El Consejo de Seguridad mantiene sus dudas sobre el programa nuclear iran
01/10/2010 - 09:45
El Consejo de Seguridad de la ONU castigó hoy a Irán, la tercera vez en menos de dos años, por su negativa a detener el programa de enriquecimiento de uranio, con lo que evidencia su desconfianza hacia las intenciones nucleares de Teherán.
La adopción de las sanciones, por 14 votos a favor, ninguno en contra y la abstención de Indonesia, estuvo precedida de meses de negociaciones que se alargaron hasta minutos previos a la votación, para intentar lograr de nuevo la unanimidad de que gozaron las dos rondas anteriores.
La resolución redactada por Reino Unido, Francia y Alemania da una nueva vuelta de tuerca a Teherán, al establecer prohibiciones para viajar a personas relacionadas con el programa nuclear iraní, así como impedir la transacción con ese país de productos con un doble uso militar y civil.
"Estamos muy contentos de haber logrado un amplio apoyo, lo que demuestra la profunda preocupación de la comunidad internacional con el programa iraní", indicó el embajador de Reino Unido ante la ONU, John Sawers, a la salida de la reunión.
El diplomático británico, flanqueado por su homólogo alemán, Thomas Mattuseck, y el embajador adjunto francés, Jean Pierre Lacroix, reiteró la oferta presentada hace dos años a Teherán para negociar el desarrollo de energía nuclear civil con ayuda internacional.
Al respecto, indicó su disposición a que el Alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea (UE), el español Javier Solana, vuelva a mantener contactos con representantes del Gobierno iraní.
Mattuseck indicó que "el mensaje para Irán es que nos ayude a ayudarlo a salir de la esquina de aislamiento en que se ha colocado".
Entre otras medidas, las nuevas sanciones autorizan la inspección de cargamento procedente o con destino a Irán, así como la vigilancia de dos importantes bancos iraníes (Melli y Saderat), sospechosos de ser conductos financieros para el programa nuclear.
El texto, de siete páginas, "insta" a la comunidad internacional a evitar que la firma de acuerdos financieros y comerciales con Irán puedan contribuir "a actividades de proliferación" de armamento nuclear.
Además congela los bienes de 12 compañías y 13 individuos vinculados con los programas nucleares y balísticos de Irán.
Las sanciones adoptadas este lunes son una versión diluida de las propuestas el año pasado por sus patrocinadores, que primero tuvieron que ganarse el apoyo de China y Rusia, que mantienen relaciones comerciales con Teherán y gozan de poder de veto en el Consejo.
A ello, se agregaron en las últimas semanas la negativa de Libia, Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, que consideran que Irán en los últimos meses ha aumentado la cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Estas reticencias obligaron a posponer hasta hoy la votación, para entablar negociaciones de alto nivel con los respectivos Gobiernos y evitar algún voto en contra.
Por su parte, el embajador indonesio, Marty Natalegawa, explicó que su país se abstuvo porque "no está convencido de la eficacia de aplicar sanciones en esta coyuntura", ante la reciente cooperación de Teherán con el OIEA.
"En el fondo, el problema en este asunto es la falta de confianza, y creemos que se debe evitar aumentarla" con más castigos, agregó.
El embajador de Irán ante la ONU, Mohammad Khazee, en una intervención ante el Consejo previa a la votación, consideró que la resolución era una "acción ilegal", porque Teherán "ha cumplido con sus obligaciones" con el OIEA y contestado a todas sus "preguntas pendientes".
"El programa nuclear de Irán ha sido, es, y será pacífico, y no supone ninguna amenaza para la seguridad internacional, por lo que no es un asunto para el Consejo de Seguridad", indicó.
Sin embargo, para el embajador de EEUU, Zalmay Khalilzad, no se le puede conceder el beneficio de la duda al Gobierno iraní que encabeza el presidente Mahmud Ahmadineyad.
"Dadas las políticas, las declaraciones y con quién se asocia este gobierno, es demasiado peligroso dejar que pueda producir material fisible y adquirir la capacidad de fabricar armas nucleares", agregó.
El último informe del OIEA sobre el programa iraní divulgado el pasado 22 de febrero, confirmó que Teherán no ha detenido el enriquecimiento de uranio, aunque asegura que su investigación del programa nuclear iraní avanza.
La resolución redactada por Reino Unido, Francia y Alemania da una nueva vuelta de tuerca a Teherán, al establecer prohibiciones para viajar a personas relacionadas con el programa nuclear iraní, así como impedir la transacción con ese país de productos con un doble uso militar y civil.
"Estamos muy contentos de haber logrado un amplio apoyo, lo que demuestra la profunda preocupación de la comunidad internacional con el programa iraní", indicó el embajador de Reino Unido ante la ONU, John Sawers, a la salida de la reunión.
El diplomático británico, flanqueado por su homólogo alemán, Thomas Mattuseck, y el embajador adjunto francés, Jean Pierre Lacroix, reiteró la oferta presentada hace dos años a Teherán para negociar el desarrollo de energía nuclear civil con ayuda internacional.
Al respecto, indicó su disposición a que el Alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea (UE), el español Javier Solana, vuelva a mantener contactos con representantes del Gobierno iraní.
Mattuseck indicó que "el mensaje para Irán es que nos ayude a ayudarlo a salir de la esquina de aislamiento en que se ha colocado".
Entre otras medidas, las nuevas sanciones autorizan la inspección de cargamento procedente o con destino a Irán, así como la vigilancia de dos importantes bancos iraníes (Melli y Saderat), sospechosos de ser conductos financieros para el programa nuclear.
El texto, de siete páginas, "insta" a la comunidad internacional a evitar que la firma de acuerdos financieros y comerciales con Irán puedan contribuir "a actividades de proliferación" de armamento nuclear.
Además congela los bienes de 12 compañías y 13 individuos vinculados con los programas nucleares y balísticos de Irán.
Las sanciones adoptadas este lunes son una versión diluida de las propuestas el año pasado por sus patrocinadores, que primero tuvieron que ganarse el apoyo de China y Rusia, que mantienen relaciones comerciales con Teherán y gozan de poder de veto en el Consejo.
A ello, se agregaron en las últimas semanas la negativa de Libia, Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, que consideran que Irán en los últimos meses ha aumentado la cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Estas reticencias obligaron a posponer hasta hoy la votación, para entablar negociaciones de alto nivel con los respectivos Gobiernos y evitar algún voto en contra.
Por su parte, el embajador indonesio, Marty Natalegawa, explicó que su país se abstuvo porque "no está convencido de la eficacia de aplicar sanciones en esta coyuntura", ante la reciente cooperación de Teherán con el OIEA.
"En el fondo, el problema en este asunto es la falta de confianza, y creemos que se debe evitar aumentarla" con más castigos, agregó.
El embajador de Irán ante la ONU, Mohammad Khazee, en una intervención ante el Consejo previa a la votación, consideró que la resolución era una "acción ilegal", porque Teherán "ha cumplido con sus obligaciones" con el OIEA y contestado a todas sus "preguntas pendientes".
"El programa nuclear de Irán ha sido, es, y será pacífico, y no supone ninguna amenaza para la seguridad internacional, por lo que no es un asunto para el Consejo de Seguridad", indicó.
Sin embargo, para el embajador de EEUU, Zalmay Khalilzad, no se le puede conceder el beneficio de la duda al Gobierno iraní que encabeza el presidente Mahmud Ahmadineyad.
"Dadas las políticas, las declaraciones y con quién se asocia este gobierno, es demasiado peligroso dejar que pueda producir material fisible y adquirir la capacidad de fabricar armas nucleares", agregó.
El último informe del OIEA sobre el programa iraní divulgado el pasado 22 de febrero, confirmó que Teherán no ha detenido el enriquecimiento de uranio, aunque asegura que su investigación del programa nuclear iraní avanza.