Félix Sabroso y Dunia Ayaso revisan el tiempo del destape en ‘Los años desnudos’ (clasificada ‘S’)’

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

En el Madrid de 1975 tres mujeres en la treintena comienzan a trabajar en un cine que arreciaba. Era la España del destape, una época en que casi todas las películas nacionales se inventaban cualquier excusa para desnudar a las actrices. Nadiuska, María José Cantudo, Blanca y Susana Estrada y tantas otras se quitaban la ropa en un cine clasificado S que iba más allá en sus escenas, que sin llegar a ser pornográficas contenían un sexo más explícito.
Candela Peña, Goya Toledo y Mar Flores representan a aquellas intérpretes en la película de los cineastas canarios Felix Sabroso y Dunia Ayaso Los años desnudos (clasificada S), una historia sobre aquel cine que tiene un sustrato amargo “porque aquellas actrices que eran iconos de libertad fueron también estigmatizadas en medio del machismo dominante y todavía hoy son tratadas con poco respeto cuando acuden a programas del corazón”, expone Félix Sabroso.
Las tres protagonistas de la película pasarán por una serie de tribulaciones nada fáciles. Lina (Goya Toledo) caerá en los brazos de la droga; Eva (Mar Flores) busca formar una familia y se casará con un productor de películas S, un hombre de doble moral que seguirá con sus flirteos y amantes; y Sandra (Candela Peña), la más actriz de las tres, encontrará la soledad en su afán de superación. Con la personalidad de cada una, los realizadores han querido representar a todos esas mujeres.
La película abarca desde 1975 a 1984, en plena Transición. Un año después del comienzo del relato, en 1976, desaparece la censura y se crea la calificación S para el llamado porno blando.
Pero la pareja de cineastas matiza que no han querido hacer un retrato de la realidad política de la época ni de la España de la Transición sino la vida de esas actrices “en un tono íntimo, y contar la relación de los hombres y de las mujeres en aquel momento”.
Una historia que apunta al machismo dominante, a la doble moral, a que una España que trataba de quitarse el lastre de la represión “sentía un desfase al digerir los cambios entre lo que hacían y lo que realmente sentían”, dicen los realizadores. Sabroso recalca que los tentáculos de la “misoginia y el machismo recalcitrante” llegan a la España de hoy “en que siguen existiendo mujeres maltratadas y víctimas de la violencia de género”.