El calvario nazi de un español, en ‘Amanece en París’

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: EUROPA PRESS
Tenía menos de veinte años cuando fue apresado por las tropas nazis y recluido en el campo de concentración de Mauthausen (Austria). Hoy, a sus noventa años, Ramiro Santisteban, rememora, de la mano de la periodista Paloma Sanz, su travesía por el infierno y la llegada al “paraíso” gracias al amor de su esposa Niní en el libro Amanece en París (Temas de hoy).
“Después de haber atravesado el infierno de punta a punta y conocerme todos sus recovecos, recuerdo los agujeros negros de mi vida con cierta serenidad”, señala Ramiro Santisteban, quien considera que su gran sentido del humor, su buena salud física y un instinto “muy desarrollado” de supervivencia, le ayudaron a superar esta particular travesía por el infierno lleno de muertos, vallas electrificadas y cámaras de gas.
A principios de 1941, los nazis calificaron a Mauthausen como el único campo de categoría III, la categoría reservada a los campos con el régimen más duro. “Los españoles dimos ejemplo en un sitio no existía piedad, sólo muerte”, advierte Santisteban, quien recuerda todavía con emoción, cómo la chimenea “echaba siempre humo”. Según precisó este español, quien se alistó en el Ejército Francés huyendo de la dictadura de Franco, más de 10.000 españoles pasaron por Mauthausen y sólo 1.200 salieron con vida. Pero muchos de ellos no lograron olvidar sus recuerdos y superar su lamentable estado de salud y murieron al poco tiempo. “Los españoles fuimos los primeros en llegar y los últimos en marcharnos porque nadie nos reclamaba”, recuerda.El libro que ha escrito Paloma Sanz, autora de Rojo pasión, negro destino, verde porvenir, arranca en 1921 en Laredo, donde Ramiro pasó su infancia y termina en París con la llegada de su hijo y la esperanza de un “futuro alentador” tras aprender que el ser humano es capaz de “resistir” mucho sufrimiento.

Una vida agujereada
“Nuestra historia debe conocerse si no queremos que vuelvan a suceder los horrores que yo he conocido”, subraya este cántabro, quien asegura que su vida está tan agujereada como un “queso gruyer”. Mauthausen disponía de una cámara de gas capaz de matar a unas 120 personas simultáneamente. Preguntado por el resurgimiento de los grupos neonazis en la actualidad, Santisteban lo tiene claro: “Ellos eran verdaderos criminales y yo no puedo tener el mismo sentido que ellos”.

Se estima en 199.400 el número de prisioneros que pasaron por Mauthausen entre 1938 y mayo de 1945. De ellos, se cree que unos 119.000 murieron en Mauthausen y sus subcampos. Un tercio de ellos eran judíos. Las fuerzas americanas liberaron Mauthausen el 5 de mayo de 1945.