China y Rusia echan el freno a las adopciones internacionales

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: EUROPA PRESS
Las familias españolas consumaron el pasado año 3.648 adopciones frente a las 4.472 de 2006 o las 5.423 de 2005. Los niños procedentes de China sumaron 1.059 (un 40% menos), mientras que los de Rusia, 955 (un 26% menos).
La suma de ambos, no obstante, sigue representando el 60% de los acogimientos internacionales. Tan sólo Etiopía y Ucrania, gracias a sus políticas de cupos, han logrado minimizar la caída de menores prohijados. Del primero procedieron 481 niños (un 36% más) y del segundo 338 (un 90% más). Las nuevas exigencias chinas hacen referencia a la obligatoriedad de que los adoptantes sean pareja, tengan un nivel estudios superiores, unos ingresos económicos determinados y una salud estable. Asimismo, Pekín ha alentado las políticas de acogimiento nacional en detrimento de las extranjeras, mientras que Rusia ha incidido sobre todo en los requisitos para las ‘Ecais’, es decir, las entidades colaboradoras en materia de adopción internacional, que están acreditadas tanto por las Comunidades Autónomas (competentes en esta materia) como por los países de origen.
Las nuevas exigencias chinas también han afectado a Estados Unidos, que ha perdido más de 1.000 adopciones procedentes del territorio asiático, Francia (238), Dinamarca (138), Suecia (34) o Inglaterra (50). Sin embargo, los 700 niños chinos que han dejado de prohijar las familias españoles hace que, poco a poco, nuestro país pierda comba en la cabeza de las adopciones extranjeras, y vuelva a cifras totales de hace cinco años, cuando se adoptaron 3.951 menores.

Europa del Este, a la cabeza
Por vez primera desde hace cinco años, los países de Europa del Este vuelven a encabezar las emisiones de acogidas, por delante de Asia, África y América Latina. Al decrecimiento de Rusia se contrapone la subida de Ucrania, Kazajastán (130 adopciones en 2007), Hungría y Bulgaria. En Asia, a la caída de Nepal (76 acogidas el pasado año) se suma el aumento de India (103) y la estabilidad de Filipinas (29). Mientras que en África, más descensos que otra cosa, con el caso especial de Marruecos (cero acogidas) y el incremento de la República del Congo, un conflictivo país que tramitó el pasado año ocho adopciones.
En cuanto a la edad de los prohijados, el 71% tenía entre 0 y 2 años, el 19% entre 3 y 5 años, el 7% entre 6 y 8 y el 2% tenía más de nueve años en el momento de la adopción. El 85% de los niños acogidos son por parejas y el 15% por familias monoparentales, un 5% más que hace un año.

Sobre el tiempo de espera, éste varía según los países, oscilando la mayoría de las ocasiones entre seis y 24 meses. Cabe destacar el descenso también del número de solicitudes de adopción, un dato que maneja cada Comunidad Áutónoma. Según la secretaria de Asuntos Sociales, en 2004 se tramitaron unas 11.000 solicitudes, un año después sobre 9.000 y en 2006, último periodo con cifras disponibles, unas 8.000. AMuchas parejas que desisten a lo largo del proceso, el 97% de las que lo piden obtienen el certificado de idoneidad, un trámite básico para consumar la adopción.

La larga sombra del ‘Arca de Zoé’

Los procesos de adopciones, sobre todo si se hacen con países donde la seguridad jurídica brilla por su ausencia, puede plantear serios problemas tanto a las agencias mediadoras (públicas o privadas) como a las propias familias. A la sombra del mediático caso de ‘El arca de Zoé’, la ONG francesa dedicada a los huérfanos y a la ayuda humanitaria, cuyos miembros fueron acusados por tráfico de menores en Chad, este lunes se destapó otro asunto escabroso, aunque de menor enjundia, en Jaén.

La adopción frustrada de una niña guineana por parte de una familia jienense permitió la desarticulación de una red que usaba como tapadera una ONG ficticia denominada África Negra, que daba en adopción a niños de ese país. La red –formada por tres personas, dos guineanos y un español- prometía apadrinamientos rápidos por unos 20.000 euros, disminuyendo los plazos legales y la burocracia necesaria, utilizando para ello el sistema de acogimiento familiar, pero siempre al margen de la ley.