García de Paz actualiza el catálogo del patrimonio perdido en la provincia

27/08/2011 - 12:35 Emma Jaraba

 José Luis García de Paz asegura que una vez agotada la primera edición de este libro “sigue habiendo problemas, viejos y nuevos, con el patrimonio de Guadalajara”. De las 246 páginas de la primera edición se ha pasado a las 262 de la última. Así en esta ampliación y corrección de esta valiosa y documentada obra, García de Paz explica que “se han actualizado todos los items, se han eliminado dos - castillo de Embid y monumento funerario de Francisco de Eraso- y se han añadido otros, incluyendo una sección sobre patrimonio mueble”. Precisamente, en este nuevo apartado se aporta información sobre libros y artículos de orfebrería como la custodia de plata que Fray Pedro de Urraca donó a la iglesia parroquial de Jadraque pero que desapareció y actualmente se puede contemplar en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York; los libros de la biblioteca de los monasterio de los jerónimos de Lupiana que acabaron en la cuneta o los de la biblioteca de los Duques del Infantado, unos comprados por el estado para la Biblioteca Nacional y otros desaparecidos, entre otras curiosidades que se incluyen en este nuevo capítulo del libro. Entre los datos más relevantes a los que se refiere García de Paz al hablar del patrimonio desaparecido de los últimos años destaca el hecho de que “hayan dejado “caerse” la torre del Cuadrón en Auñón y que aún sigan sin atenderse los monasterios de Bonaval y de Mondéjar”. Al tiempo que asegura que este legado –en forma de edificios, bienes religiosos, civiles, de carácter industrial, libros o artículos de orfebrería- continúa desapareciendo porque no se valora “lo que no se valora, no se conserva: por ejemplo el portegao de Labros”. Además insiste en que “allí donde no hay población, los desaprensivos roban y los monumentos se caen, como ejemplos valen Chilluentes, Querencia...”. Por esta razón, el profesor e investigador asegura en la introducción que su deseo es que los lectores “se den cuenta del valor que para nosotros y para nuestros hijos tiene aquello que se encuentra a su lado, en su villa de residencia, y a lo que quizá no han prestado atención, que no sea para ustedes solo “piedras rotas” o “pinturas sucias”. El autor reconoce que en los últimos años Internet se ha convertido en una importante herramienta de ayuda “para conocer lo que se subasta y lo que se muestra en las webs de los museos americanos”, pero también se convierte en indispensable la aportación de sus lectores y su interés por preservar el patrimonio provincial. Precisamente gracias a esta aportación “sabemos que un fragmento del artesonado del Infantado esta en el museo nacional de escultura de Valladolid”. Para el editor y cronista provincial, Antonio Herrera Casado, 'Patrimonio desaparecido de Guadalajara es un libro optimista': “a pesar de su título y de todas las apariencias. Porque si sus páginas están llenas de historias de atentados, destrucciones robos y pillajes, la conclusión que saca el lector es que todo eso pertenece al pasado, y que hoy ya sería imposible que tamañas barbaridades volvieran a repetirse”. La confianza es que en una nueva edición vayan desapareciendo referencias, misión que García de Paz seguirá desarrollando como “guardián del patrimonio”.