cocineros modernos y dinámicos que, concluyó, forman parte de la diversidad de la cocina europea.
Finalmente, el restaurador conquense Manuel de la Osa, que recibió el Premio Dulcinea de manos del presidente de Castilla-La Mancha, aprovechó la ocasión para resaltar el enorme esfuerzo que los profesionales de la región están realizando para colocar la gastronomía castellano-manchega entre las mejores del mundo.
Castilla-La Mancha se merece este reconocimiento y muchos más porque todos estamos trabajando muy duro, declaró y recordó el esfuerzo de muchos cocineros jóvenes que se encuentran en una región que, señaló, cuenta con grandes bodegas y una de las mejores despensas de todo el país.
Por su parte Rafael Ansón, presidente de la Academia Española de Gastronomía, subrayó que Castilla-La Mancha es una tierra admirable con un escritor único, Miguel de Cervantes y un personaje de ficción, Don Quijote de La Mancha, que ya parece real. En la misma línea se pronunció el presidente de la Academia castellano-manchega, Carlos Falcó, Marqués de Griñón que aseguró que Castilla-La Mancha y el viaje a cada uno de sus rincones merece la pena por la excelente gastronomía y sabrosos platos de los que goza esta tierra.
La cocina como un elemento más en el desarrollo
Organizados por el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales y por la Academia Castellano-manchega de Gastronomía, estos premios pretenden reconocer la cocina como un elemento más en el desarrollo de las sociedades, a la vez que intentan destacar la riqueza de algunos de los productos agroalimentarios de la región como el vino, el azafrán o el aceite.
El premio Don Quijote, de carácter internacional, tiene como objetivo reconocer las técnicas de trabajo y las propuestas de los cocineros más importantes del mundo, mientras que el premio Dulcinea está destinado a distinguir al más destacado representante de la cocina castellano-manchega.
En esta II edición, el jurado ha decidido entregar el Premio Quijote ex aequo al francés Jöel Robuchon y el español Ferrán Adriá, considerados por la crítica como El gran cocinero del siglo XX y el Chef del siglo XXI, respectivamente.