Emotiva y cálida despedida a Blanca Calvo
04/08/2013 - 00:24
No cabe en estas líneas la emoción concentrada en el homenaje-despedida que el viernes un grupo de amigos rindió a Blanca Calvo, directora de la Biblioteca Pública Provincial.
Fue toda una sorpresa orquestada a través del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, del que ella forma parte, y de un montón de amigos de diversos ámbitos que se fueron uniendo al acto.
El pasado viernes, 26 de julio, las 20.00 horas todos habían quedado en la plaza Mayor y desde allí, en silencio, se desplazaron a la puerta de la biblioteca donde Blanca Calvo esperaba, supuestamente, a una amiga. Apostados frente a la ventana de su despacho y acompañados del sonido de dulzainas y tambor, el improvisado coro de amigos comenzó una peculiar ronda con una adaptación personalizada de la canción Soy la reina de los mares, con la que se invitaba a la homenajeada a unirse a la fiesta.
Querían darle las gracias por la vida que has dado a esta ciudad y por una biblioteca que es nuestra casa casi ideal. Como princesa de cuento, una Blanca sorprendida, y a continuación emocionada, se asomó a ventana. Desde allí, todos se trasladaron a los jardines del Palacio del Infantado, donde continuó la fiesta. Las palabras de agradecimiento a Blanca Calvo se sucedieron, tanto las de los presentes, como las de los que lo estaban de corazón. No procede mencionar nombres propios, famosos, conocidos y anónimos, porque no cabrían.
Los mensajes enviados llenaron una maleta y seguro que las emociones consiguieron desbordar el corazón de Blanca, que reconoció sentir mucho tener que dejar las llaves de la biblioteca, su casa.
Fue toda una sorpresa orquestada a través del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, del que ella forma parte, y de un montón de amigos de diversos ámbitos que se fueron uniendo al acto.
El pasado viernes, 26 de julio, las 20.00 horas todos habían quedado en la plaza Mayor y desde allí, en silencio, se desplazaron a la puerta de la biblioteca donde Blanca Calvo esperaba, supuestamente, a una amiga. Apostados frente a la ventana de su despacho y acompañados del sonido de dulzainas y tambor, el improvisado coro de amigos comenzó una peculiar ronda con una adaptación personalizada de la canción Soy la reina de los mares, con la que se invitaba a la homenajeada a unirse a la fiesta.
Querían darle las gracias por la vida que has dado a esta ciudad y por una biblioteca que es nuestra casa casi ideal. Como princesa de cuento, una Blanca sorprendida, y a continuación emocionada, se asomó a ventana. Desde allí, todos se trasladaron a los jardines del Palacio del Infantado, donde continuó la fiesta. Las palabras de agradecimiento a Blanca Calvo se sucedieron, tanto las de los presentes, como las de los que lo estaban de corazón. No procede mencionar nombres propios, famosos, conocidos y anónimos, porque no cabrían.
Los mensajes enviados llenaron una maleta y seguro que las emociones consiguieron desbordar el corazón de Blanca, que reconoció sentir mucho tener que dejar las llaves de la biblioteca, su casa.