Diferentes ideas de negocio se establecen en Milmarcos, Fuentelsaz y Orea
Diferentes grupos de población se asientan en estos municipios y abren una tienda de ultramarinos, un teleclub y hasta una empresa de telecomunicaciones
La tienda de Minerva, un amplio abanico de productos al alcance de la mano de sus vecinos
Esta vecina compagina su negocio con su profesión como aparejadora y además ayuda a los mayores. Cambió la Ciudad Condal por Milmarcos. Hace tiempo, Minerva Embuena Aparicio, arquitecto técnico e ingeniera, decidió que el pequeño pueblecito donde había veraneado desde que era pequeña podía ser un buen lugar para dar un giro radical a su vida.
La oportunidad se le presentó cuando el alcalde de la localidad le informó de que la persona que regentaba la tienda del pueblo la dejaba. Hoy, dos años y siete meses después, La tienda de Milmarcos abastece de comidas, ropa y todos los productos básicos que los vecinos y vecinas pueden necesitar. Una vez que Minerva cogió las riendas del negocio llevó a cabo una ampliación del local para dar un mayor servicio. “Antes había pan y poco más”, comenta, añadiendo que “ahora vendo de todo, desde ferretería, papelería o incluso artículos de mercería”.
Encaje de bolillos
Un encaje de bolillos es el que esta vecina realiza en su día a día; ya que compagina el trabajo regentando La tienda de Milmarcos con su profesión como aparejadora, la cual ejerce desde casa con el teletrabajo, aunque, de forma esporádica, se ve obligada a hacer algún viaje a Barcelona.
Pese a las indudables dificultades que se plantean en pequeños municipios como éstos -en Milmarcos viven habitualmente medio centenar de personas y “no vienen suministros, no hay ningún transportista que traiga cosas para la tienda, tengo que ir a Molina y a Calatayud”, señala Minerva- el balance “emocional” que hace de su vida en el pueblo es “fantástico”. Hoy por hoy no se plantea volver a la gran ciudad; “sigo desestresándome de ella”, afirma, añadiendo que, para plantearse ir a vivir a un pueblo como Milmarcos, hay que tener claro que necesitas “un coche” y, por otro lado, ser consciente de que la “parte económica” exige de un gran esfuerzo y sacrificio que, en muchas ocasiones, no basta con un único puesto de trabajo. De esta manera, Minerva da clases de internet a unos cuantos mayores en el pueblo, les hace la compra a otros o les lleva al médico. Una ayuda y beneficio para ambas partes; contribuyendo a mantener con vida el medio rural.
Teleclub, el bar de Freddys, punto de encuentro y vida social
La pandemia puso las cosas difíciles a mucha gente. Éste también fue el caso de Freddys Ramones, un vecino de Fuentelsaz que hoy regenta el bar y tienda Teleclub en la localidad. Con la llegada del Covid-19 llegaron también las complicaciones en el trabajo, recuerda. Desde la parroquia Ntra. Sra. de Covadonga, en Manuel Becerra, llegó a sus oídos la oportunidad que se presentaba para llevar el bar y tienda de Fuentelesaz. Freddys no dudó en acercarse al pueblo y visitarlo. Y el veredicto no dejó lugar a dudas. El 18 de enero del pasado 2020 aterrizaba junto a su familia para emprender una nueva vida, alejada del bullicio y masificación de Madrid. “Vinimos en plena pandemia, con lo que no pude abrir el bar hasta febrero, sólo podía abrir la tienda”, rememora. A día de hoy, Freddys asegura que, “dentro de lo que cabe, de momento, con sus altos y bajos, pero están funcionando bien”; sin olvidar la ayuda y el apoyo que recibe por parte de su mujer, Hanay Meléndez; con la que gestiona ambas líneas de negocio, ya que ambos llevan dedicándose toda la vida al mundo de la hostelería. Aparte de ser un lugar de encuentro en el que sus vecinos pueden disfrutar del aperitivo o de un picoteo durante casi todos los días de la semana -sólo cierran los martes- la parte del Teleclub dedicada a la venta de productos y servicios ofrece, sobre todo, “pan”, cuenta su gerente, el cual sirven a diario. En este establecimiento también es posible hacerse con un paquete de harina, café o azúcar, galletas, tetrabriks de caldo, embutidos, productos de limpieza...
Hasta ahora, Freddys y su familia nunca había vivido en un pueblo tan pequeñito como Fuentelsaz. Sin embargo, no pueden estar más contentos. “Se está muy bien, aquí es todo muy tranquilo”, destaca el dueño del Teleclub. En comparación con su vida madrileña, Freddys señala con satisfacción que “hay grandes diferencias, sobre todo por el tema del empleo y el nivel de vida y la cercanía con la gente; aquí tenemos un trato casi familiar porque al ser un pueblo tan pequeño todos nos conocemos”. Sobre la acogida que tanto él como su familia han tenido entre los vecinos asegura que ha sido estupenda y estar “encantados” con el recibimiento y el trato. Freddys afirma que Madrid la visita “de vez en cuando”, en caso de tener que hacer alguna gestión y con eso se quita “las ganas de respirar ciudad”, pero “no volvería a vivir en ella, al menos de momento”. Y para encontrarse completamente a gusto en Fuentelsaz, este vecino cuenta, sin pesar alguno, que ahora se está sacando el carné de conducir, ya que “el coche es una necesidad para moverte por aquí”.
Ley de despoblación
Gracias a la recién entrada en vigor este 2021 Ley de Medidas contra la Despoblación de Castilla-La Mancha, emprendedores como Freddys y su familia se podrán ver beneficiados de incentivos como la desgravación en el IRPF para personas con estancias efectivas en núcelos del medio rural.
Manolo, el impulsor del ‘Silicon Valley’ en la comarca del Alto Tajo
La posibilidad de tener una mejor calidad de vida fue el principal motivo por el que Manolo Marco decidió arriesgarse y cambiar una vida llena de trasiego y -en ocasiones- conflictividad en su barrio en la ciudad de Murcia por la tranquilidad y el sosiego que se respira en Orea.
Se puede decir que su llegada a la localidad, de casualidad y gracias al contacto con la alcaldesa, hace ahora tres años, justo antes de la pandemia, tuvo algo de providencial. Manolo, que trasladó su residencia de la urbe al campo junto con su hijo, montó su propia empresa de telecomunicaciones, Seguridad Sistemas Blockchain 24 h, allá por 2019. Desde ella se ofrecen “servicios de ciberseguridad, inteligencia artificial, block y sistemas”, detalla Manolo, trabajo que puede desempeñar desde su propia casa.
Unos servicios que pueden llegar a tornarse imprescindibles, sobre todo, la formación que imparten a jóvenes en entornos con un alto índice de despoblación, con el fin de “fomentar el autoempleo, montar congresos nacionales e internacionales de estas materias con el fin de que Orea sea un Silicon Valley rural, un referente en nuevas tecnologías y un semillero de start-ups para el mundo rural”, apunta este murciano. Más allá de todo esto, desde su empresa busca propiciar un motor de emprendimiento que sirva a los más jóvenes para encontrar una oportunidad laboral en el medio rural, sin tener que verse obligados a marcharse a las ciudades.
Rapidez y proactividad
Si algo destaca Manolo de la vida en el pueblo es “la tranquilidad, que hay mucho menos ruido, puedes subir andando al bosque, conocer las historias del pueblo que te cuentan sus gentes... Ha sido un cambio para mejor”, afirma, sin lugar a dudas.
Eso en lo relativo a un día a día cuyas necesidades solventa con practicidad, “hay una tienda en el pueblo y, si no, en internet tienes de todo”, observa Manolo. Porque en la parte burocrática, de cara a afrontar un reto como posible emprendedor en el medio rural, este vecino asegura que “a la hora de montar una empresa tienes más ventajas que en una ciudad; los trámites van mucho más rápidos; aquí en el Ayuntamiento son muy proactivos”, alaba.
Este murciano se muestra totalmente agradecido al valioso apoyo de la Administración local para sacar adelante un negocio que funciona “bien”, con clientes tanto particulares, del pueblo, como de empresas.