Gerona: judíos, moros y cristianos en el Medievo

16/11/2011 - 11:56 Agencias

Lo primero que sorprende al viajero que se acerca hasta Gerona es la cantidad de espacios y ambientes que le ofrece una ciudad repleta de tradición e historia. La ciudad de "Gerunda" fue fundada por los romanos hacia el siglo I a.C. Desde entonces no ha dejado de erigirse en centro de intercambio cultural y comercial. Este carácter comercial apareció especialmente durante la Edad Media convirtiéndose en una de las ciudades paradigmáticas en cuanto a la mezcla de culturas. Estuvo habitada por los judíos que dejaron su impronta y su cultura impregnada en las murallas y calles.

También tienen una gran presencia las zonas verdes que rodean la ciudad y el río Ter que observa a Gerona desde la distancia, y el Oñar que la atraviesa. La Devesa podría considerarse la representante de estos espacios naturales con unas cuarenta hectáreas de extensión donde poder disfrutar de la naturaleza con las más variadas especies vegetales sin alejarse de la ciudad. El río Ter baña lugares tan mágicos como la Isla del Ter, donde abundan diferentes especies animales y la tranquilidad es envidiable. Lo mismo sucede en el bosque de Palau: el viajero que se acerque a pasear entre los árboles de sus diez hectáreas encontrará la serenidad y la magia de este bosque tan cercano. Pero Gerona es mucho más.

Para empezar el recorrido baste ir hacia el llamado "call", la judería. Allí, además de las características especiales que guardaban todos los barrios judíos como sus estrechas y envolventes calles, se puede contemplar los baños, los restos de las dos sinagogas que estuvieron cumpliendo su función hasta la expulsión de los judíos del país en 1492 y otras construcciones de una sociedad que acabó apartada del resto.

El recorrido por la judería se puede realizar a través de visita guiada y completada con una visita al Museo de la Historia de los Judíos. De esta manera se puede comprender la forma de vida, las relaciones con la comunidad cristiana, su vida privada, la religión y las tradiciones de un pueblo cuya historia, al menos en Gerona, nunca desaparecerá ya que su espíritu vive aún en calles como la de La Força que vertebra todo el barrio.

La muralla

La muralla de la ciudad fue construida en la Edad Media y desde entonces ha sufrido varias remodelaciones debido a los asedios y guerras que las han deteriorado. Dentro de ella, se puede observar un pedazo de vía romana que unía a Gerona con Tarragona y a esta con la mismísima Roma. Actualmente se encuentra restaurada prácticamente en su totalidad y bien vale una visita para recorrerla. El recinto que cubre esta construcción es el casco antiguo o Barri Vell, donde se encuentra la judería, la catedral y casi todas las maravillas monumentales que guarda celosamente Gerona. Desde sus muros se puede observar todo el casco y el paseo por ella es un ejercicio muy recomendable ya que se presenta como el mejor mirador para observar la localidad en todo su esplendor

Los baños árabes

Si la presencia judía es importante, la árabe no lo fue menos y por ello se construyeron en 1194 unos baños públicos cuyo estilo es románico aunque se imitó la arquitectura árabe con estructuras califales que se han mantenido a lo largo del tiempo a pesar de que en el siglo XVII se instalaron entre sus muros las monjas de la orden de Santa Clara, que aprovecharon la estructura de los baños para convertirla en una lavandería con despensa y cocina. Las salas de estos baños árabes -nombre que se popularizó en el siglo XIX- ofrecen una amena visita que devuelve al visitante también a la Edad Media, pero en este caso a la cultura musulmana. Están muy cerca de la muralla.

La arquitectura civil

Al margen de todas las bellezas que se levantaron en el pasado de esta ciudad, el trazado urbanístico ofrece perlas al aire libre que no pueden dejar de ser visitadas si se desea conocer el ambiente de Gerona. Una de ellas es la plaza de la Independencia, que se encuentra en la ribera del río Oñar y que se concibió en el siglo XIX. Se trata de un espacio porticado que guarda en su interior la estatua de los defensores de Gerona durante la guerra de la Independencia contra las tropas francesas.

La Rambla de la Libertad, además de ser la entrada hacia la magia del casco antiguo gerundense, recuerda a los mercados que se organizaban y que revitalizaban la actividad comercial y gremial de la ciudad. También las calles cercanas a La Rambla recuerdan a los antiguos gremios con nombres como la calle Mercaderes, Argenteria o Platerías y un sinfín de calles más.

Gerona es una ciudad tan especial que hasta sus casas conquistan. Así sucede con las situadas cerca de la antigua muralla que fueron construidas en el siglo XIX y pintadas con una variedad cromática en tonos pastel que ofrecen un toque de luz y colorido a los serios muros del pasado más remoto.

La catedral

Si hay algún monumento representante de la arquitectura religiosa de la ciudad es su preciada Catedral con una impresionante mezcla de estilos, que también es de construcción medieval. En diferentes elementos arquitectónicos se pueden observar el gótico, el románico, el barroco y el renacentista. El barroco aparece en las escalinatas y la fachada mientras que la nave central, una de las más grandes del mundo, es gótica. En su interior, que se muestra impresionante por su amplitud, se conservan diversas obras pictóricas y escultóricas, donde destacan las composiciones barrocas de sus retablos.

Otro de los elementos a destacar es la llamada Torre de Carlomagno. Es un campanario de estilo lombardo y es lo único que se conserva en perfecto estado del estilo románico. Junto con este campanario, llama la atención el claustro de la catedral que se ha fechado en el siglo XII y guarda como curiosidad las escenas laborales de los maestros trabajadores de la piedra, algo nada habitual.

La Iglesia de Sant Feliú

Esta iglesia también presenta como la catedral, una mezcla de estilos. Mientras la planta es típicamente románica, las bóvedas que rematan la construcción son de estilo gótico y también contiene elementos barrocos. Sant Feliú, la iglesia más antigua de la ciudad, guarda un conjunto de sarcófagos precristianos y el Cristo yaciente de Aloi de Montbrai, digno representante de la escultura gótica catalana.

Sant Domènec y Sant Pere

Otro de los edificios construidos durante la floreciente Edad Media gerundense es el edificio de Sant Domènec. Con un estilo gótico muy depurado y sobrio, este convento medieval se alza en la plaza del mismo nombre. Actualmente acoge a la Facultad de Letras de la Universidad de Gerona.

Debido al crecimiento de la ciudad durante la Edad Media por su gran actividad comercial, comenzaron a surgir nuevos barrios que requerían sus templos de culto. Es el caso del barrio de Sant Pere, donde se construyó no sólo una iglesia sino también un claustro. Destaca del conjunto una de sus capillas de corte románico, la de Sant Nicolau, que es de una elegancia que encandila al visitante. En las dependencias del conjunto se encuentra el Museo Arqueológico de Cataluña que muestra los vestigios de los antepasados y que explican los hechos que acaecieron así como las tradiciones catalanas.

Ciudad de los Museos

Gerona tiene una cantidad de monumentos, especialmente de la época medieval, que se empeñan por conservar, pero además cuenta con una gran cantidad de museos. Además del Museo Arqueológico de Cataluña, el amante de los museos podrá encontrar hasta cuatro más. Uno de ellos, es el los Judíos. También se puede encontrar el de la Catedral, que muestra los tesoros del arte cristiano medieval. Para conocer en profundidad Gerona, lo más recomendable es visitar el Museo de Historia de la Ciudad donde se recorre de manera amena su historia desde la prehistoria hasta la actualidad. Se encuentra en el Barri Vell dentro del antiguo convento de los capuchinos. No todo es historia y para los cinéfilos, el Museo del Cine muestra artilugios y curiosidades del séptimo arte.