El BM Guadalajara dulcificó el amargor
Dicen los expertos que los vasos se pueden ver medio llenos o medio vacíos según la actitud del testigo que lo observa. A falta de confirmación oficial, es más que seguro que tanto el entrenador del Balonmano Guadalajara como el del Naturhouse La Rioja se pregunten cómo ver el vaso que degustaron este sábado en forma de segunda jornada de la Liga Asobal.
Porque la cantidad de agua, medida en este caso por el resultado, apunta a un 27-29 favorable a los riojanos. Un marcador, que horas antes de iniciarse la contienda habría satisfecho tanto a César Montes como a Jesús Javier González, conocido deportivamente como Jota. Por satisfacer, el electrónico les habría agradado a los hinchas que hicieron una pausa en las Ferias y Fiestas para acercarse al polideportivo David Santamaría.
El problema es que visto lo visto, tanto el entrenador local, como el visitante tuvieron motivos sobrados para marcharse de la instalación alcarreña tremendamente enfadados y, al mismo tiempo muy satisfechos. Sí, son las cosas del deporte.
Lógicamente, las alegrías de uno se corresponden con las penas del otro. Las lágrimas alcarreñas afloraron en una primera mitad decepcionante. Los guarismos cantaban por sí mismos. 11 goles en 30 minutos.
Casi nada funcionó en ese periodo en las filas locales. A pesar de que al Naturhouse le costó tres minutos encontrar las redes de la meta defendida por Carlos Barbero (Bombom Almeida causó baja por lesión), lo cierto es que tres goles consecutivos del mítico Juanín García bastaron para devolver a la realidad a los aficionados locales y, de paso, obligar a Montes a solicitar su primer tiempo muerto. Apenas habían transcurrido 300 segundos, pero no hacía falta más para constatar que el ataque morado andaba más desorientado que un peñista a las 7,00 de la mañana.
Las instrucciones del entrenador local sirvieron de ibuprofeno y café cargado en las filas del Balonmano Guadalajara que, apenas cuatro minutos más tarde presentaba sus credenciales con un parcial de 4-2 (4-5 minuto 9.50).
El problema es que la plantilla del Naturhouse La Rioja no es de las que se arruguen y merced a un parcial demoledor (1-8) finiquitó la contienda por la vía rápida. Cierto que por delante restaba una eternidad, pero las sensaciones no podían ser mejores para los visitantes, con los ex alcarreños Jorge Gómez y Víctor Vigo en sus filas.
Simplemente viviendo de las contras, el combinado de Jota pudo marcharse a vestuarios con la satisfacción del deber cumplido (11-19). Los 30 minutos que aún debían disputarse parecían un mero trámite.
Así lo entendió también el entrenador local que dio carrete al canterano Adrián Eceolaza en la portería alcarreña. A falta de jugarse algo, había que aprovechar la oportunidad para ir fogueando al futuro.
Lo que pocos esperaban es que de pronto Adrián empezó a parar, con unos porcentajes muy superiores a los mostrados en aquel amistoso contra el GlobalCaja Cuenca en la única cita de pretemporada que los morados disputaron en el David Santamaría.
Con todo, la hemorragia defensiva se detuvo y se asoció a un notable bajón en la intensidad del Naturhouse. De pronto, las rotaciones que tan bien le habían hecho a los visitantes durante el primer acto, se volvía en su contra. Y casi a la par, de pronto Padilla, muy desafortunado de salida, encontró a Pozzer en la línea de seis metros.
Así, lentamente, el BM Guadalajara fue reduciendo su desventaja. Primero, seis goles; luego, cinco y, superado el ecuador del segundo acto, cuatro goles. El público se lo creyó y la cita recuperó un brillo de ediciones pasadas. Lástima que alguna exclusión dudosa dificultó la escalada al Everest de los de Montes, quien ya había creído en el milagro y había devuelto a la portería a Barbero en detrimento de Ecolaza, decisión que no aprobó parte del respetable.
Precisamente un viejo compañero de Barbero, Jorge Gómez, se encargó de apagar el conato de incendio que se generaba en el banquillo visitante. Al final, la cita se le quedo corta a un BM Guadalajara que sufrió un tormento en el primer acto y que se marchó con una sonrisa por la reacción ofrecida tras el paso por vestuarios.
Enfrente, el Naturhouse vivía emociones opuestas. La victoria y, con ello, los dos puntos, volaban a Logroño, pero sufrir tras dominar con tanta claridad el choque dejó ciertas dudas en los de Jota.
Lo dicho, un vaso medio lleno o medio vacío