Frustran un plan para atentar contra los caricaturistas de Mahoma
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Las caricaturas de Mahoma publicadas en un diario danés en 2005, que provocaron una ola de violencia antioccidental en diferentes países musulmanes que se saldó con medio centenar de muertos, han estado a punto de ser vengadas con la muerte de uno de los doce autores de las viñetas, el dibujante Kurt Westergaard.
Gracias a la actuación de las Fuerzas de Seguridad, se ha logrado desbaratar un plan en ciernes para asesinarle, en el que supuestamente están involucrados de una u otra forma tres personas, un danés de ascendencia marroquí y dos tunecinos, que fueron detenidas ayer por las Fuerzas de Seguridad.
Westergaard, de 73 años, dibujó en septiembre de 2005 a Mahoma con una bomba en el turbante. La oleada de incidentes que despertó por todo el mundo se reflejó también en una amenaza sobre su propia persona, que le obligaba a permanecer siempre alerta. Hoy, se conoció el arresto de tres personas en la región oriental de Aarhus que presuntamente gestaban un complot para asesinarle, gracias a la vigilancia sobre los sospechosos ejercida durante varios meses por parte del Servicio de Seguridad e Inteligencia.
En concreto, se trata de un ciudadano danés de 40 años y origen marroquí y dos tunecinos. Según los Servicios de Inteligencia, previsiblemente el varón danés será puesto en libertad mientras siguen las investigaciones, si bien los tunecinos permanecerán arrestados hasta una próxima deportación.
Tras conocer los arrestos, el dibujante amenazado admitió que la continua protección policial es desagradable, pero afirmó haber convertido "el miedo en odio y rencor". "Estoy harto de que cualquier actividad que hago cada día y que he hecho miles de veces suponga un malentendido y desatar esta locura", lamentó Westergaard.
El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, se mostró profundamente preocupado por la trama conocida hoy. En su opinión, "desafortunadamente, el problema muestra que en Dinamarca hay grupos de extremistas que no reconocen y respetan los principios democráticos", tal y como expresó en un comunicado en el que recalcó que en su país existe "libertad no sólo para pensar y hablar, sino también para dibujar".
Por su parte, la Comunidad de Fe Islámica condenó el complot conocido hoy, porque "no sirven para el propósito que cada persona se tome la ley por su cuenta". En un comunicado, esta organización musulmana crítica con las caricaturas defendió las vías legales y apeló a la "razón de los políticos y los medios para no usar este miserable ejemplo para avivar las llamas o usarlas en su propio beneficio". "Nadie en Dinamarca merece vivir con miedo", agregó la nota.
Polémicas
Las caricaturas se publicaron en un principio sin apenas repercusión. Sin embargo, su reproducción fuera de Dinamarca despertó una ola de incidentes en el mundo musulmán, que considera ofensiva cualquier representación de Mahoma. En consecuencia, tres embajadas danesas fueron atacadas en distintos países y al menos medio centenar de personas murieron en los incidentes que se extendieron tanto por Oriente Próximo como por Asia.
El diario 'Jyllands-Posten' se defendió de las acusaciones esgrimiendo el derecho a la libertad de expresión, aunque lo cierto es que la publicación de las caricaturas dio inicio a una tensión latente entre Dinamarca y la comunidad musulmana. De hecho, varios jóvenes ya han sido condenados en el país europeo por planear atentados en su territorio, en parte como forma de protesta a las polémicas viñetas. No obstante, el editor del rotativo, Carsten Juste, ofreció su apoyo a Westergaard desde el primer momento, ya que, a su juicio, "es una desgracia que un hombre que hace su trabajo en el marco de la ley danesa, la ética periodística danesa y las tradiciones del periódico danés deba hacer frente a ser demonizado y a amenazas de muerte".
Westergaard, de 73 años, dibujó en septiembre de 2005 a Mahoma con una bomba en el turbante. La oleada de incidentes que despertó por todo el mundo se reflejó también en una amenaza sobre su propia persona, que le obligaba a permanecer siempre alerta. Hoy, se conoció el arresto de tres personas en la región oriental de Aarhus que presuntamente gestaban un complot para asesinarle, gracias a la vigilancia sobre los sospechosos ejercida durante varios meses por parte del Servicio de Seguridad e Inteligencia.
En concreto, se trata de un ciudadano danés de 40 años y origen marroquí y dos tunecinos. Según los Servicios de Inteligencia, previsiblemente el varón danés será puesto en libertad mientras siguen las investigaciones, si bien los tunecinos permanecerán arrestados hasta una próxima deportación.
Tras conocer los arrestos, el dibujante amenazado admitió que la continua protección policial es desagradable, pero afirmó haber convertido "el miedo en odio y rencor". "Estoy harto de que cualquier actividad que hago cada día y que he hecho miles de veces suponga un malentendido y desatar esta locura", lamentó Westergaard.
El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, se mostró profundamente preocupado por la trama conocida hoy. En su opinión, "desafortunadamente, el problema muestra que en Dinamarca hay grupos de extremistas que no reconocen y respetan los principios democráticos", tal y como expresó en un comunicado en el que recalcó que en su país existe "libertad no sólo para pensar y hablar, sino también para dibujar".
Por su parte, la Comunidad de Fe Islámica condenó el complot conocido hoy, porque "no sirven para el propósito que cada persona se tome la ley por su cuenta". En un comunicado, esta organización musulmana crítica con las caricaturas defendió las vías legales y apeló a la "razón de los políticos y los medios para no usar este miserable ejemplo para avivar las llamas o usarlas en su propio beneficio". "Nadie en Dinamarca merece vivir con miedo", agregó la nota.
Polémicas
Las caricaturas se publicaron en un principio sin apenas repercusión. Sin embargo, su reproducción fuera de Dinamarca despertó una ola de incidentes en el mundo musulmán, que considera ofensiva cualquier representación de Mahoma. En consecuencia, tres embajadas danesas fueron atacadas en distintos países y al menos medio centenar de personas murieron en los incidentes que se extendieron tanto por Oriente Próximo como por Asia.
El diario 'Jyllands-Posten' se defendió de las acusaciones esgrimiendo el derecho a la libertad de expresión, aunque lo cierto es que la publicación de las caricaturas dio inicio a una tensión latente entre Dinamarca y la comunidad musulmana. De hecho, varios jóvenes ya han sido condenados en el país europeo por planear atentados en su territorio, en parte como forma de protesta a las polémicas viñetas. No obstante, el editor del rotativo, Carsten Juste, ofreció su apoyo a Westergaard desde el primer momento, ya que, a su juicio, "es una desgracia que un hombre que hace su trabajo en el marco de la ley danesa, la ética periodística danesa y las tradiciones del periódico danés deba hacer frente a ser demonizado y a amenazas de muerte".