China sigue la búsqueda de sus muertos mientras crece el riesgo de epidemias
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
El Gobierno chino ha emprendido una nueva batalla para prevenir los riesgos de epidemias entre unos cinco millones de refugiados tras el terremoto que ha afectado suroeste de China, y que causó oficialmente 28.881 muertos. Mientras, este sábado continuaban los rescates milagrosos de supervivientes de entre las ruinas.
Cinco días después de la catástrofe en la provincia de Sichuán, cuyo balance podría superar los 50.000 muertos, un turista alemán fue sacado, herido pero vivo, el sábado por la mañana de los escombros de una casa por los miembros del Ejército Popular de Liberación.
En la ciudad de Deyang, poblada por 3,8 millones de habitantes, responsables locales estimaron que el número de fallecidos podría elevarse hasta los 20.000, una cifra que supera con creces los 7.568 muertos confirmados con anterioridad por Pekín.
Los medios de comunicación chinos siguen conservando la esperanza de hallar supervivientes, cuyo número desgraciadamente disminuye a medida que pasan las horas. Según las autoridades de la provincia de Sichuán, cuya superficie triplica la de Bélgica, unas 14.000 personas siguen bloqueadas bajo toneladas de cemento y hierro por el terremoto de magnitud 7,9 del pasado lunes.
El ejército movilizó a 130.000 hombres para organizar los rescates, despejar carreteras y lanzar desde el aire víveres y agua en las localidades devastadas de Beichuan y Wenchuan.
Especialistas japoneses, rusos, surcoreanos y de Singapur participan también en las búsquedas, con perros adiestrados.
Agua contaminada
Pero si los esfuerzos continúan para salvar vidas, las autoridades comienzan a inquietarse sobre los riesgos de epidemias que amenazan a los sobrevivientes, en especial tras la destrucción de todas las redes de distribución de agua potable.
Tras las fuertes lluvias que cayeron luego de la catástrofe, el sol reapareció y el aire cargado de humedad aceleró la descomposición de los cadáveres. En las calles de Shifang, ciudad cercana al epicentro, soldados, policías y médicos llevan máscaras para evitar el olor de los cadáveres y protegerse de enfermedades.
La municipalidad distribuyó folletos con instrucciones para prevenir los riesgos de enfermedades, aconsejando en especial hervir el agua del grifo. Sin embargo, un experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó que los riesgos de epidemia no provienen de los cuerpos en descomposición, sino del agua contaminada y la promiscuidad de los centros de albergue.
El sismo dejó más de 4,8 millones de personas sin casa, que fueron alojadas en instalaciones provisionales. El ministro de la Construcción, Jiang Weixin, anunció el envío de 48 purificadoras de agua en las zonas más afectadas. Pero ninguna de esas pesadas máquinas puede purificar las entre 30 y 50 toneladas de agua necesarias por día, para 5.000 o 10.000 personas, según los expertos.
En la ciudad de Deyang, poblada por 3,8 millones de habitantes, responsables locales estimaron que el número de fallecidos podría elevarse hasta los 20.000, una cifra que supera con creces los 7.568 muertos confirmados con anterioridad por Pekín.
Los medios de comunicación chinos siguen conservando la esperanza de hallar supervivientes, cuyo número desgraciadamente disminuye a medida que pasan las horas. Según las autoridades de la provincia de Sichuán, cuya superficie triplica la de Bélgica, unas 14.000 personas siguen bloqueadas bajo toneladas de cemento y hierro por el terremoto de magnitud 7,9 del pasado lunes.
El ejército movilizó a 130.000 hombres para organizar los rescates, despejar carreteras y lanzar desde el aire víveres y agua en las localidades devastadas de Beichuan y Wenchuan.
Especialistas japoneses, rusos, surcoreanos y de Singapur participan también en las búsquedas, con perros adiestrados.
Agua contaminada
Pero si los esfuerzos continúan para salvar vidas, las autoridades comienzan a inquietarse sobre los riesgos de epidemias que amenazan a los sobrevivientes, en especial tras la destrucción de todas las redes de distribución de agua potable.
Tras las fuertes lluvias que cayeron luego de la catástrofe, el sol reapareció y el aire cargado de humedad aceleró la descomposición de los cadáveres. En las calles de Shifang, ciudad cercana al epicentro, soldados, policías y médicos llevan máscaras para evitar el olor de los cadáveres y protegerse de enfermedades.
La municipalidad distribuyó folletos con instrucciones para prevenir los riesgos de enfermedades, aconsejando en especial hervir el agua del grifo. Sin embargo, un experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó que los riesgos de epidemia no provienen de los cuerpos en descomposición, sino del agua contaminada y la promiscuidad de los centros de albergue.
El sismo dejó más de 4,8 millones de personas sin casa, que fueron alojadas en instalaciones provisionales. El ministro de la Construcción, Jiang Weixin, anunció el envío de 48 purificadoras de agua en las zonas más afectadas. Pero ninguna de esas pesadas máquinas puede purificar las entre 30 y 50 toneladas de agua necesarias por día, para 5.000 o 10.000 personas, según los expertos.