África González: “Es una desgracia que los científicos se tengan que ir, el problema es que se van los buenos”
África González, alcarreña de adopción, ha sido una de las cuatro españolas finalistas al Premio Mujeres Innovadoras que concede la Comisión Europea. Es socia fundadora de NanoInmunoTech, una empresa a la vanguardia en el sector de la nanotecnología. En una entrevista con Nueva Alcarria analiza la situación de los investigadores en España y la de las mujeres en el mundo de la ciencia.
El pasado mes de marzo aparecía en algunos medios nacionales porque fue una de las nueve finalistas al Premio europeo a las Mujeres Innovadoras que, con motivo del Día Internacional de la Mujer, concede la Comisión Europea. África González Fernández es catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, directora de su Centro de Investigaciones Biomédicas y presidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), desde mayo del pasado año. Pero ha sido su faceta como emprendedora, como cofundadora de la empresa NanoInmunoTech, lo que le ha llevado a compartir esperanzas con otras tres españolas que, como ella, han destacado en un campo, el de la empresa y la innovación, donde la mujer no tiene todavía mucha visibilidad. Finalmente, el galardón no ha llegado a España, pero “ser finalista ya es importante”, afirma. Y es que no está nada mal quedar entre las nueve seleccionadas europeas en su categoría de entre todas las candidaturas presentadas.
Esta mujer emprendedora e innovadora, alcalaína que recaló hace más de 20 años en Vigo por motivos de trabajo, tiene mucho que ver con Guadalajara. De aquí procede su familia política, concretamente de Yela, localidad donde sus hijos han pasado muchos veranos con los abuelos. Ella viene a menudo, tanto para ver a la familia de su marido como a su hermano, que, casualidades del destino, también vive en la provincia.
Una empresa innovadora
NanoInmunoTech es una empresa vanguardista en nanotecnología, diseña nanomateriales con distintas propiedades y funciones. Su actividad se centra fundamentalmente en el campo del diagnóstico y el sector agroalimentario. “Nos interesa –explica– utilizar esas nanoestructuras para diagnosticar, por ejemplo, la presencia de un determinado marcador en suero, un analito en un alimento o una bacteria en muestras de pollo, si lo que queremos es detectar salmonella”.
“Lo bueno que tiene la nanotecnología es que con muy poca cantidad de muestra y con técnicas muy sensibles puedes detectar rápidamente la presencia de algo. Utilizamos elementos que son muy específicos como son los anticuerpos y ahí entra la parte de inmunología (...). Diseñamos nanopartículas a la carta y las recubrimos de cosas, hay empresas que solicitan nuestros servicios, tenemos patentes que son únicas en el mercado y también mejoramos nanopartículas que hacen otros investigadores”. Otra línea de trabajo es determinar la posible toxicidad y la biocompatibilidad de los nanomateriales, y han desarrollado, con ayuda europea, un equipo muy sensible para detectar cantidades muy pequeñas de cualquier elemento en un producto.
Para entender bien la importancia de los nanomateriales, González nos habla de sus posibles aplicaciones en diversos campos, por ejemplo para hacer raquetas menos pesadas y más resistentes, para construir edificios, para hacer pantallas o teclados flexibles, tejidos o alimentos inteligentes, etc. y en el campo de la medicina, que es lo que a ella le interesa, pueden ayudar a crear fármacos que lleguen específicamente a las células, por ejemplo que elimine las células tumorales dejando intactas las sanas, o a reducir o eliminar su toxicidad y aumentar su eficacia.
En su campo, el del diagnóstico en el sector de la alimentación, están trabajando en “nuevos métodos de diagnóstico más eficaces y rápidos para que nos beneficiemos todos”.
La empresa se creó en 2009 promovida por un equipo formado por investigadores de las universidades de Vigo y de Zaragoza y ya factura más de 100.000 euros. Lo difícil fue conseguir financiación, “porque los inversores buscan un retorno del capital rápido y para una empresa biotecnológica eso lleva mucho tiempo”, pero consiguieron a una bussines angel que apostó por ellos y ha invertido en su empresa. No obstante, siempre es necesario dinero para seguir innovando, insiste González. Actualmente son 22 personas trabajando en InmunoTech, pero su intención es seguir creciendo: “Se va a incrementar la plantilla, pero si queremos dar un salto importante necesitamos inversores, estamos pensando en hacer una ampliación de capital”.
Situación de los investigadores
Lamenta que los científicos e investigadores españoles se tengan que marchar fuera ante la falta de oportunidades en España. “Es una desgracia que la gente se tenga que ir fuera y el problema es que se están marchando los buenos, porque aquí no se les ofrecen oportunidades”. “La crisis económica nos ha hecho mucho daño –indica–. Ha habido una tasa de reposición muy baja, una persona de cada diez jubilados. Se ha deteriorado mucho la investigación en los hospitales. En lugar de reducir en otros aspectos, creo que habría que recortar en políticos y parlamentarios e invertir en ciencia e investigación”.
Considera que las universidades y los centros de investigación no están haciendo una apuesta real, porque no se da estabilidad al talento y al final esta gente se tiene que marchar. “Nosotros con la empresa hemos sido muy valientes, estamos intentando captar gente buena pero es difícil porque la gente que se marcha fuera luego, a menos que se le dé una estabilidad, no quiere volver.”, explica.
“No he sentido ningún problema por el hecho de ser mujer”
Como finalista de un premio a las Mujeres Innovadoras, no podíamos dejar de preguntarle por cómo ha influido en su carrera su condición de mujer. Y contra lo que cabría pensar, González no ha sentido nunca que eso haya supuesto un problema. “Yo tuve una educación muy igualitaria en mi casa. Siempre me han animado a ser totalmente independiente, tanto mental como económicamente. Creo que eso fue una de las mejores cosas que han hecho mis padres, educarme en la igualdad. Por una parte la educación fue muy importante, luego he tenido mucho apoyo por parte de mi marido y mis hijos. Tengo que decir que por el hecho de ser mujer, yo no he sentido, personalmente, ninguna cortapisa”. Pero entiende que no en todos los casos es así y sobre todo cuando hay hijos de por medio. Considera que en el fondo es una decisión que se tiene que adoptar en pareja, hablando las cosas abiertamente y asumiendo las decisiones.
“Si uno quiere desarrollarse profesionalmente puede hacerlo y puede hacerlo teniendo una familia, pero con una pareja que te apoye, y si tu pareja no te apoya, hay que cambiar de pareja. Veo muchas mujeres que se quejan pero realmente no veo que hagan nada para que esa situación cambie”.
Sí que está observando un retroceso en materia de igualad en la gente joven y pide valentía a las mujeres “para desarrollarnos a nivel personal, de amistades y profesional, como cualquier persona”.