"El toreo te exige renovar cada temporada los triunfos conseguidos ”
Entrevista con el diestro extremeño Miguel Ángel Perera, gran triunfador de la Feria de Guadalajara la pasada temporada, y que volverá a hacer el paseíllo en el Coso de Las Cruces el 1 de abril.
El diestro pacense es uno de los referentes del escalafón actual. Triunfador de la pasada Feria de la Antigua, volverá a pisar el ruedo de Las Cruces el próximo 1 de abril. Conversamos con Perera unos días después de haber iniciado temporada en Olivenza, donde ha cosechado un nuevo triunfo.
¿Qué supone volver a hacer el paseíllo en Guadalajara?
Siempre es una satisfacción, porque a los toreros nos gusta volver a esas plazas donde antes te has sentido a gusto y has podido triunfar. Guadalajara es uno de esos casos. Estamos comenzando una temporada en la que tengo puestas muchas expectativas porque entiendo que paso por un momento muy bonito y muy rotundo de cuajo. Estas primeras citas del año te permiten medir en la plaza todo eso que sabes que está ahí y en lo que profundizas, por ejemplo, en el campo.
El año pasado triunfó en Guadalajara a pesar de que aún no había debutado como matador. ¿Qué recuerdo guarda de aquella tarde?
Muy bonito. El segundo toro de José Vázquez me sirvió mucho, tuvo calidad y me permitió expresarme con plenitud. Lo disfruté de verdad y las dos orejas que le corté son de las que recuerdo como de las más compactas de la temporada.
Arranca la temporada y en Olivenza ha vuelto a dejar claro que comienza sin levantar el pie del acelerador.Tiene que ser así. Cada año es una nueva oportunidad para renovar lo conseguido. Sobre todo por la filosofía que un día decidí imprimirle a la gestión de mi carrera, más allá de lo que haya hecho ya, cada tarde parece que tuviera que ganarlo todo de nuevo. Es algo que tengo ya interiorizado. Tanto, que ni siquiera me pesa, lo asumo y hasta me motiva. Olivenza es mi casa y triunfar allí, siendo además la primera de la temporada en España, no es cualquier cosa. Además, era un cartel donde competía con dos toreros jóvenes de lo que vienen emergiendo con muchos argumentos. Estar a un nivel alto era necesario, obligado y, por mi propia condición, la única forma que tengo de plantearme mi profesión.
En la parte alta del escalafón, donde usted se asienta, no debe ser fácil la competencia.
Claro que no. Ese es el lugar donde todos queremos estar, pero sólo hay sitio para unos pocos. Además, el nivel actual es muy alto. Los toreros consagrados son maestros y los nuevos que vienen llegando están muy preparados. Además, estamos hablando del toreo, donde cada tarde es nueva y todo lo que has hecho antes se olvida pronto si no mantienes cada día el mismo nivel.
Siempre ha confesado que si hay un torero con el que le gusta rivalizar es El Juli.
Sí, es uno de ellos. A uno le gusta competir con los mejores y Julián lo es. Somos buenos amigos, pero, antes que nada, nos respetamos y admiramos como toreros. El primer rival que un torero tiene siempre es uno mismo, pero no cabe duda que competir cada tarde con compañeros como él te aporta un plus de exigencia que, si estás a la altura, redunda en que creces. Y lo más importante, es el público quien gana porque cada día se ven cosas que parecen imposibles de superar en las plazas.
¿Cuál es la clave para reinventarse después de más de una década de alternativa?
No conformándome nunca y trabajando duro y de manera constante para sacar de ti aquello que sabes y que sientes que llevas dentro. Como ya hemos hablado, estar arriba es un ejercicio de autoexigencia máxima diaria, te pone a prueba. Responder a ello es lo que te lleva a ser cada vez mejor, insisto, a no conformarme. Además, me apasiona mi profesión y torear cada día, no sólo no me cuesta trabajo, sino que es algo que necesito para sentirme vivo.
¿Cuáles son los objetivos de la nueva temporada?
Como cada año, seguir defendiendo el sitio que tengo. Y, sobre todo, sacar de mí lo que sé que llevo dentro. Si lo hago con el capote y con la muleta y luego encuentro ese refrendo necesario de la espada, sé que llegarán triunfos bonitos e importantes. Me siento en un momento especial, de mucho cuajo, disfruto cada vez más y eso se trasluce en mi toreo.
Dos tardes en San Isidro con las corridas de Fuente Ymbro y Victoriano del Río. ¿Son las ganaderías con las que espera marcar diferencias?
Sí, son dos ganaderías, aunque distintas, en las que confío mucho. De hecho, son dos de las punteras porque sus trayectorias así les avalan. Fuente Ymbro me ha dado mucho a lo largo de mi carrera y conozco bien esa casa. Y la de Victoriano es una ganadería de absolutas garantías con la que también he firmado tardes muy importantes. Madrid es tan difícil que tienes que ir con las máximas garantías posibles, dentro de lo que se puede garantizar que todo salga bien en una tarde de toros.
¿Qué otra corrida le hubiera gustado matar en San Isidro?
En Madrid todo pesa y todo cuenta, pero ya he demostrado que no soy torero de volverle la cara a nada. Tampoco a las ganaderías. Ahí está la puerta grande de 2014 con Adolfo Martín.
¿No ha considerado oportuno apuntarse a las ‘duras’ este año?
Bueno, eso es algo que depende de muchas cosas, tiene que tener su momentos. También que la empresa te lo proponga. Cuando tenga que hacerlo de nuevo, lo haré.
¿Cómo digiere la presión de verse anunciado en Las Ventas?
Madrid pesa mucho. Es la primera plaza del mundo y la exigencia es máxima. Por eso es también la plaza donde ganas la categoría y el prestigio. ¿Digerirlo? Creo que nunca te acostumbras del todo a convivir con la presión tan alta que entraña, pero la experiencia ayuda. Eso y la confianza que tengas en que llegas a Las Ventas con los deberes bien hechos.
¿Qué le queda por conseguir en el toreo?
Nunca terminas de conseguir todo. Los toreros siempre queremos más. Forma parte de la mentalidad que nos hace seguir. Pero después de casi trece años de alternativa, lo que más me importa ahora es sacar todo lo que sé que llevo dentro. Si lo consigo, estaré pleno y feliz conmigo mismo.
Como hombre joven, ¿cómo percibe el futuro de la tauromaquia?
Con la preocupación lógica de saber que no depende del todo de nosotros, que la política cada vez influye más en la vida de la gente y ahora la política no está, por lo general, por los toros. Se mide todo desde otros parámetros. En este sentido, sí tenemos en nuestras manos mantener intactos y vigentes sus valores primeros, su esencia, su liturgia, su importancia. Si lo hacemos así, siempre habrá gente que se emocione con el toreo y nadie podrá acabar con la tauromaquia.