Federico de la Puente, en las conferencias marianas
01/10/2010 - 09:45
La conferencia tercera del Ciclo Mariano, durante los jueves de este mes de mayo, fue impartida por el general de División, Federico de la Puente Sucre, que tituló La Ascensión de la Virgen María a los cielos. Tuvo lugar en el salón de actos de la Cámara Oficial de la Cámara de Comercio e Industria, con un lleno total de público.
En su introducción cristológica comenzó el ilustre conferenciante por recitar una bella poesía, con las palabras pronunciadas por Jesucristo en la cruz, al dejarnos por Madre a la bienaventurada Virgen María. Después de citar el lema del pontificado de Juan Pablo II- Tutus Tuss (todo María o todo suyo), recordó el dogma de la Inmaculada Concepción, promulgado en el año 1854, por el Papa Pío IX, afirmando que desde entonces hubo un movimiento unánime de la Iglesia, a favor de la definición dogmática de la Asunción de María a los Cielos.
En este sentido, recordó, que en el Concilio Vaticano I (1869-70), fueron 187 padres conciliares los que pidieron que esta verdad fuera definida, y que en 1942 se publicaron dos volúmenes que recogían miles de peticiones de obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, que desde 1849 habían hecho esta solicitud.
En cuanto a la actividad del Papa Pío XII, en este sentido, cita la encíclica de 1 de mayo de 1946, en la que pedía a los obispos que realizasen consultas al clero, y a sus fieles diocesanos, acerca de su creencia en la Asunción de María, así como su insistencia, un mes después, al volver a solicitar al episcopado su posible definición dogmática. Como consecuencia de estas consultas, dos días antes de la proclamación del dogma reunió en un consistorio de cardenales y obispos, ante los que anunciaba el fundamento de la definición del dogma señalando que el pueblo cristiano lo pide y la Iglesia entera no puede ni engañarse ni engañar: Luego la Asunción, firmemente creída por sus pastores y fieles es divinamente revelada y puede ser definida
Después de estas informaciones, el conferenciante citó la importancia del 1 de noviembre de 1950, como fecha histórica de la proclamación del Dogma de la Asunción, por el Papa Pio XII. Fruto del conocimiento deducido de la Revelación, completado a través de sus fuentes, por la Iglesia, aunque ya venía influenciado por una tradición de siglos. En este sentido recuerda la tradición existente desde el siglo V en Oriente, y desde el VIII en Occidente, citando testimonios específicos de variados personajes que recordaban la larga convicción del Pueblo de Dios, así como fiestas tradicionales, como el famoso Misterio de Elche, Patrimonio de la Humanidad.
Después de citar la unánime aceptación de los grandes teólogos San Alberto Magno, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, habló del interrogante de la muerte o dormición de la Virgen María, y su Ascensión a los Cielos, terminando con una adecuada síntesis de su conferencia, que arrancó los más calurosos aplausos.
En este sentido, recordó, que en el Concilio Vaticano I (1869-70), fueron 187 padres conciliares los que pidieron que esta verdad fuera definida, y que en 1942 se publicaron dos volúmenes que recogían miles de peticiones de obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, que desde 1849 habían hecho esta solicitud.
En cuanto a la actividad del Papa Pío XII, en este sentido, cita la encíclica de 1 de mayo de 1946, en la que pedía a los obispos que realizasen consultas al clero, y a sus fieles diocesanos, acerca de su creencia en la Asunción de María, así como su insistencia, un mes después, al volver a solicitar al episcopado su posible definición dogmática. Como consecuencia de estas consultas, dos días antes de la proclamación del dogma reunió en un consistorio de cardenales y obispos, ante los que anunciaba el fundamento de la definición del dogma señalando que el pueblo cristiano lo pide y la Iglesia entera no puede ni engañarse ni engañar: Luego la Asunción, firmemente creída por sus pastores y fieles es divinamente revelada y puede ser definida
Después de estas informaciones, el conferenciante citó la importancia del 1 de noviembre de 1950, como fecha histórica de la proclamación del Dogma de la Asunción, por el Papa Pio XII. Fruto del conocimiento deducido de la Revelación, completado a través de sus fuentes, por la Iglesia, aunque ya venía influenciado por una tradición de siglos. En este sentido recuerda la tradición existente desde el siglo V en Oriente, y desde el VIII en Occidente, citando testimonios específicos de variados personajes que recordaban la larga convicción del Pueblo de Dios, así como fiestas tradicionales, como el famoso Misterio de Elche, Patrimonio de la Humanidad.
Después de citar la unánime aceptación de los grandes teólogos San Alberto Magno, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, habló del interrogante de la muerte o dormición de la Virgen María, y su Ascensión a los Cielos, terminando con una adecuada síntesis de su conferencia, que arrancó los más calurosos aplausos.