Diego Valladar, un guiño con los aficionados más jóvenes
El propietario de la finca “La Morera” acerca el toro en el campo a una veintena de chavales.
Sin duda, una tarea pendiente que tiene el mundo del toro es acercar la tauromaquia a los aficionados de más corta edad. Diego Valladar, ganadero de la provincia de Guadalajara y propietario de la finca “La Morera”, situada en el término municipal de Fuentelencina, ha “llenado” su finca de chavales que sueñan con ser toreros y les apasiona un mundo cargado de misterio y emoción.
La crianza del toro bravo es la parte más desconocida para el gran público. Desde que nace, es guardián de las dehesas con todo tipo de cuidados y mimos.
Diego Valladar se ha criado desde pequeñito vinculado al mundo del toro. Recortador en sus inicios, ahora ganadero y torero de plata, sabe lo que significa que los jóvenes acudan a un festejo taurino. Son el futuro más inmediato.
En un post en redes sociales que se ha hecho viral, Valladar cuenta la anécdota que de pequeño siempre le llevaba de cabeza: entrar en los corrales de una plaza de toros. Ahí donde guarda el misterio en los trabajos del ganado bravo. Un lugar donde los niños por lo general no están autorizados a entrar.
“Cuando era un niño y solo jugaba y pensaba en toros siempre me intentaba acercar a los corrales de las plazas que más frecuentaba y seguramente pues un niño por allí molestaba porque preguntaba, trasteaba… Era incómodo y entendible”, afirma Valladar.
“Pero lo que nunca me gustó, y creo que estaba fuera de lugar, era recibir la mayoría de las veces un desprecio, una mala cara o una mala contestación. Dentro de mi cabeza quedan recuerdos agridulces”, cuenta el ganadero.
Su obsesión por entrar en los chiqueros y conocer de primera mano como se desarrolla una feria le llevó a que una veintena de jóvenes se acercasen a los corrales de la plaza de toros de Daganzo en las pasadas fiestas de septiembre, donde Valladar era organizador.
Ahí fue posible que los chavales entrasen en las instalaciones a ver los bueyes y les prometió una visita a la finca de Fuentelecina, donde pasta el ganado de su propiedad.
El pasado mes de noviembre les recibió y los niños pudieron “torear” hasta una becerra mamona además de conocer los secretos del campo bravo: manejo de ganado, toros en libertad, echar de comer a las reses o apartar vacas.
Sin duda, el compromiso con los aficionados más nuevos de uno de los principales ganaderos de la provincia de Guadalajara es real.
“Creo y lanzo un S.O.S a todos mis compañeros de oficio, tanto ganaderos, toreros y empresas… La tauromaquia tenemos que enseñarla y acercarla”, finaliza el criador de bravo.