El Papa culpa de la persecución a los pecados de la Iglesia
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Benedicto XVI quiso valorar ayer la persecución que según él sufre la Iglesia católica, opinando que no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro de ella. Además, valoró la colaboración entre la propia Iglesia y los Estados.
El Papa Benedicto XVI reconoció ayer martes, ante los periodistas en el interior del avión que le trasladó hasta Lisboa (Portugal) y en referencia a los casos de pedofilia, que las grandes persecuciones a la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro de ella.
En este sentido, según informa Ecclessia, la agencia de la Iglesia católica en Portugal, el Pontífice ha asegurado que es realmente terrorífico el sufrimiento de la Iglesia por los ataques en su interior, por el pecado que existe dentro de la Iglesia misma. Además, pidió a los responsables esclesiales que estén atentos ante los ataques del mal.
Con todo, destacó que la Iglesia tiene una profunda necesidad de hacer penitencia y de implorar perdón y apuntó también la necesidad de justicia en estos casos.
Aún con todo, el Pontífice concluyó diciendo que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, es más fuerte que el mal. La bondad de Dios es la última palabra de la historia, afirmó.
Colaboración Iglesia-Estado
El Papa Benedicto XVI subrayó en su discurso en el aeropuerto de Lisboa la importancia de la colaboración entre la Iglesia y el Estado, al recordar que la llegada de la república a Portugal, hace 100 años, abrió en la distinción entre Iglesia y Estado, un nuevo espacio de libertad para la Iglesia católica, que los dos concordatos de 1940 y 2004 dieron forma.
Además, y sobre la presencia de lo católico en la vida pública, señaló que no se tata de un enfrentamiento ético entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido en la que se confía la propia libertad.
De una visión sabia de la vida y del mundo deriva el justo ordenamiento de la sociedad. En la historia, la Iglesia está abierta a colaborar con quien no margine ni reduzca a lo privado la esencial consideración del sentido humano de la vida, recordó.
El sufrimiento causado por los cambios culturales y eclesiales se ha afrontado en general con valor, ha añadido al tiempo que ha reconocido que vivir en la pluralidad de sistemas de valores y de cuadros éticos requiere un viaje al centro del propio yo y al núcleo del cristianismo para reforzar la calidad del testimonio.
El Papa comenzó su apelación saludando a todos, independientemente de su fe o religión y a todos aquellos que no han podido acudir a su encuentro. Vengo como peregrino de la Virgen de Fátima, añadió.
En este sentido, señaló que la Virgen viene a recordar la verdad del Evangelio, que constituye para la humanidad, fría de amor y sin esperanza, una fuente de esperanza. También ha explicado que su viaje pretende ser una propuesta de sabiduría y de misión.
Mensaje de esperanza
Por su parte, el presidente de la República de Portugal, Anibal Cavaco Silva, recordó que su país le recibe en tiempos de incertidumbre y afirmó que en estos momentos los hombres necesitan que alguien les lleve un mensaje de esperanza, de justicia y de solidaridad.
Solidaridad entre naciones, en un mundo marcado por abismales diferencias de prosperidad. Solidaridad entre las personas, en nuestros países, en particular, cuando se hacen sentir los efectos de una crisis económica global, ha añadido.
En otro orden de cosas, recalcó que la República de Portugal reconoce el papel de la Iglesia católica y respeta y apoya el servicio inestimable que presta a la sociedad. Un servicio que quiero, de forma solemne, agradecer dijo el presidente.
En este sentido, según informa Ecclessia, la agencia de la Iglesia católica en Portugal, el Pontífice ha asegurado que es realmente terrorífico el sufrimiento de la Iglesia por los ataques en su interior, por el pecado que existe dentro de la Iglesia misma. Además, pidió a los responsables esclesiales que estén atentos ante los ataques del mal.
Con todo, destacó que la Iglesia tiene una profunda necesidad de hacer penitencia y de implorar perdón y apuntó también la necesidad de justicia en estos casos.
Aún con todo, el Pontífice concluyó diciendo que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, es más fuerte que el mal. La bondad de Dios es la última palabra de la historia, afirmó.
Colaboración Iglesia-Estado
El Papa Benedicto XVI subrayó en su discurso en el aeropuerto de Lisboa la importancia de la colaboración entre la Iglesia y el Estado, al recordar que la llegada de la república a Portugal, hace 100 años, abrió en la distinción entre Iglesia y Estado, un nuevo espacio de libertad para la Iglesia católica, que los dos concordatos de 1940 y 2004 dieron forma.
Además, y sobre la presencia de lo católico en la vida pública, señaló que no se tata de un enfrentamiento ético entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido en la que se confía la propia libertad.
De una visión sabia de la vida y del mundo deriva el justo ordenamiento de la sociedad. En la historia, la Iglesia está abierta a colaborar con quien no margine ni reduzca a lo privado la esencial consideración del sentido humano de la vida, recordó.
El sufrimiento causado por los cambios culturales y eclesiales se ha afrontado en general con valor, ha añadido al tiempo que ha reconocido que vivir en la pluralidad de sistemas de valores y de cuadros éticos requiere un viaje al centro del propio yo y al núcleo del cristianismo para reforzar la calidad del testimonio.
El Papa comenzó su apelación saludando a todos, independientemente de su fe o religión y a todos aquellos que no han podido acudir a su encuentro. Vengo como peregrino de la Virgen de Fátima, añadió.
En este sentido, señaló que la Virgen viene a recordar la verdad del Evangelio, que constituye para la humanidad, fría de amor y sin esperanza, una fuente de esperanza. También ha explicado que su viaje pretende ser una propuesta de sabiduría y de misión.
Mensaje de esperanza
Por su parte, el presidente de la República de Portugal, Anibal Cavaco Silva, recordó que su país le recibe en tiempos de incertidumbre y afirmó que en estos momentos los hombres necesitan que alguien les lleve un mensaje de esperanza, de justicia y de solidaridad.
Solidaridad entre naciones, en un mundo marcado por abismales diferencias de prosperidad. Solidaridad entre las personas, en nuestros países, en particular, cuando se hacen sentir los efectos de una crisis económica global, ha añadido.
En otro orden de cosas, recalcó que la República de Portugal reconoce el papel de la Iglesia católica y respeta y apoya el servicio inestimable que presta a la sociedad. Un servicio que quiero, de forma solemne, agradecer dijo el presidente.