Ángel Téllez, del sueño de la alternativa al de la Puerta Grande
El toricantano paseó tres orejas en una tarde en la que Morante y Juli anduvieron muy poco certeros con los aceros.
La lluvia marcó la tarde, pero no pudo con la fe de Téllez. El agua hizo abrir los paraguas en la lidia del tercero y ya no cesó hasta la puerta grande que marcó el fin. El calabobos y los aceros se encargaron de aguar a partes iguales un espectáculo que, con otra temperatura y mayor acierto estoqueador, bien podría haber materializado en más amplio resultado.
El toricantano se puso la tarde por montera de principio a fin. Consciente de la relevancia del momento y de que su nuevo destino tenía Guadalajara como primera estación de viaje. ‘Almirante’ fue el toro de la ceremonia, que tuvo como padrino a un Morante de escueto discurso, como en él es habitual. Capote a la espalda, el quite del toricantano, fue tan ceñido como escalofriante. Una declaración de intenciones que tuvo continuidad en el inicio de rodillas, tras el emotivo brindis a sus padres. La conexión trepó pronto a los tendidos y Téllez se mostró tan fresco de ideas como asentado durante la faena. El fondo de ‘Almirante’ fue justo, como en líneas generales el de toda la corrida, y el torero lo apuró en terrenos de cercanías. La estocada cobrada a ley bien valió la oreja. Con el mismo empuje y decisión se volcó en la suerte suprema en ambos toros de su lote, lo cual le puso en la mano la llave de la puerta grande. El sexto tomaba con emoción los vuelos de la muleta y el torero lo llevó en series templadas de buena factura. Le faltó al toro un último tranco y el cambio por la espalda volvió a poner el ‘ay’ en los tendidos. Quería Téllez rebañar el plato mientras la cuadrilla ya buscaba la salida de la puerta del triunfo, antes incluso de ensayar la suerte suprema. Todos empujaron la empuñadura de la tizona con la misma fe que su jefe de filas. El sueño estaba a su alcance y la pañolada no se hizo esperar.
No tuvo Morante la suerte de cara. Su primero impactó estrepitosamente de salida contra la tronera del burladero. Las protestas arreciaron y el presidente lo aguantó en el ruedo. Tuvo el toro la virtud de la movilidad y de la misma se aprovechó el de la Puebla para pasarlo con torería. Los destellos surgieron de sus muñecas de seda. Pinturería con la muleta y también antes con el capote. Con la espada lo cazó habilidoso al encuentro y los innumerables descabellos afearon el tangible premio. Su segundo adoleció de emoción y Morante intentó imprimirla a base de robar muletazos de uno en uno. Los primorosos cambios de mano fueron estampas de torería añeja. Un metisaca y una estocada delantera permitieron pasear la oreja.
Otro trofeo cortaría también El Juli en el que hizo quinto con un toro noble y repetidor de medidas fuerzas. Hubo emoción en el inicio a pies juntos, pero la imposibilidad de ligar los muletazos fue un escollo que salvar. El circular en tres tiempos provocó la respuesta inmediata de los tendidos y el madrileño se inventó con mérito una faena de gran técnica. No anduvo El Juli acertado con los aceros, especialmente con su primero, cuya testa movió a la altura del estaquillador.
Feria de Primavera. Domingo 7 de abril. Tarde fría y lluviosa. Más de tres cuartos de entrada en los tendidos. Asiste al festejo el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, a quien Morante brindó la faena al cuarto toro de la tarde.
Corrida de Garcigrande. Primero y tercero, con el hierro de Domingo Hernández. Pesos: 480, 535, 495, 486, 469 y 484. El primero con genio, segundo con movilidad, el tercero flojo y soltando la cara, el cuarto parado y falto de emoción, el quinto repetidor con fuerzas justas y sexto, noble.
- Morante de la Puebla (blanco y azabache). Estocada al encuentro y 10 descabellos (2 avisos y silencio). En el cuarto, metisaca y estocada delantera (oreja).
- El Juli (obispo y oro). Seis pinchazos y estocada baja (silencio). En el quinto, estocada trasera y tres descabellos (oreja).
- Ángel Téllez (blanco y plata). Estocada desprendida (oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).