Es injusto que Zapatero no haya sido invitado a la Casa Blanca
01/10/2010 - 09:45
Por: MERCEDES GALLEGO. COLPISA
Bill Clinton espera que su mujer pueda hacerlo si gana
El ex presidente estadounidense, que el sábado se paró a charlar con dos reporteros españoles en el Casino Mirage donde se votaba, resultó tajante al decir que es injusto que el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero no haya sido invitado a la Casa Blanca durante el actual mandato de Bush.
El ex presidente estadounidense visitó la Moncloa en noviembre pasado, donde Zapatero le invitó para firmar un acuerdo de cooperación con su Iniciativa Global Clinton, la ONG que fundó al dejar la Casa Blanca para combatir la pobreza, el sida, las enfermedades, el cambio climático y otras grandes causas. Bill no ha olvidado el gesto. Ojalá que Hillary pueda devolverle la invitación a Zapatero, deseó el sábado.
Entonces Zapatero lo presentó como uno de los mejores presidentes que haya tenido EEUU, y parece que la admiración fue mutua, o al menos se dio entre ellos la química que ha faltado con George W. Bush. El presidente español ha dicho muchas veces que las relaciones entre ambos son correctas, pero que no a todo el mundo le cae bien todo el mundo, y eso, por mucho que se niegue a aceptarlo, ha influido en sus relaciones con EE UU, frías y distantes como no parece que serán las de un hipotético mandato Clinton.
Tuvimos un encuentro muy fructífero en Madrid y he de reconocer que quedé impresionado por los progresos que está haciendo España, por lo desarrollada que está allí la energía solar y la eólica. Zapatero ha demostrado que la economía puede crecer y se pueden crear empleos afrontando el reto del cambio climático y reduciendo la emisión de gases invernadero, dijo.
Trabajo por hacer
Aún queda mucho trabajo por hacer, pero países como España, Alemania o Gran Bretaña no pueden luchar solos contra el cambio climático. Estados Unidos tiene una gran responsabilidad y en los últimos años hemos perdido mucho terreno.
El ex presidente es consciente de que para que su esposa y Zapatero puedan trabajar juntos, primero Zapatero tendrá que ganar las elecciones de marzo, porque sé que se enfrenta pronto a unas elecciones allí. Los españoles tendrán la última palabra, pero si sale elegido ojalá que Hillary pueda devolverle la invitación que él me hizo, insistió.
Ambos vuelven a estar en el mismo barco, con su futuro pendiente de la decisión de los votantes, que en EE UU no se pronunciarán hasta noviembre. Bill Clinton está poniendo toda la carne en el asador para que su mujer lo lleve de vuelta a la Casa Blanca, tanto que ha despertado el malestar de la crítica y algunos estamentos del partido demócrata, que le acusan de olvidarse a menudo de que es su mujer, y no él, el que se presenta a las elecciones. El ex presidente está explotando la popularidad de la que gozó durante su mandato, en parte debido al periodo de expansión económica más largo que haya tenido EE UU, seduciendo a los votantes uno a uno en inesperadas apariciones como la del sábado en el Mirage, que duró hora y media de saludos y conversaciones informales, además de los mítines masivos que a menudo arrastran más espectadores que los de su esposa.
Perro de pelea
Pero Bill también se ha convertido en su perro de pelea, ése que enseña los dientes a la prensa cuando se coge una rabieta, bien porque esté dejando volar el cuento de hadas de Barack Obama o porque implícitamente le involucren en la demanda para detener las votaciones de los casinos, como ocurriera la semana pasada con un periodista del San Francisco Cronicle. Paradójicamente, esta imagen del ex presidente agresivo y malhumorado que tanto disgusta a la prensa y al establishment del partido, que lo consideran irreverente para la talla de un ex presidente, está espoleando a los votantes, y en particular a los hispanos. Su voto, que ha contado en Nevada por primera vez en esta campaña, será crucial en los estados más clave del supermartes, donde se pronuncian California, Nueva York y Nueva Jersey, entre otros 22.
Más que crucial, marcarán toda la diferencia , apostilló Bill Clinton. Será el factor decisivo del 5 de febrero, y cuanto más se enteren los hispanos que Hillary lleva toda la vida trabajando por ellos, más estarán de su lado.
Entonces Zapatero lo presentó como uno de los mejores presidentes que haya tenido EEUU, y parece que la admiración fue mutua, o al menos se dio entre ellos la química que ha faltado con George W. Bush. El presidente español ha dicho muchas veces que las relaciones entre ambos son correctas, pero que no a todo el mundo le cae bien todo el mundo, y eso, por mucho que se niegue a aceptarlo, ha influido en sus relaciones con EE UU, frías y distantes como no parece que serán las de un hipotético mandato Clinton.
Tuvimos un encuentro muy fructífero en Madrid y he de reconocer que quedé impresionado por los progresos que está haciendo España, por lo desarrollada que está allí la energía solar y la eólica. Zapatero ha demostrado que la economía puede crecer y se pueden crear empleos afrontando el reto del cambio climático y reduciendo la emisión de gases invernadero, dijo.
Trabajo por hacer
Aún queda mucho trabajo por hacer, pero países como España, Alemania o Gran Bretaña no pueden luchar solos contra el cambio climático. Estados Unidos tiene una gran responsabilidad y en los últimos años hemos perdido mucho terreno.
El ex presidente es consciente de que para que su esposa y Zapatero puedan trabajar juntos, primero Zapatero tendrá que ganar las elecciones de marzo, porque sé que se enfrenta pronto a unas elecciones allí. Los españoles tendrán la última palabra, pero si sale elegido ojalá que Hillary pueda devolverle la invitación que él me hizo, insistió.
Ambos vuelven a estar en el mismo barco, con su futuro pendiente de la decisión de los votantes, que en EE UU no se pronunciarán hasta noviembre. Bill Clinton está poniendo toda la carne en el asador para que su mujer lo lleve de vuelta a la Casa Blanca, tanto que ha despertado el malestar de la crítica y algunos estamentos del partido demócrata, que le acusan de olvidarse a menudo de que es su mujer, y no él, el que se presenta a las elecciones. El ex presidente está explotando la popularidad de la que gozó durante su mandato, en parte debido al periodo de expansión económica más largo que haya tenido EE UU, seduciendo a los votantes uno a uno en inesperadas apariciones como la del sábado en el Mirage, que duró hora y media de saludos y conversaciones informales, además de los mítines masivos que a menudo arrastran más espectadores que los de su esposa.
Perro de pelea
Pero Bill también se ha convertido en su perro de pelea, ése que enseña los dientes a la prensa cuando se coge una rabieta, bien porque esté dejando volar el cuento de hadas de Barack Obama o porque implícitamente le involucren en la demanda para detener las votaciones de los casinos, como ocurriera la semana pasada con un periodista del San Francisco Cronicle. Paradójicamente, esta imagen del ex presidente agresivo y malhumorado que tanto disgusta a la prensa y al establishment del partido, que lo consideran irreverente para la talla de un ex presidente, está espoleando a los votantes, y en particular a los hispanos. Su voto, que ha contado en Nevada por primera vez en esta campaña, será crucial en los estados más clave del supermartes, donde se pronuncian California, Nueva York y Nueva Jersey, entre otros 22.
Más que crucial, marcarán toda la diferencia , apostilló Bill Clinton. Será el factor decisivo del 5 de febrero, y cuanto más se enteren los hispanos que Hillary lleva toda la vida trabajando por ellos, más estarán de su lado.