Arte y duende se citan en el homenaje a Enrique de Melchor

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
El toque, el cante y el baile de salpimentaron un año más los primeros despuntes del mes de abril guadalajareño, referente a pulso de uno de los espectáculos con más fuerza y garra que se viven y sienten en la capital. Regresaba anoche al teatro auditorio Buero Vallejo, reconvertido para la excepcional ocasión en un patio andaluz camaleónico que recrearía los míticos tablaos de Los Canasteros, Torres Bermejas, Corral de la Morería y Café de Chinitas, la Cumbre Flamenca que, en su decimoséptima edición, y siguiendo la estela de años precedentes, llenó el patio de butacas.
La cosa prometía en la noche en el que el nombre de Enrique de Melchor trascendería más allá del cartel para convertirse en el propio homenajeado de la muestra junto a su guitarra, de cuyo suave pero intenso labrado de cuerdas volverían a aflorar los mejores ejemplos del flamenco de ayer y de hoy. No estaría solo en este quehacer. Arropándole personal e instrumentalmente sobre el escenario se encontraba otro habitual de la cita, Juan Parrilla, quien con el dominio demostrado con su flauta volvió a estremecer al personal. También lo haría a base de palmas y una voz desgarrada Carmen Linares, quien se llevó muchas de las grandes ovaciones que se sucedieron, síntoma sonoro del éxito cosechado, un año más, por la cita propuesta por la Fundación Siglo Futuro.