El arte del estatismo deslumbró en la capital

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: VIRGINIA BODEGA
FERIAS Y FIESTAS

El centro de Guadalajara se vio ayer invadido de todo tipo de personajes, mitológicos o reales, que convirtieron sus calles en un lugar único y especial por el que daba gusto pasear. En lugares en los que en otros momentos solo podíamos encontrar la gris piedra, estaban colocados profesionales del estatismo que con sus habilidades pudieron sorprender al público de todas las edades que paseaba por las calles de la capital.

La plaza de Santo Domingo, la calle Mayor y las calles aledañas se mostraron al público repletas de estatuas humanas, personajes únicos con los que cualquier persona que pasara cerca de ellos podía interactuar sintiéndose especiales al tratar con grandes artistas capaces de hacer sentir a alguien único con el gesto más leve.

Por ejemplo, en plena plaza se podía encontrar a una de las figuras más espectaculares de todo el día. Se trataba de un bonito animal mitológico, que poseía cuerpo de mujer y alas de águilas, siendo una espectacular figura para todos aquellos que disfrutaban de la mañana gua dalajareña. Los perfectos movimientos que realizaba durante su actuación hacían pensar al público que se trataba de una especie única que había venido a visitarnos a Guadalajara.

Otro de los estatistas eligió caracterizarse como un soldado americano de la Segunda Guerra Mundial para despertar la curiosidad de los vecinos de la ciudad. Y vaya si lo consiguió. Vestido –y pintado– de un verde muy llamativo de los pies a la cabeza, supo cómo conectar con las personas que pasaban cerca de él, sobre todo los más pequeños, interactuando con ellos y haciéndoles partícipes de su arte.

Otra gran artista que visitó ayer el centro de Guadalajara eligió hacer un gran homenaje a las mujeres de épocas pasadas escenificando a una de ellas mientras limpiaba el suelo de la calle Mayor. Vestida de un blanco perfecto, supo estar inmóvil manteniendo una postura perfecta que recordaba a la manera de limpiar que existía entonces, suponiendo un mayor esfuerzo para aquellas a las que se destinaba dicha labor.

Pero sin duda alguna, la mitología era una de los elementos principales que se encontraban entre las muchas estatuas humanas que se podían encontrar. Así, una especie de hada, que repartía sus polvos mágicos entre los más pequeños del lugar, también consiguió que el público se situase alrededor de su puesto, empalizando en todo momento con la gente que se paraba a admirar sus dotes interpretativas.

Julián García, una de las muchas personas que disfrutaba de las estatuas humanas, valoraba muy positivamente esta iniciativa. "Da gusto venir por la calle Mayor y ver que tiene esta ambientación, sobre todo contando que durante el resto de año no es que sea el mejor lugar por donde pasear", dijo. Por su parte, Elisa Rodríguez, acompañada por sus dos hijos, paseaba con ellos por el centro de la ciudad admirando "como pueden estarse tan quietos durante tanto tiempo. Que me lo digan, sobre todo, para hacer que paren un rato estos dos".

Jaime Gutiérrez, un pensionista que siempre pasea por la zona centro, también se mostraba encantado de ver como por un día no eran los únicos que descansaban cerca de la estatua de Neptuno. "Estoy siempre por aquí y es difícil encontrar a tanta gente durante el año. Claro, que es que estamos en fiestas".

 

Estatismo y más

Además de las estatuas humanas, la plaza del Jardinillo se llenó igualmente de arte con un teatro de marionetas que recordaba a las actuaciones de siglos anteriores. Y es que este tipo de espectáculos en la calle, en los que el público está a escasos metros –y en ocasiones centímetros– de los artistas hacía recordar a los más mayores que se aproximaban al lugar las Ferias y Fiestas de toda la vida, en las que titiriteros itinerantes buscaban ganarse la vida honradamente con sus habilidades.

Por todo ello el corro más grande correspodía a ellos, en los que padres e hijos disfrutaron de las historias maravillosas que quisieron contar, siempre con una buena moraleja que aprender a la hora de finalizar.

Con todo ello, lograron hacer que el arte inundara la zona centro de la capital, siendo una de las iniciativas que más gusta a la gente durante la celebración de las fiestas. Por eso fue todo un éxito que repitió sesión de mañana y de tarde.