Espido Freire desató la emoción en Guadalajara
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
Intensa y emocionante fue, sin duda alguna, la tarde-noche que se vivió ayer en Guadalajara, elegida de entre todas para dar inicio a la segunda edición del ciclo Guadalajara emociona. Cultura en otoño, un proyecto ambicioso avalado por la Fundación Siglo Futuro, la Diputación provincial y la Universidad de Alcalá de Henares. En su estreno no faltaron bellezas de un universo en el que brilló con luz propia la joven escritora bilbaína Espido Freire, quien adentró a los presentes en las ventajas de vivir del cuento. Haría lo propio algo más tarde el violinista Ara Maliquian, quien envolvió de emoción musical la noche.
Al amparo de la celebración del Año Internacional de la Astronomía, el ciclo cultural más esperado por todos, Guadalajara emociona. Cultura en otoño, dejó ayer su letargo para iniciar la que se prevé una exitosa segunda edición gracias, en gran medida, a la consolidación de los lazos que un día forjaron la Fundación Siglo Futuro, la Diputación provincial de Guadalajara y la Universidad de Alcalá de Henares, representados ayer por sus máximos exponentes, a saber, Juan Garrido, María Antonia Pérez León y Michel Heykoop.
El inicio del ciclo en la jornada de ayer no pudo ser más intenso y esplendoroso, teniendo en cuenta que la programación contemplaba tres grandes eventos. El primero de ellos la inauguración en el hall del campus universitario de Guadalajara de la exposición fotográfica El universo para que lo descubras, que no recibió quizá en sus primeros momentos el protagonismo esperado.
La apertura oficial del curso tendría lugar a tan sólo unos pasos de allí, en el Centro San José, abarrotado de público a pesar de ser víspera de festivo. Frente a él, y con él, se alargaba una mesa repleta de autoridades entre las que se adivinaba la figura de la gran protagonista de la noche, la escritora Espido Freire. La que fuera Premio Planeta en 1999 por sus Melocotones helados sería la encargada de desarrollar una conferencia a partir de una pregunta un tanto sugerente: ¿Para qué la literatura ahora?, algo para lo que la joven escritora saldó con un sincero nos ha tocado vivir tiempos interesantes, refiriéndose en lenguaje popular chino a las estrecheces de la crisis. Quizá por ello la literatura no sólo debe verse como un escape, advirtió. La literatura puede ser una formal manera de sobrevivir. Creo, y he apostado por ello, que la literatura puede resultar económicamente rentable. Creo que parte del PIB interno que está generando es considerable, y por lo tanto voy a decir para qué sirve. Así que si de pronto los padres descubren que sus hijos desean estudiar algo relacionado con humanidades, que no se echen las manos a la cabeza. Se puede vivir del cuento y la literatura. La literatura tiene futuro y especialmente el idioma. Quizá por ello, avanzó, apostará en un futuro no muy lejano por propuestas más osadas, donde la mezcla de literatura, arte, empresa privada o administración pública pueda generar una sinergia que resulte rentable a todos.
El broche a la intensa velada intelectural corrió a cargo del violinista Ara Maliquian, que dio forma con su inseparable compañero musical un concierto didáctico bajo el sugerente título Viaje musical a través del espacio. Junto al conocido violinista libanés, también se encontraba la voz y guitarra de Telmo ernández y Sergei Mesropian al violonchelo. El trío musical logró con su pequeño concierto acercar el mundo de la ciencia y el de la música a los asistentes.
Los tres tenores
Con rostros radiantes aparecieron ayer los artífices del gran proyecto cultural de este otoño para Guadalajara, innovadora, solidaria, didáctica y emocionante, según Juan Garrido; esperada con impaciencia, según Michel Heykoop; y con ánimos e imagen renovada, según María Antonia Pérez León. De lo que no cabe duda, tal y como acertó a expresar otra innata de la cultura y natal guadalajareña, la consejera de Cultura, Turismo y Artesanía de la Junta, Marisol Herrero, es que este primer acto de este segundo ciclo cultural fue el inicio de la hoja de ruta la cultura en otoño en Guadalajara. Un proyecto, prosiguió, que hará que el otoño de Guadalajara no sea gris sino de colores.
El inicio del ciclo en la jornada de ayer no pudo ser más intenso y esplendoroso, teniendo en cuenta que la programación contemplaba tres grandes eventos. El primero de ellos la inauguración en el hall del campus universitario de Guadalajara de la exposición fotográfica El universo para que lo descubras, que no recibió quizá en sus primeros momentos el protagonismo esperado.
La apertura oficial del curso tendría lugar a tan sólo unos pasos de allí, en el Centro San José, abarrotado de público a pesar de ser víspera de festivo. Frente a él, y con él, se alargaba una mesa repleta de autoridades entre las que se adivinaba la figura de la gran protagonista de la noche, la escritora Espido Freire. La que fuera Premio Planeta en 1999 por sus Melocotones helados sería la encargada de desarrollar una conferencia a partir de una pregunta un tanto sugerente: ¿Para qué la literatura ahora?, algo para lo que la joven escritora saldó con un sincero nos ha tocado vivir tiempos interesantes, refiriéndose en lenguaje popular chino a las estrecheces de la crisis. Quizá por ello la literatura no sólo debe verse como un escape, advirtió. La literatura puede ser una formal manera de sobrevivir. Creo, y he apostado por ello, que la literatura puede resultar económicamente rentable. Creo que parte del PIB interno que está generando es considerable, y por lo tanto voy a decir para qué sirve. Así que si de pronto los padres descubren que sus hijos desean estudiar algo relacionado con humanidades, que no se echen las manos a la cabeza. Se puede vivir del cuento y la literatura. La literatura tiene futuro y especialmente el idioma. Quizá por ello, avanzó, apostará en un futuro no muy lejano por propuestas más osadas, donde la mezcla de literatura, arte, empresa privada o administración pública pueda generar una sinergia que resulte rentable a todos.
El broche a la intensa velada intelectural corrió a cargo del violinista Ara Maliquian, que dio forma con su inseparable compañero musical un concierto didáctico bajo el sugerente título Viaje musical a través del espacio. Junto al conocido violinista libanés, también se encontraba la voz y guitarra de Telmo ernández y Sergei Mesropian al violonchelo. El trío musical logró con su pequeño concierto acercar el mundo de la ciencia y el de la música a los asistentes.
Los tres tenores
Con rostros radiantes aparecieron ayer los artífices del gran proyecto cultural de este otoño para Guadalajara, innovadora, solidaria, didáctica y emocionante, según Juan Garrido; esperada con impaciencia, según Michel Heykoop; y con ánimos e imagen renovada, según María Antonia Pérez León. De lo que no cabe duda, tal y como acertó a expresar otra innata de la cultura y natal guadalajareña, la consejera de Cultura, Turismo y Artesanía de la Junta, Marisol Herrero, es que este primer acto de este segundo ciclo cultural fue el inicio de la hoja de ruta la cultura en otoño en Guadalajara. Un proyecto, prosiguió, que hará que el otoño de Guadalajara no sea gris sino de colores.