El ministro de Justicia de Brasil espera una pronta solución a la polémica inmigratoria con España
01/10/2010 - 09:45
El ministro de Justicia de Brasil, Tarso Genro, afirmó hoy que espera un pronta solución a la polémica inmigratoria entre su país y España, ocasionada por las constantes prohibiciones de ingresos de sus nacionales en los aeropuertos.
"La crisis está cerca del fin. Tengo la impresión de que para el fin de semana será normalizada", dijo el ministro en declaraciones al noticiero estelar de la Rede Globo de televisión.
Según Genro, España está modificando su actitud, mientras los agentes brasileños "están haciendo una muestra más normal" de los recién llegados en los aeropuertos.
La polémica entre los dos países ha tomado cuerpo en los últimos días con el creciente número de deportaciones de brasileños desde el aeropuerto madrileño de Barajas, seguida de una respuesta "recíproca" de Brasil.
Autoridades de los dos países tienen programado reunirse la próxima semana en Brasilia para discutir el tema.
En apenas siete días entre el 6 y el 12 de marzo Brasil impidió la entrada de 24 españoles bajo el alegato de que no tenían todos los documentos necesarios para permanecer como turistas en el país suramericano.
La más reciente protagonista de la polémica es la brasileña Janaina Agostinho, de 27 años, que llegó el domingo a la ciudad de Natal (noreste) después de permanecer siete días "retenida" en un cuarto en el aeropuerto de Barajas.
La joven pretendía pasar 20 días en España en compañía de su novio, que la esperaba allá, según informó hoy en entrevistas a la televisión brasileña y a portarles en Internet.
"Fue horrible. Ellos alegaban que la documentación no era suficiente. Salí con planes de divertirme y de repente todo se transformó en un infierno", afirmó en declaraciones a Rede Globo.
Afirmó que antes de viajar se había preparado bien y había cumplido todos los requisitos.
"Lo peor de todo fue como me trataban. La imagen que ellos tienen de la mujer brasileña es como si todas nosotras fuéramos prostitutas", señaló.
"Una paga por algo que no hizo, pasamos como delincuentes", dijo a la Rede Bandeirantes.
Mientras tanto, una mujer brasileña y su hijo de 22 meses, ambos con pasaporte español, llevan tres días sin poder abandonar Brasil en el aeropuerto de Salvador, estado de Bahía.
La Policía Federal exigió una carta en portugués del marido de la mujer, el español José Ramón Algora, que hoy la ha presentado ante el consulado brasileño.
Algora denunció el trato recibido por su familia, que tiene doble nacionalidad, y criticó la "triste" imagen que están dando tanto las autoridades brasileñas como las españolas.
Pero según la Policía Federal (PF) de Brasil, el incidente no está relacionado con la polémica entre los dos países ni con la "política de reciprocidad" que se aplica a los ciudadanos españoles.
"Hubo en este caso un problema con la documentación del niño, que no tenía autorización del padre para viajar", según el delegado de la PF en Bahía, André Costa de Mello, citado por medios electrónicos.
Según la policía, el niño tiene doble nacionalidad y fue llevado a Brasil con pasaporte español pero en el momento de salir del país su madre mostró el pasaporte brasileño.
En Brasil todos los menores de edad que viajan con uno solo de sus progenitores necesitan una autorización notariada del padre o de la madre ausente, destacó de Mello.
Según Genro, España está modificando su actitud, mientras los agentes brasileños "están haciendo una muestra más normal" de los recién llegados en los aeropuertos.
La polémica entre los dos países ha tomado cuerpo en los últimos días con el creciente número de deportaciones de brasileños desde el aeropuerto madrileño de Barajas, seguida de una respuesta "recíproca" de Brasil.
Autoridades de los dos países tienen programado reunirse la próxima semana en Brasilia para discutir el tema.
En apenas siete días entre el 6 y el 12 de marzo Brasil impidió la entrada de 24 españoles bajo el alegato de que no tenían todos los documentos necesarios para permanecer como turistas en el país suramericano.
La más reciente protagonista de la polémica es la brasileña Janaina Agostinho, de 27 años, que llegó el domingo a la ciudad de Natal (noreste) después de permanecer siete días "retenida" en un cuarto en el aeropuerto de Barajas.
La joven pretendía pasar 20 días en España en compañía de su novio, que la esperaba allá, según informó hoy en entrevistas a la televisión brasileña y a portarles en Internet.
"Fue horrible. Ellos alegaban que la documentación no era suficiente. Salí con planes de divertirme y de repente todo se transformó en un infierno", afirmó en declaraciones a Rede Globo.
Afirmó que antes de viajar se había preparado bien y había cumplido todos los requisitos.
"Lo peor de todo fue como me trataban. La imagen que ellos tienen de la mujer brasileña es como si todas nosotras fuéramos prostitutas", señaló.
"Una paga por algo que no hizo, pasamos como delincuentes", dijo a la Rede Bandeirantes.
Mientras tanto, una mujer brasileña y su hijo de 22 meses, ambos con pasaporte español, llevan tres días sin poder abandonar Brasil en el aeropuerto de Salvador, estado de Bahía.
La Policía Federal exigió una carta en portugués del marido de la mujer, el español José Ramón Algora, que hoy la ha presentado ante el consulado brasileño.
Algora denunció el trato recibido por su familia, que tiene doble nacionalidad, y criticó la "triste" imagen que están dando tanto las autoridades brasileñas como las españolas.
Pero según la Policía Federal (PF) de Brasil, el incidente no está relacionado con la polémica entre los dos países ni con la "política de reciprocidad" que se aplica a los ciudadanos españoles.
"Hubo en este caso un problema con la documentación del niño, que no tenía autorización del padre para viajar", según el delegado de la PF en Bahía, André Costa de Mello, citado por medios electrónicos.
Según la policía, el niño tiene doble nacionalidad y fue llevado a Brasil con pasaporte español pero en el momento de salir del país su madre mostró el pasaporte brasileño.
En Brasil todos los menores de edad que viajan con uno solo de sus progenitores necesitan una autorización notariada del padre o de la madre ausente, destacó de Mello.