Cayó la noche en Marchamalo tras 15 minutos
El partido tardó en acabar apenas quince minutos. No en vano, fue en el primer cuarto de hora cuando los contendientes firmaron tablas. Tras eso, mucho mediocampismo, un campo excesivamente pesado y pocas ocasiones reseñables. Y es que, tras esos 900 segundos, el partido fue soso y poco vistoso para la retina del espectador que acudió a La Solana a disfrutar del deporte rey.
El primero en golpear, en el minuto 4, fue el Almagro. Un Almagro que, por cierto, comparecía en el feudo gallardo en los puestos altos de la clasificación y luchando por dar guerra a los favoritos para meterse entre los cuatro primeros. Un Almagro que lo probó con disparo de Douglas que supo repeler Juli. Cierto es que el 11 visitante tenía un chut difícil al estar muy escorado. Y aunque el Almagro golpeó primero con ese disparo de Douglas, fue el Marchamalo el que consiguió adelantarse en el marcador cuatro minutos después. Lo hizo después de una internada por banda de Dani y un servicio impecable de este dirección a la cabeza de su tocayo, Dani Cabanillas. El centro era tan bueno, que hubiera sido flagrante que el ariete gallardo no hubiera sido capaz de embocarlo y, ciertamente, no lo hizo, puesto que su testarazo lo salvó como pudo Jesús. Sin embargo, en el rechace, el pichichi verdillo no falló.
La reacción ciudadrealeña no se hizo esperar. En el minuto 15, Ureña, desde la frontal del área, aprovechó una combinación con Sevilla para batir a Juli. Y es que, el cancerbero local no pudo hacer nada, a pesar de su estirada, para salvar un disparo con mucha rosca y ajustado al palo. El delantero manchego demostraba así su gran precisión en los disparos de media distancia. De hecho, cada vez que el balón pasaba por sus botas, sus ojos miraban decididos el arco rival. Otra cosa es que Palencia o Miguel Pérez, los mediocentros que dispuso ayer Nito Alonso, le dejaran armar la pierna y lanzar.
Tras el empate, la alternancia entre los dos equipos comenzó, aunque sin clarividencia arriba. No en vano, apenas hubo disparos en lo que restó de primera parte. En la segunda, más de lo mismo. De hecho, se pudieron contar cuatro disparos entre ambos equipos y solo uno entre los tres palos, el de Rafa Espada en el minuto 75. El extremo fue incapaz de hacer bueno un gran pase filtrado al hueco en una de las pocas oportunidades del partido. Cuarto de hora después, en la prolongación, el jugador gallardo sería expulsado al zancadillear por detrás a un rival y ver la segunda amarilla.