Esther Taravillo: quince años al frente del CF Alovera

01/09/2025 - 08:46 J.E.

Hablar del Club de Fútbol Alovera es, en buena parte, hablar de Esther Taravillo. La actual presidenta lleva ya quince años al frente de la entidad, un camino que no inició por vocación de directiva, sino casi por casualidad, aunque el tiempo la ha convertido en una de las figuras clave del club.

“Siempre me ha gustado el fútbol”, recuerda “Con 18 años mi padre fue presidente y entrenador del club y me pidió ayuda. Empecé como secretaria, pero ni se me pasaba por la cabeza acabar de presidenta” añade. Sin embargo, el destino quiso otra cosa. En 2010, se inauguró el Nuevo Tomillar pero el club se quedaba sin directiva. Fue entonces cuando Juan Carlos Martín, concejal de Deportes, le pidió en una llamada que no dejara caer al equipo. “Nadie levantaba la mano, así que la levanté yo. Un amigo me dijo que estaba loca, que no iba a ser capaz, pero después me felicitó porque he demostrado que sí lo he sido”.

El inicio no fue fácil. Taravillo se encontró con un panorama desolador. “No había ni balones. Empezamos de cero, tuvimos que hacer frente a la deuda con el entrenador y buscar apoyos”. El Ayuntamiento se volcó desde el primer momento y algunas empresas locales también colaboraron.    

En lo deportivo, la progresión ha sido constante. “El primer año fuimos campeones de Copa, al siguiente ascendimos y desde entonces no hemos parado de crecer”. En aquella primera etapa solo se pudo mantener al primer equipo, pero poco a poco se fueron recuperando juveniles y el filial. Hoy el Alovera cuenta con un equipo en Preferente, un juvenil Preferente, un Segunda Autonómica y dos juveniles provinciales. “Igual son demasiados equipos, pero los chavales vienen con fuerza. Además, estamos luchando por el fútbol femenino, que se está demandando mucho y es un proyecto de corto-medio plazo”.

La cantera vive un momento de auténtico auge. “Cada vez hay más chicos y chicas que quieren jugar en el equipo de su pueblo. Hace unos años apenas podíamos completar un juvenil y ahora podríamos tener hasta cuatro”. El crecimiento es tan fuerte que las instalaciones actuales empiezan a quedarse pequeñas. “El Nuevo Tomillar y la Dehesa se nos van a quedar cortos. El pueblo crece, hay gente joven y esto va a más”.

La ambición deportiva del Alovera no se esconde. El primer equipo se ha armado para pelear por ascender a Tercera División, mientras que el juvenil quiere dar el salto a categoría nacional. “Sería precioso ver al Alovera en Tercera o incluso en la Copa del Rey. El año pasado nos quedamos con sabor agridulce, pero hemos hecho un equipo para competir por estar arriba. Somos ambiciosos y también queremos pelear por ascender a Nacional con el juvenil, que el año pasado nos quedamos a las puertas. Me da miedo porque supone más dinero, pero vamos a por ello”.

Ese crecimiento se sostiene gracias al trabajo de una directiva pequeña, formada apenas por cinco o seis personas. “Los entrenadores y coordinadores tienen libertad en la parecela deportiva, yo me ocupo más de la gestión y de acompañar a los equipos siempre que puedo. Somos pocos, pero muy trabajadores. Incluso gestionamos el bar del campo”.

Ese compromiso tiene un coste personal que Taravillo no oculta. “Me gusta y disfruto, pero es duro tener que dedicar un fin de semana entero al club, quitando tiempo a mi familia. He limpiado gradas y baños, nunca se me han caído los anillos. A veces pienso en dejarlo, pero me da miedo lo que pueda pasar con el club si no hay relevo. Lo llevo en la sangre y no permitiría que nadie se aprovechara de él. Por eso rechacé hace años ser filial de otro equipo: el Alovera tiene identidad propia”.

En lo personal, reconoce que no ha sufrido menosprecio directo por ser mujer, aunque “alguna vez me han mirado raro porque siempre he sido guerrera y me he hecho respetar”. Cuenta con humor que “un amigo siempre dice que soy la persona más besada de Castilla-La Mancha, porque me paso el día saludando y dando besos allá donde voy”.

Con un presupuesto que ronda los 80.000 euros, el club afronta el futuro con ilusión y prudencia. “En cinco años me gustaría ver al Alovera asentado en Tercera División, que cuando se hable de nosotros se nos considere un equipo puntero de la categoría. No es fácil, cuesta dinero, pero trabajaremos por ello”.

Quince años después de aquel “favor” a un concejal, Esther Taravillo es mucho más que la presidenta del Alovera: es la persona que lo ha sostenido en los momentos más difíciles, que lo ha hecho crecer con paciencia y que sueña con verlo en lo más alto.