El silencio de la palabra
01/10/2010 - 09:45
Por: MAR GATO. MADRID
XXXI Certamen Nacional de Teatro 'Arcipreste de Hita'- Quinta jornada
La quinta jornada de la Sección Oficial del Certamen Nacional Arcipreste de Hita nos devolvió de nuevo a las butacas del auditorio Buero Vallejo, testigos de excepción de la puesta en escena del texto de uno de los grandes dramaturgos contemporáneos, Juan Mayorga, quien nos adentró en un episodio histórico contextualizado en el Moscú de los años 30. Para ponernos en situación, sobre el telón del escenario se reproduce una pequeña proyección en blanco y negro que tiene como protagonistas las frías calles de la antigua capital de la URSS
Tras ella, se hace patente y evidente la desesperación del ser humano, esta vez contenida en el estudio de un famoso escritor ruso, Bulgakov, descendido desde las mieles del éxito a la hiel por la tirana censura stalinista. Su libertad creadora, coartada como la de otros tantos escritores de su época, se reduce a la incesante labor de redactar cartas dirigidas al camarada Stalin, un asesino del espíritu creador, al que le suplica libertad para su trabajo como escritor, o bien permiso para viajar a la cercana y liberal Europa. La ansiada respuesta por parte del dictador le llevará a una espiral de desesperación que le conducirá a una enajenación mental que le hará creer incluso recibir en su propia casa la visita de un fantasmagórico Stalin, por el que siente un profundo odio a la vez que el ansiado amor que le devuelva su beneplácito para seguir con su actividad creadora. Frente a los dos se sitúa la amada e incondicional mujer del escritor, que lucha incesantemente por mantener en la esfera de lo real al vulnerable artista de las letras, agazapado en las cuatro paredes de su despacho por ser incapaz de sufrir la humillación a la que le somete la sociedad moscovita, la misma que un día le adoró, la misma que hoy le insulta. Avocado a la miseria y a la oscuridad de sus letras, el escritor luchará por una respuesta, mientras que su mujer hará lo propio para mantenerle en la realidad.
Más allá del conflicto personal, social, económico y político que se quiere denunciar, la obra invita al espectador a realizar una reflexión sobre las relaciones establecidas entre las personas, entre pueblos, entre sociedades, entre mundos y sobre todo entre culturas, donde el abuso de poder cercena palabras, hechos, vidas, deseos, obras y sueños con el fin de conseguir el silencio, el mismo que se puso escuchar durante toda la representación de la obra, posicionada a día de hoy, y a falta de una nueva entrega de Sección Oficial, como la favorita para hacerse con el máximo reconocimiento. El apoyo del público, en torno a las 400 personas, fue un signo de ello.
Más allá del conflicto personal, social, económico y político que se quiere denunciar, la obra invita al espectador a realizar una reflexión sobre las relaciones establecidas entre las personas, entre pueblos, entre sociedades, entre mundos y sobre todo entre culturas, donde el abuso de poder cercena palabras, hechos, vidas, deseos, obras y sueños con el fin de conseguir el silencio, el mismo que se puso escuchar durante toda la representación de la obra, posicionada a día de hoy, y a falta de una nueva entrega de Sección Oficial, como la favorita para hacerse con el máximo reconocimiento. El apoyo del público, en torno a las 400 personas, fue un signo de ello.