El pueblo medieval de La Vereda se convierte en un escenario de cine
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El suspense, el miedo y el cine de ficción vuelven a las pantallas este verano con el thriller Intrusos en Manasés, en el que se narra la aventura que emprende una reportera y su equipo para desvelar los enigmas que esconde un pueblo deshabitado, del que es protagonista La Vereda, en Guadalajara. El filme, dirigido por Juan Carlos Claver y protagonizado por Belén López, Armando del Río, Miguel Ángel Muñoz y Marina Gatell, se estrenó ayer viernes.
Una noche de 1945, tras el accidente de un avión alemán nazi en un pequeño pueblo español, todos los habitantes de esta villa desaparecen de forma misteriosa. La aldea se llama Manasés, que en hebreo significa el pueblo olvidado de Dios. Más de 60 años después, Julia, una famosa periodista que investiga misterios y sucesos paranormales, tratará de averiguar lo que sucedió en aquel lugar, aunque se dará cuenta de que a veces las respuestas no siempre se encuentran en el mundo de los vivos.
El director del filme, Juan Carlos Claver, explicó en su presentación que en esta película se mezcla el género de ficción con elementos históricos reales. Según apunta, Hitler estaba obsesionado con todos los objetos relacionados con el poder.
Escenario cinematográfico
El rodaje tuvo lugar en junio de 2008 en el pueblo abandonado de origen medieval de La Vereda. Durante ese tiempo, los protagonistas vivieron experiencias extrañas y cercanas a lo paranormal que les hicieron dejar de ser tan escépticos con lo desconocido.
Entre esas experiencias, Miguel Ángel Muñoz ha destacado que un día decidió llevar a sus amigos de visita a este pueblo. Misteriosamente, y tal y como sucede en su película, al final del día no pudieron arrancar el coche con el que viajaban, algo que le asustó. Según ha declarado: nunca he vuelto a ir allí y prefiero olvidarlo.
Asimismo, el director ha indicado que uno de los días de rodaje se dieron cuenta de que el equipo de sonido había registrado lo que creen que es una cacofonía. Aquel día grabamos unas frases en alemán y cuando lo escuchamos nos dimos cuenta de que se escuchaban cosas que nosotros no habíamos pronunciado, ha relatado.