El futuro del Tratado de Lisboa se decide este jueves en el referéndum de Irlanda
01/10/2010 - 09:45
Por: IÑIGO DOMÍNGUEZ. COLPISA
Los irlandeses votan hoy una enmienda a su constitución de 1937 que incorpora el Tratado de Lisboa, un compendio de leyes que recicla la Constitución europea rechazada por franceses y holandeses en 2005. Irlanda es el único país donde el nuevo tratado se vota en referéndum y los sondeos pronostican que será rechazado.
Los líderes de los tres principales partidos que piden el sí -Brian Cowen, de Fianna Fail, Enda Kenny, de Fine Gael, e Eamon Gilmore, del Laborista- ofrecieron en la víspera de la jornada de reflexión una conferencia conjunta a la prensa, con el ánimo de movilizar a los indecisos, en un gesto inusual que ilustra la gravedad con la que toman la consulta.
El Primer Ministro, Brian Cowen, se mostró convencido de que los irlandeses votarán este jueves de modo afirmativo, aunque los últimos sondeos publicados, hace una semana, revelaban que el no aventajaba por 35% a 30% en la disposición del voto. El número de indecisos es muy alto una cuarta parte de los electores-, aunque se espera una elevada participación en este tipo de consultas.
La mayor razón para el optimismo de los partidarios de la ratificación es un acuerdo de última hora entre Cowen y el poderoso sindicato de granjeros, por el que el Gobierno de Dublín se compromete a vetar cualquier acuerdo negativo para el sector agropecuario que alcance el representante de la UE en la ronda negociadora de la Organización Mundial de Comercio.Los partidarios del sí han rehusado entrar en una polémica pública con el Ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, que declaró en una entrevista que los irlandeses serían las primeras víctimas del no. Y añadió: Sería muy preocupante que no podamos contar con los irlandeses cuando ellos han contado con tanto dinero europeo, desde su incorporación en 1973. Pero el argumento de que los irlandeses deben un sí a la UE como consecuencia de los beneficios obtenidos de los fondos comunitarios ha sido evitado por los políticos de Dublín, que han preferido centrarse en lo que definen como tergiversaciones sobre el contenido del Tratado por los grupos que promueven el no. De hecho, la intervención de Kouchner no ha sido bienvenida.
El Presidente de Sinn Fein, Gerry Adams, el único partido parlamentario que promueve el no, aseguró que su propia experiencia del proceso de paz en Irlanda del Norte garantiza que es posible lograr un acuerdo mejor, si la población rechaza el proyecto constitucional de la UE. Según Adams y otros partidarios del no, debería contemplar el mantenimiento de un comisario irlandés permanente y cláusulas especiales que permitirían la exclusión irlandesa en tres aspectos: mantenimiento de la neutralidad histórica de la república de Eire, legislación laboral favorable a los empleados y preservación de los servicios públicos.Estos dos últimos elementos han movilizado a la izquierda extraparlamentaria y también a algunos sindicatos. Junto a ellos, el empresario Declan Ganley promueve una campaña singular por el no con su organización, Libertas, completando un cuadro heterogéneo de fuerzas contrarias a la ratificación y que ha sido más vigoroso durante la campaña.
La disputa final entre las dos partes de la contienda ha sido sobre lo que ocurrirá después. Los partidos del sí han advertido que Irlanda no tiene garantizada una renegociación de algunos aspectos del Tratado de Lisboa, como ocurrió tras el rechazo irlandés del de Niza en 2001, que se resolvió con un ligero maquillaje y un segundo referéndum.Ganley ha sido elocuente y directo. Dice que ha comprado tres billetes de avión de Dublín a Bruselas, a las seis de la mañana del viernes, para que los tres principales líderes políticos acudan a la capital europea a renegociar los variados aspectos que movilizan a la coalición del no.
Resto de Europa
Hasta el momento, quince de los veintisiete países de la UE han ratificado el Tratado de Lisboa a través de sus respectivos parlamentos y está previsto que entre en vigor el 1 de enero de 2009. Europa tiembla ante un posible rechazo por parte de los irlandeses. El Presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, aseguró que no hay plan B y que un voto en contra del Tratado tendrá un efecto negativo para la UE. Tiembla especialmente París porque, de ganar el no, la Presidencia francesa, que comienza el próximo 1 de julio, se convertirá en una presidencia de crisis.
El Primer Ministro, Brian Cowen, se mostró convencido de que los irlandeses votarán este jueves de modo afirmativo, aunque los últimos sondeos publicados, hace una semana, revelaban que el no aventajaba por 35% a 30% en la disposición del voto. El número de indecisos es muy alto una cuarta parte de los electores-, aunque se espera una elevada participación en este tipo de consultas.
La mayor razón para el optimismo de los partidarios de la ratificación es un acuerdo de última hora entre Cowen y el poderoso sindicato de granjeros, por el que el Gobierno de Dublín se compromete a vetar cualquier acuerdo negativo para el sector agropecuario que alcance el representante de la UE en la ronda negociadora de la Organización Mundial de Comercio.Los partidarios del sí han rehusado entrar en una polémica pública con el Ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, que declaró en una entrevista que los irlandeses serían las primeras víctimas del no. Y añadió: Sería muy preocupante que no podamos contar con los irlandeses cuando ellos han contado con tanto dinero europeo, desde su incorporación en 1973. Pero el argumento de que los irlandeses deben un sí a la UE como consecuencia de los beneficios obtenidos de los fondos comunitarios ha sido evitado por los políticos de Dublín, que han preferido centrarse en lo que definen como tergiversaciones sobre el contenido del Tratado por los grupos que promueven el no. De hecho, la intervención de Kouchner no ha sido bienvenida.
El Presidente de Sinn Fein, Gerry Adams, el único partido parlamentario que promueve el no, aseguró que su propia experiencia del proceso de paz en Irlanda del Norte garantiza que es posible lograr un acuerdo mejor, si la población rechaza el proyecto constitucional de la UE. Según Adams y otros partidarios del no, debería contemplar el mantenimiento de un comisario irlandés permanente y cláusulas especiales que permitirían la exclusión irlandesa en tres aspectos: mantenimiento de la neutralidad histórica de la república de Eire, legislación laboral favorable a los empleados y preservación de los servicios públicos.Estos dos últimos elementos han movilizado a la izquierda extraparlamentaria y también a algunos sindicatos. Junto a ellos, el empresario Declan Ganley promueve una campaña singular por el no con su organización, Libertas, completando un cuadro heterogéneo de fuerzas contrarias a la ratificación y que ha sido más vigoroso durante la campaña.
La disputa final entre las dos partes de la contienda ha sido sobre lo que ocurrirá después. Los partidos del sí han advertido que Irlanda no tiene garantizada una renegociación de algunos aspectos del Tratado de Lisboa, como ocurrió tras el rechazo irlandés del de Niza en 2001, que se resolvió con un ligero maquillaje y un segundo referéndum.Ganley ha sido elocuente y directo. Dice que ha comprado tres billetes de avión de Dublín a Bruselas, a las seis de la mañana del viernes, para que los tres principales líderes políticos acudan a la capital europea a renegociar los variados aspectos que movilizan a la coalición del no.
Resto de Europa
Hasta el momento, quince de los veintisiete países de la UE han ratificado el Tratado de Lisboa a través de sus respectivos parlamentos y está previsto que entre en vigor el 1 de enero de 2009. Europa tiembla ante un posible rechazo por parte de los irlandeses. El Presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, aseguró que no hay plan B y que un voto en contra del Tratado tendrá un efecto negativo para la UE. Tiembla especialmente París porque, de ganar el no, la Presidencia francesa, que comienza el próximo 1 de julio, se convertirá en una presidencia de crisis.