El sol calienta la estremecedora Pasión de Hiendelaencina
18/04/2014 - 13:23
No todas las tradiciones que se rompen lo hacen para mal. En Hiendelaencina, por ejemplo, no están acostumbrados a celebrar su Pasión Viviente con el sol que les acompañó durante toda la mañana del Viernes Santo. Podría decirse que eso facilitó la asistencia de público, pero eso podría quitar mérito a una cita que lleva 42 ediciones a sus espaldas, que goza del reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Provincial y que año tras año ha sabido pelearse con las condiciones climatológicas más adversas y salir siempre triunfante.
Siempre emociona ver a todo un pueblo volcado con un acontecimiento de este tipo. No es sólo cosa de los adultos. Los niños también se enfundan sus trajes y cumplen con su papel, tanto si les toca lavar ropa junto a sus mayores en una fuente o demostrar a Pedro que hasta los más fieles pueden tener momentos de debilidad.
La muerte de Cristo en la cruz volvió a reunir a miles de espectadores
Desarrollada en su mayoría en la plaza del pueblo, la Pasión de Hiendelaencina juega con los espacios. Durante esta primera parte, la acción se va desarrollando por distintos escenarios, con una intensidad dramática que va de más a menos, como si estuviera preparando al espectador para la intensidad de los momentos finales. Conscientes de que no todo el mundo puede seguir en primera línea de acción los acontecimientos que se desarrollan en la plaza, apuesta por mantener la acción en el conjunto global gracias a la entrega de un elenco con más de un centenar de actores de reparto.
Durante este tramo se repasa la última cena, la oración en el monte de los olivos y el breve juicio de Caifas que precede al de Pilatos. Barrabás volvió a quedar libre y Cristo a reconocerse, para su desgracia, hijo de Dios. Y a partir de ahí, el martirio. Latigazos, coronas de espinas y curiosamente lo más cruel, las burlas. Quizás por la inocencia con la que representan estos pasajes los vecinos de Hiendelaencina, sus desprecios transmiten de forma clara y directa el martirio sin sentido al que según la tradición cristiana fue sometido Jesucristo.
Con la condena ya en firme y la cruz a la espalda llegó el momento de trasladarse a un cerro situado a las afueras del municipio. En ese momento, cuando todos los asistentes empezaron a desfilar en una misma dirección, entre ellos la presidenta provincial, Ana Guarinos, quedó constancia del éxito de la convocatoria. Miles de personas se reunieron para ver el izado de las cruces y el fallecimiento de Cristo. Cuatro chupinazos anunciaron el momento, provocando el llanto de algún niño asustado por los estallidos y la intensidad del momento. Parecía que todo hubiera acabado, pero no, aún quedaba por escuchar el lamento de una estremecedora María, la madre que por amor había perdido a su hijo. Por que a fin de cuentas, como recordaban la misma Pasión Viviente desde sus primeros compases, ésta es una historia de amor, de un amor de esos que ayudan a salvar el mundo.