Exitus se alza como triunfadora en una emotiva entrega de premios en el Moderno
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
XXXII Certamen Nacional de Teatro Arcipreste de Hita
La aparición de Francisco Javier Borobia, uno de los momentos más especiales de la gala
Entre gritos de guerra dio comienzo la ceremonia de entrega de los premios de la XXXII edición de l Certamen Nacional de Teatro Arcipreste de Hita, gala que tuvo lugar ayer por la tarde en el salón de actos del Teatro Moderno de la capital bajo la atenta mirada de los espectadores, niños y mayores. Los momentos más destacados del acto vinieron de la mano de los tres galardones cosechados por la obra Exitus, de la compañía Tiziana Teatre y del director Pako Merino, junto a la breve aparición sobre el escenario de Francisco Javier Borobia, una de las figuras más ligadas al mundo del teatro y a la que Guadalajara profesa un indudable cariño.
Abriendo fuego. Así dio comienzo en la tarde de ayer la ceremonia de entrega de los premios de la XXXII edición del Certamen Nacional de Teatro Arcipreste de Hita. Seis militares del grupo de asalto Tres Tristes Tigres prorrumpieron entre gritos y armas en la oscuridad que inundaba el salón de actos del teatro Moderno de la capital donde se congregaban todos los asistentes cuando el reloj pasaba de las 19.00 horas.
Incitando a los allí presentes a alzarse en contra del enemigo a batir, la cultura, los soldados del escuadrón, ataviados con distintos ropajes de corte militar, esgrimieron unos acalorados argumentos en favor del combate contra la actividad cultural en la capital, sobre todo, la teatral. Sus alegatos, presentados bajo un tono de escondida chanza, parecieron surtir efecto en la audiencia, sumergida en un discreto silencio, a menudo roto por la incontenible carcajada de más de un espectador.
En un cómplice guiño al poder femenino, la cabo del escuadrón impartió constantes órdenes a sus soldados, jaleándolos con un significativo grito de guerra: Ar!...cipreste. Por unos momentos la sala entera pareció olvidar los premios que allí se iban a entregar, dejando que la gracia de esta pequeña representación, que abrió la ceremonia de entrega de premios, contagiara a todas y cada una de las butacas, en las que no pocos ocupantes se vieron sobresaltados con el frecuente acecho de los soldados.
La gala también hizo hueco al patriotismo cuando los militares aleccionaron a los presentes, como si de un reto se tratara, a tararear el himno nacional para recibir al Rey de España, al ritmo de unas contundentes notas: ta-chúm, provocando con ello la tímida primero, segura después, participación de todos los presentes, sin distinción de edad. Rey que muy pronto dejó entrever no ser tal, para decepción y disgusto del escuadrón. Pasados unos minutos, los soldados desaparecieron para dar paso al comienzo oficial de la gala.
Cómo no, las primeras palabras del actual presidente de la Agrupación Teatral Alcarreña, ATA, Carlos Alba, fueron dirigidas al grupo de asalto que tan acertadamente rememoró a su homólogo en Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre, y cuya representación Alba tildó de joya del arte marcial. Dejando por unos instantes a un lado el tono humorístico, el presidente de ATA, quiso destacar el papel que las instituciones públicas han jugado en el impulso de la actividad teatral, agradeciendo el apoyo prestado tanto a Ayuntamiento de Guadalajara, como Diputación provincial, Junta de Comunidades y Caja de Guadalajara.
Sin alargarse ni redundar en este aspecto, Alba rápidamente pasó a realizar una concreta valoración de los objetivos alcanzados este año por la agrupación, donde subrayó el aumento de propuestas y contactos teatrales que redunda en una mejor calidad de la oferta teatral, los 162 montajes presentados al certamen o los 32 carteles que compitieron por ilustrar el concurso y que finalmente se llevó Víctor Márquez García. Uno de los principales logros que quedará reflejado en la historia teatral de Guadalajara para la posteridad ha sido la creación de la Escuela del Espectador, dirigida también por Alba, y que ha supuesto un valor añadido para la capital, según palabras del propio presidente de ATA. Otro de los logros destacados en este ámbito cultural ha supuesto la creación del I Concurso de Teatro Policcinela, en la vecina localidad de Cabanillas del Campo, certamen en el que se alzó ganador el Instituto Buero Vallejo de la capital con la obra Edipo Rey.
Casi probando la paciencia y los nervios de los asistentes, momentos antes de hacer público el nombre de los ganadores, el escuadrón de soldados volvió a saltar a escena unos breves instantes para despedirse, esta vez sí, definitivamente. Retomando el hilo de la ceremonia, Alba, micrófono en mano, se dispuso a desvelar, por fin, la identidad de los ganadores, no sin antes realizar un reconocimiento especial a una de las figuras más ligadas al ámbito teatral guadalajareño como es Francisco Javier Borobia. Lo que en aquel momento no imaginaban los allí presentes, era la presencia en la sala del propio citado.
Sin más dilación Alba desveló la identidad de los grandes protagonistas de la tarde. Enseguida aparecieron cálidos aplausos, que luego acompañarían al resto de premiados durante toda la ceremonia. El primer nombre, Ciento volando. La invitación a la reflexión sobre los verdaderos sueños y aspiraciones en la vida de la compañía Falsaria de Indias y dirigida por Llanos Campos consiguió alzarse con el Premio al Mejor Montaje, reconocimiento que fue recogido por el propio director.
En segundo lugar, la interpretación de Isabel Dimas fue considerada la mejor de todas las obras, con lo que recibió el Premio a la Mejor Actriz por su puesta en escena de La taquillera y el comediante, de Producciones Cachivache, donde representa la historia de amor entre estos dos personajes en una función plagada de tintes nostálgicos y enmarcada en la España de los años 50. La propia actriz subió al escenario del salón de actos del Moderno para recoger su premio.
El mismo galardón que reconocía la mejor interpretación masculina fue a parar a las manos de Pako Merino, por su aguda representación en Exitus, de la compañía Tiziana Teatre, donde el propio actor hace las veces de co-director mostrando a través de una fina ironía las distintas formas que tiene el ser humano de encarar las situaciones y enfocar la muerte. Estrella de Bernardo Ortega fue la encargada de subir al escenario para recibir el galardón en representación del actor, ausente en la gala.
El Premio a la Mejor Dirección lo consiguió Chema Cardeña, gracias a su obra El idiota en Versalles, caracterizada por un vestuario propio de la corte francesa recreando la construcción del Palacio de Versalles a través de las rencillas existentes entre un músico y un dramaturgo en la puesta en escena de una tragedia clásica. El director también fue otro de los ausentes en la cita, con lo que el galardón le fue entregado a su representante, David Campillo, mientras que el Premio al Grupo más Popular voló a las manos de la compañía ya premiada, Tiziana Teatre, por Exitus, reconocimiento que volvió a recoger De Bernardo.
Apenas transcurridos unos minutos, volvió a sonar en la sala El idiota en Versalles, como obra ganadora del Segundo Premio, lo que hizo levantar de nuevo a David Campillo de su butaca.
No obstante, la gran triunfadora de la noche no fue otra que Exitus, función que, por tercera vez en la tarde fue nombrada en el escenario y se impuso al lograr el Primer Premio, que también fue entregado a De Bernardo. Así terminó la gala, una gala plagada de emoción, humor y cultura ante los ojos de Guadalajara.
Borovia, una persona muy querida
La clase política también hizo acto de presencia en la gala, que contó con la presencia de la consejera de Administraciones Públicas, Magdalena Valerio, la consejera de Turismo, Soledad Herrero, la concejala de Turismo, Isabel Nogueroles, el portavoz municipal del PSOE, Daniel Jiménez y la concejala socialista, Teresa Tejedor, entre otros políticos que no quisieron perderse la gran cita. Una de las notas más emotivas y destacadas de la ceremonia que tuvo lugar ayer entre las paredes del Teatro Moderno de Guadalajara la puso la inesperada aparición sobre el escenario de Francisco Javier Borobia, que fue nombrado presidente de honor de la ATA por el propio Carlos Alba, quien no dudó en poner de manifiesto su satisfacción y orgullo por poder rendir este homenaje de forma presencial al famoso guadalajareño. Alba calificó este reconocimiento a través de la importancia que ha tenido para la capital la merecida y justa labor de Borobia por la cultura y, sobre todo, por el teatro.
A pesar de su delicado estado de salud, Borobia demostró una vez más su amor por el teatro al hacer acto de presencia en el escenario para desvelar el nombre de la obra ganadora del Primer Premio. El guadalajareño, con la voz entrecortada y apenas audible, reconoció sentirse nervioso por la situación, lo que inmediatamente provocó un cariñoso y emocionado aplauso de los presentes hacia su vecino, con el que se demostró el profundo aprecio que Guadalajara profesa a su vecino.
Incitando a los allí presentes a alzarse en contra del enemigo a batir, la cultura, los soldados del escuadrón, ataviados con distintos ropajes de corte militar, esgrimieron unos acalorados argumentos en favor del combate contra la actividad cultural en la capital, sobre todo, la teatral. Sus alegatos, presentados bajo un tono de escondida chanza, parecieron surtir efecto en la audiencia, sumergida en un discreto silencio, a menudo roto por la incontenible carcajada de más de un espectador.
En un cómplice guiño al poder femenino, la cabo del escuadrón impartió constantes órdenes a sus soldados, jaleándolos con un significativo grito de guerra: Ar!...cipreste. Por unos momentos la sala entera pareció olvidar los premios que allí se iban a entregar, dejando que la gracia de esta pequeña representación, que abrió la ceremonia de entrega de premios, contagiara a todas y cada una de las butacas, en las que no pocos ocupantes se vieron sobresaltados con el frecuente acecho de los soldados.
La gala también hizo hueco al patriotismo cuando los militares aleccionaron a los presentes, como si de un reto se tratara, a tararear el himno nacional para recibir al Rey de España, al ritmo de unas contundentes notas: ta-chúm, provocando con ello la tímida primero, segura después, participación de todos los presentes, sin distinción de edad. Rey que muy pronto dejó entrever no ser tal, para decepción y disgusto del escuadrón. Pasados unos minutos, los soldados desaparecieron para dar paso al comienzo oficial de la gala.
Cómo no, las primeras palabras del actual presidente de la Agrupación Teatral Alcarreña, ATA, Carlos Alba, fueron dirigidas al grupo de asalto que tan acertadamente rememoró a su homólogo en Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre, y cuya representación Alba tildó de joya del arte marcial. Dejando por unos instantes a un lado el tono humorístico, el presidente de ATA, quiso destacar el papel que las instituciones públicas han jugado en el impulso de la actividad teatral, agradeciendo el apoyo prestado tanto a Ayuntamiento de Guadalajara, como Diputación provincial, Junta de Comunidades y Caja de Guadalajara.
Sin alargarse ni redundar en este aspecto, Alba rápidamente pasó a realizar una concreta valoración de los objetivos alcanzados este año por la agrupación, donde subrayó el aumento de propuestas y contactos teatrales que redunda en una mejor calidad de la oferta teatral, los 162 montajes presentados al certamen o los 32 carteles que compitieron por ilustrar el concurso y que finalmente se llevó Víctor Márquez García. Uno de los principales logros que quedará reflejado en la historia teatral de Guadalajara para la posteridad ha sido la creación de la Escuela del Espectador, dirigida también por Alba, y que ha supuesto un valor añadido para la capital, según palabras del propio presidente de ATA. Otro de los logros destacados en este ámbito cultural ha supuesto la creación del I Concurso de Teatro Policcinela, en la vecina localidad de Cabanillas del Campo, certamen en el que se alzó ganador el Instituto Buero Vallejo de la capital con la obra Edipo Rey.
Casi probando la paciencia y los nervios de los asistentes, momentos antes de hacer público el nombre de los ganadores, el escuadrón de soldados volvió a saltar a escena unos breves instantes para despedirse, esta vez sí, definitivamente. Retomando el hilo de la ceremonia, Alba, micrófono en mano, se dispuso a desvelar, por fin, la identidad de los ganadores, no sin antes realizar un reconocimiento especial a una de las figuras más ligadas al ámbito teatral guadalajareño como es Francisco Javier Borobia. Lo que en aquel momento no imaginaban los allí presentes, era la presencia en la sala del propio citado.
Sin más dilación Alba desveló la identidad de los grandes protagonistas de la tarde. Enseguida aparecieron cálidos aplausos, que luego acompañarían al resto de premiados durante toda la ceremonia. El primer nombre, Ciento volando. La invitación a la reflexión sobre los verdaderos sueños y aspiraciones en la vida de la compañía Falsaria de Indias y dirigida por Llanos Campos consiguió alzarse con el Premio al Mejor Montaje, reconocimiento que fue recogido por el propio director.
En segundo lugar, la interpretación de Isabel Dimas fue considerada la mejor de todas las obras, con lo que recibió el Premio a la Mejor Actriz por su puesta en escena de La taquillera y el comediante, de Producciones Cachivache, donde representa la historia de amor entre estos dos personajes en una función plagada de tintes nostálgicos y enmarcada en la España de los años 50. La propia actriz subió al escenario del salón de actos del Moderno para recoger su premio.
El mismo galardón que reconocía la mejor interpretación masculina fue a parar a las manos de Pako Merino, por su aguda representación en Exitus, de la compañía Tiziana Teatre, donde el propio actor hace las veces de co-director mostrando a través de una fina ironía las distintas formas que tiene el ser humano de encarar las situaciones y enfocar la muerte. Estrella de Bernardo Ortega fue la encargada de subir al escenario para recibir el galardón en representación del actor, ausente en la gala.
El Premio a la Mejor Dirección lo consiguió Chema Cardeña, gracias a su obra El idiota en Versalles, caracterizada por un vestuario propio de la corte francesa recreando la construcción del Palacio de Versalles a través de las rencillas existentes entre un músico y un dramaturgo en la puesta en escena de una tragedia clásica. El director también fue otro de los ausentes en la cita, con lo que el galardón le fue entregado a su representante, David Campillo, mientras que el Premio al Grupo más Popular voló a las manos de la compañía ya premiada, Tiziana Teatre, por Exitus, reconocimiento que volvió a recoger De Bernardo.
Apenas transcurridos unos minutos, volvió a sonar en la sala El idiota en Versalles, como obra ganadora del Segundo Premio, lo que hizo levantar de nuevo a David Campillo de su butaca.
No obstante, la gran triunfadora de la noche no fue otra que Exitus, función que, por tercera vez en la tarde fue nombrada en el escenario y se impuso al lograr el Primer Premio, que también fue entregado a De Bernardo. Así terminó la gala, una gala plagada de emoción, humor y cultura ante los ojos de Guadalajara.
Borovia, una persona muy querida
La clase política también hizo acto de presencia en la gala, que contó con la presencia de la consejera de Administraciones Públicas, Magdalena Valerio, la consejera de Turismo, Soledad Herrero, la concejala de Turismo, Isabel Nogueroles, el portavoz municipal del PSOE, Daniel Jiménez y la concejala socialista, Teresa Tejedor, entre otros políticos que no quisieron perderse la gran cita. Una de las notas más emotivas y destacadas de la ceremonia que tuvo lugar ayer entre las paredes del Teatro Moderno de Guadalajara la puso la inesperada aparición sobre el escenario de Francisco Javier Borobia, que fue nombrado presidente de honor de la ATA por el propio Carlos Alba, quien no dudó en poner de manifiesto su satisfacción y orgullo por poder rendir este homenaje de forma presencial al famoso guadalajareño. Alba calificó este reconocimiento a través de la importancia que ha tenido para la capital la merecida y justa labor de Borobia por la cultura y, sobre todo, por el teatro.
A pesar de su delicado estado de salud, Borobia demostró una vez más su amor por el teatro al hacer acto de presencia en el escenario para desvelar el nombre de la obra ganadora del Primer Premio. El guadalajareño, con la voz entrecortada y apenas audible, reconoció sentirse nervioso por la situación, lo que inmediatamente provocó un cariñoso y emocionado aplauso de los presentes hacia su vecino, con el que se demostró el profundo aprecio que Guadalajara profesa a su vecino.